Nadie en esta tierra
(Víctor del Árbol, 2023)
“Puede que esta novela sea el principio de un héroe que no podemos dejar de amar y de odiar. Quién sabe a dónde nos llevará el mar. Mi deseo es que remueva vuestras cenizas. Porque debajo sigue ardiendo, estoy seguro, la rebeldía”. Así introduce el escritor barcelonés Víctor del Árbol al que es su personaje principal de su, por ahora, última novela. Se trata del protagonista de Nadie en esta tierra (Ediciones Destino), un potente relato policial donde Julián Leal se nos presenta como un inspector de la policía enigmático, con un pasado que lleva a cuestas de la mejor manera posible, y un presente ¿y futuro? nada alentador.
“A los trece años maté a la primera de mis víctimas. Podría justificarme diciendo que se lo merecía, como todos los que vendrían después, pero el merecimiento es subjetivo. La respuesta a por qué hago lo que hago es mucho más sencilla: se me da bien hacerlo. Podría habérseme dado bien escribir y sería escritor, cantar y sería cantante, o hacer ceniceros de barro y tener contenta a mi madre, que los coleccionaba. Pero mato a gente por dinero y en ello he encontrado mi modo de estar en el mundo”. ¿Hay una manera mejor de presentar a un asesino? Víctor del Árbol exhibe su dominio de la psicología de los personajes en Nadie en esta tierra. Urde una trama en la que partiendo de un protagonista, Julián Leal, va creciendo y retroalimentándose hasta generar otros seres que atrapan al lector con la misma habilidad con la que lo han hecho a lo largo de los años otros muchos nacidos de su imaginario. Un asesino a sueldo, el descrito, un despiadado ser, un sicario conocedor de los más inverosímiles métodos para asesinar se asoma de manera pausada, al ritmo parsimonioso de quien ha de matar sin escrúpulos y a sangre fría; de quien disfruta y vive con y para el mal.
Dos narraciones se suceden paralelamente en la novela de Víctor del Árbol. Por un lado la que nos lleva por el camino insondable de Julián Leal desde su infancia en 1975 en una aldea gallega, donde se forja su personalidad atormentada, a la Barcelona de 2005, donde un hombre cansado, herido por la vida, enfermo, duda entre lo que es bueno y malo, lo que es correcto o incorrecto. Julián Leal es un héroe sin capa, sin brillo, aunque su aura deja entrever el valor de un policía justo. Por otro lado, un anónimo personaje, un sicario, se cruza en el camino del inspector de policía. Tanto, que aparece en demasiadas situaciones en las que la ¿coincidencia? hace que ambas vidas estén más unidas de lo que al primero le hubiera interesado. La alternancia en el narrador nos permite ver la realidad desde distintas perspectivas.
El viaje temporal al que nos invita Julián Leal desde su infancia a la actualidad y viceversa se va a transformar en otro viaje físico. El protagonista de Nadie en esta tierra coincidirá con su ayer y su presente; ambos le llevarán a su futuro. Y ahí, en ese recorrido conoceremos a los policías Virginia, Soria o al comisario Heredia, o nos encontraremos con el reencuentro de Julián Leal con sus amigos de la infancia, ahora adultos anclados en el ayer y con muchas heridas abiertas, como Carmen, Susana, Fouliña, Julián y Gregorio. Sus amigos, los que estuvieron en aquellos primeros años de una vida marcada por el trauma de la muerte de su padre.
Y es que el pasado nunca muere. En este sentido, en este cruce de caminos, Julián Leal se verá reflejado en el espejo de un chico, Chinchilla, víctima de los males que a él le han perseguido durante toda su vida y contra los que va a pelear.
El autor
Víctor del Árbol nació en Barcelona en 1968. En la nómina de novelas que ha creado podemos encontrar El peso de los muertos (Premio Tiflos de Novela 2006), El abismo de los sueños (finalista del XIII Premio Fernando Lara, 2008), La tristeza del samurái (Prix du Polar Européen 2012), traducida a una decena de idiomas y bestseller en Francia, Respirar por la herida (finalista en el Festival de Beaune 2014 a la mejor novela extranjera), Un millón de gotas (ganadora en 2015 del Grand Prix de Littérature Policière), La víspera de casi todo (Premio Nadal de Novela 2016), Por encima de la lluvia (2017), Antes de los años terribles (2019) y El hijo del padre (2021). En 2018 fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras de la República Francesa.