Paul Pen: “Todos vivimos en nuestro propio sótano; nosotros nos ponemos los límites”
Nos habla sobre 'El canto de los grillos'
Paul Pen regresa con El canto de los grillos (Plaza & Janés), la continuación de El brillo de las luciérnagas, una novela que ha marcado a miles de lectores. El autor reflexiona para Gatrópolis sobre los dilemas morales, la construcción de personajes y cómo todos, de alguna manera, vivimos encerrados en nuestros propios límites.
¿Cómo nació la “familia sin nombre”?
Me gusta ese apelativo. Nadie me lo había dicho. Lo primero que nació fue el niño. Me imaginé qué sentiría un niño que hubiera vivido toda su vida encerrado en un sótano. Siempre tuve claro que la historia la contaría él, con su punto de vista tierno e infantil, aunque la historia fuera turbia. A partir de ahí, inventé la familia y tejí una sucesión de catastróficas desdichas.
¿Por qué ha tenido que pasar tanto tiempo entre una novela y su secuela o continuación?
Cuando terminé El brillo de las luciérnagas en 2012, la di por concluida. Aunque el epílogo, situado 15 años después dejaba la puerta abierta, no pensé en una secuela. Pero hace dos años, la novela empezó a encontrar nuevos lectores y regresó a mí. Volví a pensar en los personajes. Sentí que podía dar respuesta a lo que quedó abierto y añadir nueva información. Surgió de forma muy natural.
¿Cómo fue el proceso de continuar la historia?
Quería que fuera una novela continuista, no solo una continuación. Que desde la primera frase el lector se sintiera en el mismo universo. De hecho, la primera de El canto de los grillos imita a la de El brillo de las luciérnagas. Sentí vértigo al principio, respeto por tocar una historia tan querida, pero al escribir me sentí cómodo. Ahora no imagino que exista solo una.
Fotografía de Andrea del Zapatero
Sentí que podía dar respuesta a lo que quedó abierto en el El brillo de las luciérnagas, y añadir nueva información
Paul Pen, autor de 'El canto de los grillos'
¿Qué papel juega el dilema moral en la historia: hasta qué punto una familia puede ocultar por amor algo tan bestial como lo que hace uno de sus miembros?
Es lo que vertebra la novela. Los personajes hacen cosas terribles motivados por razones nobles, como proteger a un hijo. Me interesaba ese contraste. ¿Hasta dónde puede llegar una familia por defenderse? ¿Qué es lo correcto? Todos los personajes se enfrentan a dilemas morales. Son responsables, pero podrían haber sido normales. Los desquician los acontecimientos.
¿Qué simboliza el sótano en la historia?
Es una metáfora. Todos vivimos en nuestro propio sótano. La mayoría de las personas pasan su vida en la misma ciudad, con los mismos límites. El niño acepta su sótano como su mundo. Para otros, el límite es la familia, el nivel socioeconómico… Me gustaba ese contraste entre la belleza y el horror, la ternura y la oscuridad.
¿Cómo has trabajado unos personajes tan peculiares?
Para mí son lo más importante. Quiero que todos sumen a la historia. Por eso viven en un faro, por la simbología de la luz en la oscuridad. Los personajes conectan emocionalmente con el lector. Ellos hacen memorable una novela. Intento que se queden con el lector, que estos no se olviden de ellos al cerrar el libro.
