Recordando a la película que en 1954 estrenara George Cukor con el título Ha Nacido una Estrella (A Star Is Born) y que protagonizaran Judy Garland y James Mason (revisada en 2018 por Bradley Cooper), podríamos decir que en diciembre de 2015 «nació un poeta», fecha en la que Juan Ramón Jiménez Simón decidió plasmar en poemas su yo íntimo. Con la publicación de La memoria del expreso no ha hecho sino confirmar cuanto decimos. Pero cabe preguntarse si uno no es poeta hasta que no publica o por el contrario lo es per se. Es decir, ¿ser poeta es una manera de pensar, de sentir, de vivir…? Como el interesado ha declarado en alguna ocasión, “es la poesía la que llegó a mí desde que nací, aunque no fui consciente de su seducción hasta la edad adulta”.
Valga esta pequeña reflexión para informar de que en la tarde del pasado viernes, Juan Ramón Jiménez Simón (Sevilla, 1972) presentó en el Centro Cívico Los Carteros de Sevilla un nuevo poemario. El mismo autor admitió durante su intervención que él «podría ser un poeta tardío», refiriéndose al origen de su vocación lírica. Pero también podría ser que siempre haya tenido alma de poeta; sólo que no traspasó la frontera de su intimidad hasta que, como decíamos anteriormente, “se dejó seducir por la poesía”.
También podría ser que la casualidad (o causalidad como comentó que prefiere decir) le descubriera así mismo esta vocación. Lo mismo que ha ocurrido con este nuevo poemario. Y es que la complicidad artística generada con su amiga Eva García Fernández ha permitido de manera inopinada unir dos pasiones en un libro: la de Juan Ramón Jiménez Simón (la poesía) y la de su compañera de aventura literaria (la ilustración). Los dos han sumado sus sentimientos, sus deseos, sus sensaciones, sus experiencias vitales; esas experiencias vividas como pasajeros de trenes desde que eran niños.
Una emotiva presentación
Y hablando de poesía y de recuerdos, la tarde-noche del pasado viernes será inolvidable tanto para Juan Ramón Jiménez Simón como para Eva García Fernández. Por un lado, porque han experimentado la vertiginosa experiencia de ver publicado un libro propio, de sentir que esos sentimientos tan íntimos que han acumulado durante años ya no son solamente de ellos; ya los han compartido con los demás: familiares, amigos, desconocidos… Se han vaciado, en definitiva. Por otro lado, porque ese ejercicio de exteriorizar y escribir sus vivencias les ha hecho regresar al pasado; a un pasado, a veces, agradable, a veces incómodo, pero al fin y al cabo, de ellos… y de su gente, de aquellos que aún les acompañan en el camino de la vida y de quienes ya tomaron una dirección opuesta.
La memoria del expreso es un poemario escrito por Juan Ramón Jiménez Simón e ilustrado hábilmente por Eva García Fernández que nace del interior de ambos para llegar a todos los lectores. Pero en su puesta de largo no estuvieron solos. Fueron acompañados por personas que quisieron estar con ellos, para arroparles. Y para tal cita estuvieron respaldados perfectamente por el editor de la obra, Alejandro Santiago (Editorial Nazarí) y el poeta y profesor de Literatura, el valorado Tomás Sánchez Rubio. Incluso hubo una sorpresa, puesto que se pudo visionar un vídeo del también poeta André Cruchaga, quien lamentó no poder estar in situ en la presentación de La memoria del expreso, pero celebró el nacimiento de esta obra. Precisamente, el salvadoreño ha escrito el prólogo del libro: “Puede encontrarse en el discurso poético de Juan Ramón Jiménez Simón una imantación por la palabra, una resonancia vibrante y luminosa del tiempo ido. Le ha dotado a su poesía de un ritmo especial y ello le permite no caer en el laconismo, ni en los excesos de la retórica. Por lo demás, comunica sus sentimientos y emociones con una indiscutible intuición de una realidad que le es propia. Su voz de hondo aliento resplandece en los umbrales de lo que perdura”.
El editor de La memoria del expreso destacó “el trabajo tan hermoso que ha hecho Eva García con las ilustraciones”, toda vez que lo entiende como “un diálogo entre el verso, el autor, su arte, y la ilustración”. Por eso valoraba positivamente la fusión de la capacidad artística de Juan Ramón Jiménez Simón y Eva García Fernández para crear “este poemario tan especial, pues pensamos no podía tener mejor compañía que esa charla artístico-literaria que imprimen sus imágenes”.
Una voz autorizada para avalar la obra poética de Juan Ramón Jiménez Simón es el profesor de Educación Secundaria y asimismo poeta, Tomás Sánchez Rubio, quien reconoció sin ambages “que el oficio de editor hoy en día es un oficio de valientes”, felicitando a la Editorial Nazarí por apoyar el nacimiento de una nueva obra. Resaltó un dato curioso de la biografía del autor de La memoria del expreso, que no es otro que el día en que nació: un 8 de septiembre, el posteriormente declarado Día Internacional de la Alfabetización.
En relación con La memoria del expreso, Tomás Sánchez Rubio declaró que es una obra que “me ha llegado al alma y me ha causado una grata sorpresa”. Por eso agradeció a Juan Ramón Jiménez Simón el haber “confiado en mí la primera presentación de su libro”. Sobre La memoria del expreso destacó, entre otras cosas, “el proyecto en común de Juan Ramón y Eva”, la relación que existe “entre el tren y la vida, algo que media entre lo eterno y lo temporal”, y que Juan Ramón Jiménez Simón lo haya plasmado “con el corazón en la mano”.
Los autores
Tanto Juan Ramón Jiménez Simón como Eva García Fernández, quienes se conocen desde hace una década, no pudieron ocultar la emoción que sentían ante un momento tan importante de sus vidas como la presentación de La memoria del expreso. La ilustradora reconoció que para la elaboración de su trabajo tuvo que regresar a su infancia. “Juan Ramón y yo hemos desenterrado emociones y como en un puzzle hemos encajado piezas”. Esa combinación de sentimientos y recuerdos ha desarrollado múltiples escenarios, como “la aventura de dos niños, de Juan Ramón y mía -prosigue-, la estrategia ferroviaria en sus raíles, la acción en movimiento de los trenes o roles que imaginamos en cada viajero o viajera, cada persona que está en la estación esperando…”. Así, admite que hay “grandes dosis de nostalgia en los 26 poemas que compilan este libro”. Lo que han vivido ambos por su parte ha sido combinado para exponer unos recuerdos comunes en vidas distintas como “los instantes de nuestra infancia, pues descubrimos que siendo niños recorrimos ambos el trayecto Sevilla-Alcázar-Sevilla en mil y una ocasiones. Yo, desde o hacia Barcelona, mi lugar de origen y destino; y Juan Ramón, para llegar a Villacañas, en la provincia de Toledo, donde le esperaba su tía Juli…”.
Por su parte, el poeta resaltó que en “todas las estaciones, en todos los rincones hay un niño que salta y que ríe; hay un niño que se asoma al cristal de un tren parado…”. “El tren y las estaciones -sigue- son una metáfora de la vida”. Admitió que su poemario “ha sido todo un ejercicio de sinceridad marcado por todo lo vivido y que ahora es vuestro”. Aprovechó la ocasión para agradecer a André Cruchaga el prólogo de su libro y para pedirle permiso al presentador del acto, a Tomás Sánchez Rubio, para utilizar “el título de uno de sus libros, Llegó el Ayer”, para afirmar que “con este poemario que presentamos vais a ver que llega el ayer procedente del ayer mismo, con destino a tantos finales que nos hacemos”. Juan Ramón Jiménez Simón concluyó su alocución dedicando su obra a su tía Juli, a quien recuerda “esperándonos, de mil modos, en la estación de Alcázar de San Juan para llevarnos a Villacañas”, y al padre de Eva García Fernández, “quien vertebró en su persona tantos viajes familiares, bajándose en la estación alcazareña”.
Fotografía de portada de Patandi.