'Lorenzo Silva: “La sociedad no mira a la prostitución, y cuando lo hace adopta un enfoque, patriarcal o paternalista”'

Lorenzo Silva: “La sociedad no mira a la prostitución, y cuando lo hace adopta un enfoque patriarcal o paternalista”

Nueva entrega de la inspectora Manuela Mauri

Lorenzo Silva y Noemí Trujillo cierran la saga literaria de la inspectora Manuela Mauri con una tercera entrega, La Innombrable.
Lorenzo Silva y Noemí Trujillo cierran la trilogía de las novelas sobre la inspectora Manuela Mauri (Si esto es una mujer, 2019; La forja de una rebelde, 2022; y La Innombrable, 2024, Destino). Aunque como advierte el escritor madrileño, esto no ha de suponer el adiós definitivo de la protagonista de estas tres obras escritas a cuatro manos con Noemí Trujillo. Se trata más bien de un fin de ciclo cuya continuación nos traerán otras historias renovadas. 
Lorenzo Silva ha estado en Sevilla y ha atendido a Gatrópolis aprovechando su paso por la Feria del Libro. Noemí Trujillo, al estar indispuesta, no ha podido acompañarle.
Seis años después de empezar la saga de Manuela Mauri, anunciáis que se acaba con La Innombrable, pero avisando que ello no supone el final de las andanzas de este personaje, ¿verdad?

Cerramos, digamos, el primer episodio de la saga. Estas tres novelas, como las dos anteriores, tienen una bisagra central que es la pandemia. En el fondo lo que hacemos es construir al personaje, y por otra parte, nos sirve para retratar indirectamente ese momento de inflexión que ha habido; no solo en la sociedad española, sino en un ámbito mucho más amplio. La pandemia, aunque no seamos todavía conscientes de ello o no queramos verlo, ha cambiado muchas cosas. Ha sido un antes y un después de esa aceptación de nuestra fragilidad. La pandemia nos ha llegado más adentro. Que somos frágiles. Que muchas cosas importantes las tenemos prendidas con alfileres en nuestra sociedad, en nuestras instituciones. No hay más que ver cómo está todo, y no solo nosotros, España, sino allá donde mires. Entonces pensamos que estas tres novelas forman un poco el pórtico. Y a partir de aquí, con el personaje ya construido, lo que nos toca es desarrollarlo en otras fases. Lo que no queremos es repetirnos. Seguir replicando la misma fórmula. Dejaremos un par de años. Pero queremos hacer una cuarta novela. Y esperamos que sea diferente de estas otras tres, pero desarrollando el personaje.

Seguís en la misma línea con el título. Es algo que me encanta. Esa idea de titular sobre la base del título de novelas de otros autores, pero usando el género femenino. Primero fue Si esto es una mujer, basada en la obra de Primo Levi; después, La forja de una rebelde, inspirada en la novela de Arturo Barea; y ahora, La Innombrable, de Samuel Beckett

Eso es una idea de Noemí, que yo debo declarar que al principio no la veía (risas). Los títulos me parecen muy importantes. Dedico mucho tiempo a ellos. Cuando ella lo propuso me pareció como que nos lo estábamos poniendo demasiado fácil. Luego, tras pensarlo mejor, entendí que no era tanto así. Es decir, tienes que buscar no sólo un título que puedas feminizar, sino que tenga sentido con lo que estás contando. Y eso hay que desarrollarlo en la novela. No es tan fácil esa solución. Puede serlo a la hora de elegir un título porque ya está acuñado, pero luego hay que llenarlo.

Con esta fórmula colocáis a la mujer en el centro en una sociedad patriarcal. Y con Manuela como protagonista ratificáis este hecho.

Sí. Hay una mirada femenina. Hay víctimas femeninas. Hay alguna victimaria femenina, también. Hay una visión que en buena medida la pone Noemí, pero que a mí también me ha interesado desde el principio. Tengo siete novelas, con una inédita, narradas en primera persona por una voz femenina, en solitario. La primera es una de mis novelas inéditas, que la escribí con 19 años. Me interesan esa voz y esa mirada femeninas. Que la mujer no sea solo un personaje mirado o sobre el que se ejerce la violencia.

Lorenzo Silva: “La sociedad no mira a la prostitución, y cuando lo hace adopta un enfoque, patriarcal o paternalista”
Cita textual:

Los jóvenes ahora no están controlados en su comunicación con el mundo

Lorenzo Silva, coautor de 'La Innombrable'
En La Innombrable, hacéis referencia precisamente a eso, a la relación entre el delito y el género.

Sí, sí. Hemos buscado, sobre todo en la primera y en la tercera, una delincuencia que está vinculada a una forma de abuso y de dominación que mayoritariamente sufren las mujeres, que es la prostitución. No es que no haya hombres prostituidos, pero mayormente eso ocurre con las mujeres. Ese sometimiento de la mujer suele ser en beneficio de los hombres. Normalmente, la sociedad no quiere mirar a la prostitución. Y cuando lo hace suele adoptar un enfoque, o bien patriarcal, o bien paternalista. Y falta esa mirada desde la mujer. No solo de la prostituida sino desde la que reflexiona sobre el papel que juega la prostitución en la sociedad.

La Innombrable es la joven prostituida, Susana, pero también podría ser la misma prostitución o la droga, a la que se ve abocada por mor de las circunstancias que la rodean. ¿Cuál es vuestra visión sobre el título?

Sí, puede ser todo. Para contextualizar, para quienes no hayan leído la novela, Susana es una chica de 15 años que aparece muerta en el portal de su casa. Aparentemente, por sobredosis. Y cuando empiezan la investigación Manuela Mauri y su equipo, encuentran su móvil y descubren los números de un montón de hombres mayores. Y en su diario ven que la chica se estaba prostituyendo. Cuando la investigación avanza, se va interrogando a mucha gente. A la persona que la captó para que ejerza la prostitución, a los clientes, a quienes la explotaron, pero nadie la nombra. Hablan de la chica, pero nadie quiere decir su nombre. ¿Por qué? Pues porque es ominoso decir el nombre de alguien de quien te has aprovechado. De alguien de quien has abusado. De alguien cuya humanidad, cuya dignidad, has ignorado. Es difícil nombrar esto. Y hay un momento en el que la propia inspectora pide que se diga su nombre, Susana. ¿Por qué no quiere nombrarla? Era una persona, que está muerta.

La literatura aparece mucho en esta novela. Posee un papel relevante, como en toda la saga. Suele darse mucho el debate del conocimiento. Si el saber ayuda o no a no ser engañado por los demás. Susana es una joven culta, que lee mucho, incluso obras de difícil comprensión, como El Innombrable, de Beckett. Sin embargo, sus conocimientos no le impiden caer en los peligros de la inmadurez.

Sí. Ella es una chica inmadura. Como nos ha pasado a casi todos a los 15 años. No sabes muy bien quién eres ni dónde estás. Y en medio de esa desorientación, y no es casual, se acercan unos depredadores. Están pendientes de esas situaciones y de esas criaturas. Precisamente, para utilizarlas en su provecho económico y en beneficio de sus clientes. Pero esto lo hemos visto en varias tramas. No estamos fantaseando. Nos inspiramos en una serie de casos reales. Y después de publicarse la novela han salido apareciendo más casos. No hace mucho, la Guardia Civil detuvo a media docena de personas que se dedicaban a prostituir a menores tuteladas. Estas están en un entorno familiar desestructurado, pero también suele haber chicas que van al colegio con total normalidad, y las cazan a la salida. Son chicas jóvenes que pueden pasar por momentos de dudas, de necesidades, de no entenderse con sus padres, y son vulnerables. De pronto se les ofrece un atajo, y en lugar de decirles que se van a meter en un agujero en el que la van a usar como un trapo, les dicen que esto las empodera, les da dinero rápido, etc. Y ello ayuda a ser manipuladas, por inteligentes que sean.

Cita textual:

La pandemia, aunque no seamos todavía conscientes de ello o no queramos verlo, ha cambiado muchas cosas

Lorenzo Silva, coautor de 'La Innombrable'
El valor del dinero se llega a cuestionar en un momento dado por parte de Manuela Mauri al ver la tragedia de Susana. Pero recapacita al entender que es un gran invento para la sociedad y las relaciones mercantiles y no es culpable de nada, ¿cierto?

Sí. Manuela se basa en una cita de José Luis Sampedro. Eso se lo oí decir más de una vez. El dinero es una magnífica solución. Si no existiera el dinero, para pagar un café yo tendría que dar un libro (risas). Entonces estaríamos muy mal. Sí, es verdad. Pero, ¿qué ocurre si el dinero, ese gran invento, se convierte en el instrumento de cambio con el que lo que se produce es la entrega de reductos muy profundos de la persona? ¿Eso puede estar en el comercio? Sabemos que una persona no puede vender su cuerpo, ni su vida.

¿Qué importancia poseen las familias en el cuidado de sus hijos? Os preguntáis cómo los padres de Susana estaban al margen de la vida peligrosa que su hija llevaba a cabo.

Primero, no puedes estar siempre con tus hijos. Siempre ha sido así. Pero, paradójicamente, los jóvenes ahora están más controlados en la calle, pero realmente no lo están tanto en su comunicación con el mundo. A Susana la captan en la calle, es verdad. Es algo que puede pasar. Pero todo el negocio que se realiza a costa de ella se hace a través del teléfono móvil y de una aplicación de mensajería por la que contactan con ella sus proxenetas, sus clientes, su captadora… Y esa niña desde su cuarto se mete en la boca del lobo sin que nadie se dé cuenta de ello. 

Más que en la investigación del crimen, como suele ser habitual, os interesa más el juicio y el castigo que los criminales puedan recibir. ¿Por qué este cambio en la estructura? Por cierto, bastante acertado desde mi punto de vista.

Sí. Aquí hay un cambio de enfoque y de secuencia narrativa que también es idea de Noemí. En las novelas policiacas se investiga y al final se acaba haciendo una averiguación más o menos sólida que conduce a la detención del delincuente. El juicio no suele existir. Pero a instancias de Noemí decidimos empezar en el juicio, que es como un par de años después de la muerte de Susana, y desde ahí, contamos la investigación, como un flashback. Ello supone renunciar a la intriga de saber quiénes están sentados en el banquillo de los acusados. Pero la novela tiene otra intriga a cambio para el lector. Se sabe quiénes son los criminales, los proxenetas, la captora, los clientes, que sabían que la chica era menor de edad. Lo que le interesa a Manuela personalmente, no policialmente, es averiguar cuál es la responsabilidad moral  última de ese desastre que es que una niña de 15 años muera en la flor de la vida, con todo por delante. Y ahí sí que hay un viaje al corazón del laberinto que se lo dejo al lector.

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