Autor de obras como Sólo sentimientos (1987), La última voluntad de Dios, lo que la guerra olvidó (2005) o Fin de Siglo en un pueblo de Andalucía, Lora del Río (2014), el escritor y periodista Diego Delgado Díez ha publicado este año El niño de oro.
Natural de Lora del Río (9 de junio de 1962), Diego Delgado Díez ha querido homenajear y recuperar para el público mayoritario la figura de un paisano suyo: Don José Gonzalo Prieto García, conocido con el apodo que da nombre al libro.
El niño de oro (editado por la Asociación Espacio y Tiempo de Lora) es la crónica del orto y el ocaso de un loreño que amasó una gran fortuna con su actividad empresarial, alcanzando una importante notoriedad social, pero que se le escapó de las manos por mor del juego, lo mismo que su vida, finalizada en la pobreza y en soledad.
Don José Gonzalo Prieto García según narra Diego Delgado Díez, fue un ejemplo de industrial brillante, sevillano de Lora del Río, que vivió en el siglo XIX. Fue Hijo Adoptivo de su pueblo natal.

El autor
Si algo puede definir a Diego Delgado Díez es su talante polifacético. Como queda dicho, nació en la sevillana localidad de Lora del Río; para ser más exactos, en el antiguo Hospital de la Caridad. Su vida es digna asimismo de otra obra literaria. Fue el cuarto de seis hermanos, fruto del matrimonio de Dolores, de Constantina, y Jerónimo Diego, de Linares. Pasó toda su infancia y juventud en el barrio San José, en el seno de una familia humilde dedicada a las labores del campo. Durante muchos inviernos, toda la familia emigraba a tierras de distintos puntos de Andalucía para la recogida de la aceituna. A veces, las viviendas donde se alojaba carecían de los servicios más básicos como luz, agua corriente, retrete…, y una sola habitación debía ser compartida por hasta seis u ocho personas. Sin televisión, el pequeño Diego pasaba las horas escuchando la radio.
Una persona hecha a sí misma
Aprendió a leer y a escribir copiando los textos de las novelas de Corín Tellado que tenían sus hermanas mayores. Su padre le enseñó a poner su nombre, lo único que sabía escribir aquel hombre, y le regaló su primer libro, una novela del oeste de Emilio Salgari: En las fronteras del Far West.
Diego Delgado comenzó sus estudios en 1970 en el que fuera centro Ramón y Cajal, en el edificio que más adelante sería, entre otros, la Oficina de Empleo y luego el Centro Ocupacional. De ahí pasó a San José de Calasanz (de donde dependía aquel centro). Ahí le pilló la transición.
En 1977 inició la Formación Profesional Administrativa y Comercial. El alumnado lo eligió delegado de Centro durante tres cursos. Obtuvo el título de Oficial en 1984. Aquí escribió artículos en todas las revistas estudiantiles que se publicaron en el instituto, e incluso dirigió algunas de ellas.
Fue en ese periodo cuando entró en contacto con el mundo del periodismo. En 1980, junto a José González Carballo, Nicolás Navarro Solís y Enrique-Emilio Gómez Liñán, puso en marcha la revista deportiva Estadio que él mismo vendía “a la voluntad” en el descanso de los partidos que jugaba en casa el Lora C.F. Luego vinieron el Club de Vídeo de la Biblioteca Pública, la revista La Voz de Lora y la primera Radio Lora FM. Sería ahí donde consolidaría su afición y la convertiría por muchos años en su principal ocupación. Esa actividad radiofónica la compaginó en los 80 con trabajos nocturnos de disc-jockey en discotecas loreñas y en otras salas musicales de Carmona, El Viso y Tocina.
También colaboró periódicamente en medios como Radio Popular de Estepa, Diario ABC, Televisión Vídeo Muralla, Radio Marisma, Boletín Desarrollo Sostenible, Onda Cero Lora del Río, Lora TV, etc.

La ONCE
Diego padece una discapacidad visual severa provocada por el Síndrome de Crouzón, por lo que se afilió a la ONCE en 1991, donde empezó a trabajar en la venta de sus cupones en Sevilla.
Poco después trasladó su residencia a la también localidad sevillana de San José de la Rinconada, pero nunca abandonó la dedicación al periodismo ni la vinculación con su pueblo. Así, en 1995 compartió con Antonio Oliveros Rincón el nacimiento del periódico independiente mensual de Lora La Radio de Papel, en el que escribió ininterrumpidamente durante sus casi veinte años de existencia.
En 1999 obtuvo el título de mando intermedio de la ONCE, y cuatro años después fue nombrado director de la Agencia Administrativa de Lora del Río. Gracias, precisamente, a una de las ayudas culturales de la ONCE, publicó su segundo libro, tras Sólo sentimientos (1987), la recomendable novela La Última Voluntad de Dios, lo que la guerra olvidó (2005), finalista del certamen Nuestro modo de ver. De ahí pasó a ocupar la jefatura de la Unidad de Planificación Comercial de la Delegación Territorial de la ONCE en Andalucía, luego la dirección de la Agencia de Brenes y de nuevo la de la Agencia de Lora del Río. Antes de volver a ser trasladado a Sevilla, dejó publicada su tercera obra: Memoria fin de siglo en un pueblo de Andalucía, Lora del Río (Sevilla) 1975-2000, con portada de su esposa, Carmen García. Fue en 2015, el mismo año en el que entró a formar parte del Consejo Territorial de la ONCE en Andalucía, Ceuta y Melilla, órgano institucional del que sería su vicepresidente. Entre 2011 y 2019, además, ejerció la secretaría general de la asociación de afiliados de la ONCE en la provincia de Sevilla, con más de 2.500 socios y simpatizantes.
Ya jubilado, en 2020, y en plena pandemia del coronavirus, Diego Delgado pudo terminar por fin una obra literaria en la que llevaba trabajando desde hacía 22 años: El Niño de Oro.