'Manuel Ríos San Martín: “La relación con los animales debe ser complementaria a la de las personas”'

Manuel Ríos San Martín: “La relación con los animales debe ser complementaria a la de las personas”

El autor nos habla sobre 'El olor del miedo'

El olor del miedo es la cuarta obra de Manuel Ríos San Martín. En ella da un giro a lo que habitualmente hemos leído sobre el thriller
Partiendo de la muerte violenta de una elefanta en un bioparc de Valencia, Manuel Ríos San Martín nos sitúa en una trama policíaca trepidante. Elena, una joven veterinaria, capaz de dar su vida por los animales, nos lleva a una profunda reflexión sobre la relación entre estos y los seres humanos. El olor del miedo (Editorial Planeta) es la cuarta obra de este escritor que da un giro plausible a lo que habitualmente hemos leído sobre el thriller.
¿Cómo es el olor del miedo?

(Risas). La verdad es que no lo sé. Desconozco cómo huele el miedo. He mirado por ahí pero no hay una respuesta razonable. Lo que está claro es que el miedo se nota, se capta. Los animales sí lo huelen. Para mí es un temazo el miedo. Es muy interesante. Ese es el que trato en la novela, claro. 

Además de dedicarle la novela a seres próximos a ti, haces un pequeño homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente. ¿Qué te supone alguien tan recordado como él?

Hay una generación a la que la figura de Félix nos llamó mucho la atención. Y es por varios motivos. Sabía mucho y lo contaba muy bien. Y tenía pasión por los animales. Hoy en día tenemos también mucha pasión por ellos pero nos falta un poco de conocimiento científico. Y eso trato en la novela, que de fondo ofrezca una divulgación entre científica y literaria. Que tengamos una visión de los animales más realista que la que vemos en los vídeos de Instagram, que hacen cosas preciosas todo el rato, pero son algo peculiar; no es lo habitual.

El olor del miedo es la cuarta novela, el cuarto thriller. En esta ocasión las víctimas son animales. Ello genera un debate sobre el uso del lenguaje, la prioridad del cariño hacia ellos, etc. En definitiva, se habla de seres vivos, de los animales y de las personas. La trama ha supuesto un giro en la novela negra, ¿verdad?

Es que los seres humanos también somos animales… Empezamos matando a una elefanta y no se sabe cómo acaba la cosa. Hay tanta novela policíaca, y es tan difícil llamar la atención, sorprender al lector con cosas nuevas que para mí era un reto. Cómo empezar una novela de una manera distinta, en la que el lector no entre en sus estructuras y esquemas habituales, y que le podamos sorprender desde el principio. Y que a partir de ahí, que la investigación tuviera unas características un poco más originales. Cuando se me ocurrió esta idea y con lo que me gustan los animales, me parecía un temazo. 

Manuel Ríos San Martín: “La relación con los animales debe ser complementaria a la de las personas”
Manuel Ríos San Martín: “La relación con los animales debe ser complementaria a la de las personas”

Fotografías de Andrea del Zapatero

Transmites de manera muy clara que en el siglo XXI aún hay personas que no ven a los animales como seres que sienten, que sufren… Incluso se usan palabras despectivas para referirse a ellos, ¿no?

Cada vez más, la gente es consciente de que los animales sienten. Hay que matizar que no es como nosotros. No tienen el cerebro de nosotros ni la capacidad de análisis nuestra sobre los sentimientos o las emociones, pero, evidentemente, sienten. Creo que cada vez hay más conciencia de ello con respecto a los animales. Lo que pasa es que es un proceso largo. Y a mí, por otro lado, lo que no me gusta tampoco es esa corriente que considera que lo estamos haciendo fatal, que todo es un desastre, que estamos acabando con la naturaleza… Los animales y la naturaleza son muy bonitos, vamos a conservarlos, pero sin sentirnos culpables. Vamos a disfrutar de todo esto. ¿Por qué no?

También se habla en la novela sobre la posibilidad de que haya personas a las que les importe más los animales que la vida humana… 

Claro, claro. Eso también me sorprende. He hecho algunas encuestas en Twitter preguntando qué vale más, si la vida animal o la humana, y no han estado muy claras las respuestas. Ha salido casi 50/50 (risas). ¡Hombre! A mí eso no me parece razonable. Una cosa es que cuidemos a los animales y otra es que los pongamos por encima de los humanos. Eso es hasta que pones un ejemplo concreto: ¿A quién quieres más, a tu madre o a tu perro? (Risas) Espero que sea a la madre. Pero ello no quita para que queramos mucho a nuestras mascotas. Son maravillosas y nos dan mucho cariño.

Cita textual:

Vivimos en una época en que todo va muy rápido. Nuestra mente se está haciendo más a una vida trepidante

Manuel Ríos San Martín
Alguien me dijo en cierta ocasión que en el momento en que se anteponga el amor a los animales al de las personas podríamos hablar de una sociedad enferma. Y no lo comentó por demérito de los primeros sino de los segundos. Igual el ser humano no está a la altura últimamente. ¿Qué te parece?

Sí. Pero yo haría una reflexión más profunda. ¿Qué buscas tú en el cariño? Los perros son fantásticos. Te dan cariño, ternura, fidelidad, pero intelectualmente te dan muy poco. Entonces, ¿no buscamos también una conversación apasionante sobre literatura, sobre fútbol? (Risas). ¿No queremos que se confronten nuestras ideas? ¿No queremos tener amigos que pongan en duda lo que pensamos? Hay cosas en las relaciones humanas que los animales no pueden sustituir. Si tu relación es solo con animales, te estás perdiendo un nivel intelectual importantísimo. Y emocional, también. Los animales están muy bien, y es verdad que sacan algo de ti que no te saca un ser humano. Pero no podemos prescindir de la relación entre humanos. Esta tiene un nivel mucho más profundo. La relación con los animales debe ser complementaria a la de las personas.

Hay algo que me ha llamado mucho la atención sobre el narrador. ¿Quién es? Por la manera de expresarse no logro saber si es un ser humano o un animal. 

Yo te diría que no es ni animal ni ser humano. Porque él no se sitúa nunca ni de un lado ni de otro. Él habla de la gente, de los animales. De hecho, cuando habla, dice “los animales hacen”, “los humanos hablan”… Nunca dice, “nosotros, los humanos”. El narrador no se coloca en ningún lado. Es un observador que mira desde fuera. No sabemos quién es. Pero me lo imagino como un observador científico que ha venido a este planeta, que analiza, y dice “¡qué raros son aquí, unos humanos y otros no!”. 

La novela, además de la trama propia de un thriller, nos ofrece ese punto de análisis que nos permite debatir. Eso es muy interesante.

Sí. Pero es un debate bastante emocional; no es frío. Es como visto desde fuera. 

Una de las protagonistas, cuyo nombre no vamos a desvelar para no romper la intriga, está obsesionada por la transmisión de sus genes para perpetuarse en futuras generaciones. Hablamos de algo que perturba a muchas personas y que genera muchos miedos.

Claro. Piensa que hace miles de años, millones, todas las especies, lo que han hecho ha sido transmitir los genes. Quien no los ha transmitido ha desaparecido. ¿Qué ocurre? Que por primera vez en esa historia de la vida hay una especie, que somos nosotros, que planteamos la duda siguiente: Yo quiero o no quiero. Y tenemos los medios y la inteligencia para transmitir los genes. Pero es una decisión que asumimos con mucha naturalidad y para mí tiene un punto impactante si observamos el árbol de la vida. Hay unos que no quieren, fenomenal. Que cada uno haga lo que quiera. Pero, para este observador externo, sería chocante que hubiera humanos que no quieran transmitir sus genes. Es una buena reflexión.

La novela tiene capítulos breves que facilitan una rápida lectura, un ritmo trepidante, que hace que todo ocurra en poco tiempo pero a mucha velocidad… ¿Ello obedece a una estrategía a la hora de crear y escribir?

Sí. Vivimos en una época en que todo va muy rápido. Nuestra mente se está haciendo más a una vida trepidante. En esta novela lo he asumido. Los capítulos son más cortos que nunca, más intensos. Hay dos tramos en paralelo. Eso va generando ritmo. Es una novela que crea ansiedad al leerla. Terminas un capítulo y quieres seguir leyendo otros más. Y al final te enganchas. Pero es algo que me sale natural. No lo tengo que forzar. Es una manera de escribir que me sale fácil.

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