Editado por la editorial Almuzara, el martes 15 de noviembre a las 19:00h. en la sala Antonio Machado de la Fundación Cajasol (calle Chicarreros, 1, Sevilla) será presentado Flamencos. Viaje a la generación perdida, libro póstumo de Manuel Herrera Rodas. La obra reúne 35 entrevistas realizadas en la década de los 80 del siglo pasado a viejos cantaores, bailaores y guitarristas como Tío Borrico, La Gallina, Luis Maravillas, La Perrata, o Eduardo de la Malena, muchos de ellos hoy olvidados y que sin embargo son pilares fundamentales en la transmisión del arte jondo. Las entrevistas son al mismo tiempo un documento biográfico, artístico y antropológico de primer orden, en el que el lector encontrará una recreación de los ambientes flamencos de épocas pasadas. El libro se completa con una serie de fotografías de los protagonistas realizadas por el propio autor.
Han colaborado en la edición Fundación Machado, Fundación Cajasol, Fundación Blas Infante y Federación de entidades flamencas de la provincia de Sevilla.
El acto será presentado por Antonio Zapata, expresidente de la peña El Taranto y expresidente de la Institución social para la Tercera Edad de los artistas Flamencos (ITEAF) y en él intervendrá Carmen Herrera Romero, hija del autor de este imprescindible trabajo.
Manuel Herrera Rodas
Natural de Casariche, donde nació en 1937, Manuel Herrera Rodas falleció en 2020 en Los Palacios. A lo largo de toda su vida mantuvo el más alto compromiso con Andalucía y con sus gentes y, de manera especial con el flamenco, dedicándole su tiempo y su esfuerzo de forma participativa, ya fuera incorporando a sus alumnos a esas tareas en el colegio que dirigió durante décadas, o a los artistas, intelectuales y compañeros en campos diversos de la cultura. En ese clima, vio la luz la revista Sevilla Flamenca, de la que fue creador, articulista y director hasta su número 100; Andalucía, alfares y cerámica, exposición, inventario y publicación realizados con los jóvenes de su centro escolar; A la sombra de la Alameda, vida y obra de Eduardo de la Malena; Andalucía: tierra hombres y afanes; Del flamenco a todas las músicas (libros de textos para todas las etapas de Educación Infantil y Primaria).
Con ese talante, confeccionó el elenco de alfares de toda Andalucía, dirigió y levantó la peña El pozo de las penas, impulsó la creación de la Bienal de Flamenco, que más tarde dirigió a lo largo de tres ediciones, dotándola de las características que la han convertido en un evento mundial, dirigió el ciclo Conocer el Flamenco de la Fundación Cajasol durante 29 ediciones ininterrumpidas, así como Los Jueves flamencos, también de Cajasol, durante los 19 años de su andadura, siendo la primera programación estable de Flamenco en la Ciudad de Sevilla. Creó la ITEAF, institución que fue decisiva para acabar con la desprotección económica y social de muchos artistas mayores, circunstancia que propiciaría el nacimiento de la presente obra, su último trabajo. Galardonado con la Cruz de Alfonso X en 1983, en 2021 fue declarado Hijo Adoptivo de Sevilla. El pregón de la XXI Bienal de Flamenco, pronunciado poco antes de su muerte imprevista, es un testamento sentimental que encierra su amor por el flamenco y Andalucía.
«No vamos a descubrir ahora que Jerez de la Frontera es un manantial del que han salido cantes y cantaores que hoy son parte esencial de la historia de este arte, ya universal, que nos define. Fueron muchos, como muchos fueron los que nacieron y se criaron en otros espacios singulares de nuestra geografía, donde se hacinaban gitanos, moriscos, andaluces de la periferia maldecidos por el hambre y la miseria…, como Triana, los barrios gaditanos y su bahía, el Perchel malagueño con la Trinidad, o los barrios del Sacromonte y el Albaycín granadinos. Y son ellos, todos ellos, en una fusión de razas y de culturas, los que dan nacimiento a unas músicas que son grandes de por sí.
Tal vez por esto, decidimos un día hace ya muchos años iniciar una serie de entrevistas con unos hombres y mujeres del mundo del flamenco que habían sido fundamentales en su tiempo, pero que, por las circunstancias políticas, económicas o sociales, la afición los había ido dejando aparcados en el rincón del olvido, sin otra cobertura que la caridad o la beneficencia municipal en su caso. Queríamos ser una especie de grito que, en boca de estos artistas, reclamaran el estatus que la sociedad y los estados debían a estos hacedores de arte, ya orillados de los habituales circuitos«.