Un artesano de la palabra
Con más de 500 canciones, interpretadas por él mismo o por otros y otras artistas, José Luis Perales (Castejón, Cuenca; 18 de enero de 1945) es uno de los más grandes y prolíficos músicos de todos los tiempos en nuestro país. En el pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla se estrenó una película, El autor, de Manuel Martín Cuenca, cuya banda sonora es obra suya y de su hijo Pablo (como reza el dicho popular, de casta le viene al galgo). El propio director del film reconoció a Gatrópolis su admiración por el conquense y el acierto de su decisión de contar con él para su último trabajo: «A mí, Perales siempre me ha parecido un excelente compositor. Canciones como ‘¿Por qué te vas?’, de Jeanette, que la usó Saura en su película; o ‘Un velero llamado libertad’… Además me ha parecido un compositor para llegar al corazón de la gente, directo, sencillo, honesto… un gran compositor de música popular, en el mejor de los sentidos posibles», declaró.
Una historia rural
Ahora, José Luis Perales está promocionando su libro La hija del alfarero (Penguin Random House Grupo Editorial España), en librerías desde el 23 de noviembre, porque el de Castejón también está dotado por las musas para la literatura. No es de extrañar, pues hablamos de alguien que en sus canciones construye pequeñas historias llenas de intensidad. En realidad, se trata de su segunda novela, pues el 26 de noviembre de 2015 publicó La melodía del tiempo.
Se trata de una especie de homenaje a su tierra: «La idea es hacer una trilogía del mundo en el que nací, crecí y que conozco muy bien. Tengo mucho que contar de la época de mi infancia, de un modo de vida casi olvidado que recuerdo con cariño», ha explicado el ahora escritor. Y en este caso de La hija del alfarero, hablamos de «la conmovedora saga de una familia dividida por la lealtad al pasado y la esperanza en el futuro». Según la sinopsis de la editorial, «Brígida y Justino viven en El Espejuelo, un pueblo de Vallehondo, junto con sus dos hijos adolescentes: Carlos y Francisca. Mientras Justino le enseña a Carlos el oficio de alfarero para que le ayude en el tejar, Francisca se rebela, abandona a su familia y huye a la ciudad, donde encuentra trabajo en un hotel del puerto. Pero las cosas distan mucho de salir como esperaba cuando el dueño, un hombre casado y con hijos, se fija en ella. A través de las vidas de Francisca, Carlos, Justino y Brígida a lo largo de los años, el lector es testigo de un emotivo y apasionado relato sobre las consecuencias de nuestros actos y el sacrificio necesario para alcanzar los propios deseos».