Alejandra G. Remón (Calahorra, La Rioja, 1985) publicó el pasado 26 de mayo su último libro, A pesar de todo, te pienso (Lunwerg). Una novela epistolar en la que sus protagonistas, Gonzalo y Martina, se envían correspondencia sin tener apenas conocimiento el uno del otro, salvo un único encuentro en una reunión con amigos. A Cuando nadie mira (2017), Todas aquellas veces y otros asuntos pendientes (2019), se le une A pesar de todo, te pienso, siendo esta su primera ficción.
La sensibilidad de Alejandra G. Remón la vemos en todas las páginas de A pesar de todo, te pienso. En los diseños, en las tipografías escogidas para cada personaje y, sobre todo, en la trama de la historia. En un momento en el que la vida, y más aún las relaciones, van a un ritmo frenético, en A pesar de todo, te pienso, podemos pararnos a reflexionar. Aplicaciones para encontrar pareja, relaciones cortas y unas redes sociales que cada vez nos sugestionan más a la hora de relacionarnos se cuecen a fuego lento en este libro. Incluso los propios protagonistas le ven encanto a la relación que comienzan a establecer. Las prisas por enamorarnos se quedan a un lado en una obra en la que las palabras se anteponen a la distancia.
Sello de esta riojana es la intensidad que transmiten sus textos, en los que cada uno tiene una puntilla, una palabra o una frase que te dejan enganchado para la próxima página. Es cierto que esta intensidad provoca que sea un libro de lectura lenta, pero, como la relación epistolar de Gonzalo y Martina; esto es otro de sus puntos fuertes. Es un libro para leer pausadamente para no perdernos ningún detalle, ni del diseño que lo acompaña.
Visualmente es una obra única. Para diseñarlo, Alejandra G. Remón ha estado mano a mano con diseñadores y figuras de la moda. El espíritu creativo de la autora hemos podido verlo en sus redes sociales y en sus diferentes trabajos, y en esta, ha llegado a una sensibilidad extraordinaria. Los colores pasteles, las flores secas… hacen de A pesar de todo, te pienso un feed perfecto para la autora.
Además de esto, por si no fuera suficiente, el arte del libro va acompasado con la historia. En los momentos más crudos de las cartas, el diseño se va adaptando a la narrativa y nos muestra sobres resquebrajados, hojas con apenas detalles, que hacen representación a ese abismo que se abre en cierto momento entre sus protagonistas.
Alejandra G. Remón tiene un gusto exquisito, y es algo que se ve más que materializado en esta obra. Entramos en un mundo íntimo de dos personajes que se seducen a través de las palabras. La intensidad que le rodea se ve acompañada por elementos que, sin duda, para los amantes del diseño, les van a parecer el broche de oro.