Pilar Alcalá: “Para mí no hay un objeto más bonito en el mundo que un libro”
Hablamos de Callada está la tarde
Recientemente ha publicado su tercer poemario, Callada está la tarde (Anantes). Un verso del poeta sevillano Onofre Rojano la ha inspirado para el título de la obra, a la vez que sirve de introducción a un conjunto de poemas reposados, personales, íntimos, regados de nostalgia, con la tarde como centro de atención de un lector que asiste, a través de siete capítulos (Tiempo, Lluvia, Nubes, Ausencia, Silencio, Sombra y Pájaros), al sincero y bello recorrido sentimental de Pilar Alcalá. Porque como ella dice: “Escribir poesía es crear belleza con la palabra”.
Un verso de Onofre Rojano es la inspiración para dar título a tu tercer poemario, Callada está la tarde. La elección es perfecta porque nos invita a entrar en una obra personal y, a la vez, cargada de melancolía, la que la tarde nos regala con su luz y espíritu nostálgico.
La tarde es la parte que más me gusta del día. Yo buscaba un título para el poemario y no lo encontraba. Soy muy mala para titular. De hecho, mis poemas no llevan nunca título. Y de repente me tropecé con un poema de Onofre Rojano que se titula Del que espera la tarde, y cuando leí “Callada está la tarde…”, me dije “no tengo nada más que pensar”. Éste es el título de mi libro. Lo que pasa es que este poemario he tardado en escribirlo cinco años. Hay mucho de mí en él. En esos cinco años han pasado muchas cosas. Y también he tardado ese tiempo porque soy muy reacia a publicar. Quienes me conocen lo saben. Le tengo mucho respeto a la poesía. Y cuando publicas algo tienes que estar muy segura de que es algo mínimamente decente. No se puede publicar cualquier cosa.
Callada está la tarde nos habla de la nostalgia, del dolor…
Es que yo soy muy nostálgica. Y muy melancólica. Y me parece que son unos sentimientos maravillosos.
Pero parece que están mal vistos, ¿no?
Sí, sí. Hay gente que me lo dice. Y yo pregunto qué tiene de malo ser melancólico. La melancolía no tiene que ser negativa. Muchas veces es echar de menos algo, y cuando ocurre eso es porque con eso has sido feliz. A las cosas malas no las echas de menos.

Fotografía de Patricia del Zapatero
¿Qué te dice la tarde?
Me gusta la tarde. Sobre todo su luz. Es elegante, sosegada. La del amanecer la veo muy descarada. Es muy chillona. Incluso, hortera (risas). De la luz de la tarde, sobre todo, lo que me gusta es cuando se refleja en los edificios, en las piedras, ese tono miel que refleja cuando se está yendo. Me parece una de las cosas más bonitas que se pueden contemplar.
Has dividido el poemario en siete capítulos, con la tarde como protagonista, pero desde distintos puntos de vista y naciendo desde tu interior, de ti misma. Al leer los poemas da la sensación de encontrarte en un balcón o en una ventana viendo pasar por delante cuantos sentimientos transmites.
A veces sí. Como he dicho, en estos cinco años que he tardado en escribir el poemario me han pasado muchas cosas, desde un cambio de casa. Y ahora cuando me siento a escribir tengo una ventana por la que veo a la Giralda, la parte de arriba. Y hay unos edificios donde veo reflejada la luz de la tarde. Y miro por la ventana y soy capaz de quedarme embobada durante cinco minutos. El orden del poemario ocurrió al final. Lo pensaba publicar, si decidía hacerlo, por orden de creación, cronológicamente. No pensaba sacarlo, pero un día una amiga, después de la presentación de un poemario de un amigo común, Tomás Sánchez, me preguntó cuándo iba a publicar. Insistió mucho para que le mandara los poemas, se los mandé, y me animó mucho a publicarlos. Lo envié a Anantes porque tenía muchas ganas de publicar con esta editorial. Y esta amiga, Anabel, me propuso ordenar los poemas dividiéndolos por temas y no por orden de escritura. Y me gusta. Entonces, con la tarde como tema principal, lo hice así.
¿Por qué Onofre Rojano tiene una presencia tan destacada en Callada está la tarde?
Sí, salta a la vista que es un homenaje a Onofre Rojano. No sólo el título es suyo, sino que cada capítulo va precedido de una cita de ese poema que me encontré de él. Es un poeta al que admiro muchísimo. Le tengo mucho cariño. No está lo suficientemente valorado en Sevilla. Empezó a escribir muy joven y tiene publicados unos 40 poemarios. Tiene varios premios de muchas ciudades de España. No sé por qué no está mejor considerado en su ciudad. Últimamente he coincidido con él. Y ya tenemos una bonita amistad. Le escribí el prólogo del penúltimo libro.

En poesía, lo más importante es emocionar. Si leo un poema y no me emociona no me sirve, por mucho que sea una maravilla formalmente.
Pilar Alcalá, autora de Callada está la tarde.
Has mencionado las dudas que has tenido para publicar el poemario. ¿Ha sido por temor a las reacción de los demás o por pudor a la hora de hablar de ti?
Cuando escribes siempre hay algo de ti. Pero el miedo a publicar por los demás no ha existido nunca. No me importa lo que se opine de mí. Nunca me ha importado y a mi edad, menos todavía. Pero no es miedo, es respeto a la poesía. Soy lectora desde niña. Y desde muy jovencita leo poesía. Me daría vergüenza publicar algo que no fuera digno. Tienes que estar seguro de hacerlo bien. Y has de aportar algo. Lo que temía era no poder hacerlo. Pero creo que todos los poetas hablamos de lo mismo, de la tarde, del amor, de la muerte… Lo que pasa es que cada uno pone su punto de vista. Todo en poesía está dicho. Lo que no está dicho son los modos de decirlo. En poesía, lo más importante es emocionar. Si leo un poema y no me emociona no me sirve, por mucho que sea una maravilla formalmente. Hay personas que dicen que lo que no tenga rimas y métrica no es poesía. A mí me parece que no. La poesía es algo más. Últimamente, casi todo el mundo escribe en verso libre. La poesía rimada, cada vez me gusta menos. Me siento encorsetada. ¿Por qué tengo que cumplir unas reglas? Si para expresar lo que quiero decir me siento mejor con el verso libre. Y el verso libre no es fácil, a pesar de lo que muchos creen. Tú mismo le tienes que dar ritmo y música al poema.
Callada está la tarde, entre otras cosas, habla también del pasado, ¿de tu pasado?, ¿de tus vivencias?
Claro, sí, sí. Es un libro de nostalgia, que habla de los recuerdos. Yo vivo de ellos. Porque a mí me encantan. Es un poemario en el que la tarde es todo, el dónde, el cuándo, el cómo y el porqué. Pero dentro de esa tarde pasan muchas cosas. Y ahí están los recuerdos, la nostalgia, el dolor… Ya digo que en cinco años han pasado muchas cosas. Me cambié de casa, tuve dos operaciones, vino la pandemia, murió mi padre, de repente, en lo peor de la pandemia. No murió de covid pero fue en unas circunstancias muy duras. Estuvimos solos, sin consuelo de nadie. Lo llevaron al tanatorio y allí se quedó. A mi madre la operaron dos días después de morir él, a vida o muerte. Aquí está todo eso. Nunca nombro a la pandemia. Además escribí muy poco en ese tiempo, lo hice después. Estaba tan bloqueada que no podía. Pero en este libro están todas esas vivencias. Ese sufrimiento y esa angustia. El año 2020 fue terrible para mí. Los últimos 15 días de la vida de mi padre no los disfruté porque estábamos confinados. No le veía, sólo hablaba por teléfono con él.


Fotografía de Patricia del Zapatero.
Y todo eso lo vuelcas en un poemario pero de manera sutil, transmitiendo lo que sientes pero sin decirlo de una manera explícita, mediante la poesía.
Claro. La poesía no es narrativa. Para eso están las novelas. La poesía es para contar las cosas disfrazándolas. Escribir poesía es crear belleza con la palabra. A mí me ha gustado leer desde pequeñita. Con cinco años ya sabía leer perfectamente. Mi madre fue maestra y me enseñó. Para mí no hay un objeto más bonito en el mundo que un libro. De niña, me gustaban los juguetes, claro, pero para mí donde estaba un libro no estaba nada. Se trata de jugar con las palabras para crear cosas hermosas.
¿Cómo fue el proceso de edición del poemario con Anantes?
Se lo envié en julio de este año. Me dijeron que sí, pero que si se sacaba era mejor que fuese para la Feria del Libro de Sevilla (celebrada recientemente). Y que íbamos muy justos. Por eso les tengo que estar eternamente agradecida porque se dieron unas prisas tremenda para maquetarlo, para que estuviera en la fecha prevista. Además se han cuidado mucho los detalles.
La portada es preciosa.
Siempre digo que es lo mejor del libro. Refleja muy bien lo que he querido transmitir con los poemas. Esa luz del cuadro, que es la de la tarde. Este cuadro es de uno de mis pintores favoritos, y se titula Mujer preparando té. Y está el colofón, dedicado a Bécquer. La portada la ha hecho Manuel Pichardo.

“Que siga haciendo daño el tiempo,
sin prisas, con deleite; que sigan
las horas horadando mi carne,
que hagan de ella un dolor afilado
en el aire último de la tarde”.