Dentro del seguimiento que Gatrópolis le está haciendo a la celebración del IV centenario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, hoy puede informar a sus lectores de que el próximo martes 12 tendrá lugar un nuevo encuentro con el recuerdo del genial pintor sevillano. En esta ocasión vuelve a ser la literatura la que ofrezca otra aportación a una efemérides que está siendo sumamente gratificante. Será presentada la novela Murillo, el mago sevillano del pincel, de Antonio Cavanillas de Blas, quien nació en 1938 y en la actualidad ejerce de escritor a la par que disfruta de una merecida jubilación tras una intensa trayectoria profesional como cirujano. El encuentro será en la Casa de Murillo, sita en el número 8 de la sevillana calle Santa Teresa. Dará comienzo a las 20:00 horas, contará con la participación de María Fidalgo Casares, doctora en Historia del Arte, y estará organizado por La Esfera de los Libros y por Año Murillo.
Antonio Cavanillas de Blas ha publicado obras como El Médico de Flandes (Plaza&Janes), El León de Ojos Árabes (Grijalbo), El prisionero de Argel: Las andanzas del autor del Quijote (Grijalbo), El Cirujano de Al Andalus (La Esfera de los Libros), El Último Cruzado (Planeta México), Harald el Vikingo (La Esfera de los Libros), La Desposada de Flandes (Áltera), La Dama del Armiño (Click Ediciones) o El Arquitecto (Zafiro).
Murillo, el mago sevillano del pincel
La nueva obra de Antonio Cavanillas de Blas arranca en 1682, en Sevilla. Bartolomé Esteban Murillo nos cuenta su vida en primera persona, en una novela intimista que también nos permite disfrutar de la vieja Híspalis romana en el siglo XVII, de sus costumbres y forma de vida cuando era la ciudad más poblada del Imperio español, puerto de entrada y salida de la Flota de Indias, cordón umbilical que unía la metrópoli con sus inmensas colonias.
Así, Murillo nos habla de su formación como pintor -su obra se cotizó en vida del artista, dentro y fuera de nuestras fronteras, como la de ningún otro-, sus amores de mozo y su boda con Beatriz, el amor de su vida, o su amistad con Velázquez y Zurbarán. Murillo fue un gran sevillano, que, junto a personajes como el conde duque de Olivares, Justino de Neve o Miguel Mañara, sacaron a la ciudad de la postración en que se hallaba tras la dramática peste de 1649.