El poeta y director conservador del Real Alcázar de Sevilla, Joaquín Romero Murube, ha recibido el merecido reconocimiento dentro del primer encuentro de las recuperadas Tertulias en la Casa del Asistente Olavide. Ello, en el marco del 50º aniversario de su muerte.
Una selección de los poemas de Joaquín Romero Murube ha sido recitada por parte de diez autores y periodistas sevillanos durante un acto organizado por el Real Alcázar de Sevilla (en el Salón del Almirante, previa visita al Patio del Asistente) a iniciativa de su alcaide, Manuel del Valle, y que ha sido presidido por el delegado municipal de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz.
Sevillano ilustre
Joaquín Romero Murube nació en Los Palacios y Villafranca (Sevilla), 18 de julio de 1904 y falleció en la capital andaluza el 15 de noviembre de 1969. Articulista y poeta de la Generación del 27, fue director-conservador del Real Alcázar de Sevilla desde 1934 hasta su muerte. Entre su legado de obras en ensayo, poesía y novela encontramos Pueblo lejano, Lejos y en la mano, Discurso de la mentira, Silencios de Andalucía, En el aire de Sevilla, Sevilla en los labios, Los cielos que perdimos, Siete Romances, Prosarios, Sombra apasionada, La canción del amante andaluz, La tristeza del Conde Laurel o Hermanita amapola.
Bajo el título Joaquín Romero Murube, poeta mayor de Sevilla, este encuentro ha contado con la participación de Aquilino Duque, Joaquín Caro Romero, Jacobo Cortines, Juan Lamillar, José Julio Cabanillas, Luis Sánchez-Moliní, Eva Díaz Pérez, José María Jurado, Alberto García Reyes y Victoria León, quienes como se ha dicho, han recitado una selección de su obra poética.
El asistente Pablo de Olavide
Pablo de Olavide fue enviado por Carlos III a Andalucía para acometer proyectos de colonización en la región. Se instaló en el Real Alcázar en 1767, donde este escritor, jurista y político organizaba frecuentes tertulias literarias ilustradas, que abordaban también otras cuestiones relacionadas con la ciudad y Andalucía. El asistente real Olavide se alojó en dependencias que hoy conocemos como el Patio del Asistente, de galerías de madera soportadas por columnas de mármol y cuyas obras de restauración culminaron hace tres años.