Inma Rubiales: “Hay que ponerse las pilas y aprovechar la vida”
La autora nos habla sobre su nueva novela
Inma Rubiales ha publicado su tercera novela, Todos los lugares que mantuvimos en secreto (Editorial Planeta). La autora ha dialogado con Gatrópolis sobre su nuevo trabajo, que sigue la estela de éxitos de sus predecesores. Como no podía ser de otro modo, el recibimiento de este libro, como era de esperar, ha sido a lo grande.
Felicidades por este último libro, o más bien montaña rusa… (risas). Lo publicaste el pasado 31 de enero. ¿Cómo va siendo la acogida de este recién nacido.
… (risas). Pues es verdad que está siendo todo una locura. Pero estoy muy contenta. Es como que con cada lanzamiento, aunque ya lleve siete novelas, sigo teniendo esos nervios, esas dudas sobre lo que pensará la gente… Y creo que eso es bueno. Si no fuese así sería porque ya no siento las mismas emociones; sería una mala señal. Tuvimos una primera presentación en Madrid, con un montón de chicas que llenaron el sitio, súper guay.
Te diste a conocer por Wattpad. Y en tus redes sociales tienes muchos seguidores, sobre todo con perfiles jóvenes. ¿Qué significa para ti haber llevado la lectura a la gente joven?
Creo que los jóvenes leen muchísimo. Y además lo hacen de una manera muy apasionada. Vienen a las firmas y traen los libros llenos de pósits, subrayados… Además son capaces de aguantar horas y horas para ser los primeros en ver a su autor favorito. Animo a cualquier persona que piense que los jóvenes no leen a que vaya a alguna feria del libro y se fije en las colas. Se dará cuenta de que las más largas están formadas por jóvenes esperando. Me gusta mucho escribir para este público. Es muy agradecido, muy intenso, que vive la literatura con una pasión desbordante. Es fantástico acudir a las firmas y que ellos transmitan esa pasión para poder sentirla.
Fotografía de Patandi
Hace poco estuviste en Latinoamérica, ¿no?
Sí. En Chile, en Santiago. Presenté el libro y, nada, otra locura. Como siempre (risas). Pero muy guay. Eso fue especialmente impactante, porque una no se espera que gente que vive tan lejos vaya a sentir este amor por sus libros, cuando no le conoce, porque no ha ido nunca allí. Fue mi primera experiencia en Latinoamérica. Y espero repetir. Me encantó.
Los jóvenes leen muchísimo, de una manera muy apasionada
Inma Rubiales
En cuanto a Todos los lugares que mantuvimos en secreto, me ha gustado mucho la manera cinematográfica tanto de crear a los personajes como de narrar todo lo que hay dentro de sus cabezas y fuera de ellas. ¿Eso se aprende o es un talento innato?
Yo no he hecho ningún curso de guión. Me gustaría hacerlo. Mucha gente me ha mencionado eso de lo cinematográficos que son mis libros, como un guión, salvando mucho las distancias, pero es verdad que cuando escribo me imagino las cosas como si de una película se tratara. Mi fuerte es la escritura, pero me gustaría meterme por ese mundillo del cine. Me parece muy interesante. Admiro mucho a las personas que se dedican a ello.
En cuanto a la temática, el protagonista vuelve a ser el amor, pero me ha llamado mucho la atención el tratamiento que les das a la salud mental, a la pérdida de otras personas, el duelo, el luto… ¿Cómo te planteaste la historia que narras en la novela?
Cuando empiezo a escribir una novela, siempre parto de los temas que quiero que salgan, aunque no es algo que escoja dentro de una carta. Simplemente, me salen. Y decido escribir una novela que vaya sobre el duelo u otra cosa. Pero que el tema principal sea uno en concreto. Y es algo que nace. Y en mi caso, incluso aunque ese tema vaya a complicarme muchísimo la escritura, no lo puedo cambiar. Para mí es la esencia de la novela, aunque sea un subtema. Y esta novela parte mucho de esas cuestiones que has mencionado. Vienen a mi cabeza al principio, y también la ambientación. Son de las primeras cosas que se me ocurren.
Fotografía de Patandi
Hablando de la ambientación, ¿por qué Finlandia?
Es cosa del destino. Soy instintiva. Quería escribir una novela sobre una chica que se va a un pueblo pequeño donde pasan cosas. Busqué por muchos pueblos de Europa, haciendo mi lista de pros y contras. Investigué sobre curiosidades, sobre cosas que no sabía sobre ellos. Por Alemania, Dinamarca… Y fui tomando apuntes. Y, de pronto, una amiga me dijo que había visitado Finlandia y le había gustado. Yo no conocía nada de ese país, más allá de que hace frío, de que está en el norte o de que nieva mucho. Y por curiosidad miré por Google Map. Cogí el muñequito, lo solté aleatoriamente y cayó en Sarkola. Un pueblo de 300 o 400 habitantes, con cabañas, nieve, lagos, bosques… todo lo que estaba buscando. Y decidí ambientar la novela ahí.
Pues creí que elegiste Finlandia por la personalidad de Maeve.
No. Era en realidad por el gato, algo que nadie ha pillado.
¿Por Onni?
Sí. El gato. Empieza llevándose muy mal con ella y tiene la sensación de verse reflejada en él. Dice “es arisco, traicionero… sensible, y es lo mejor que diría mi ex novio si estuviera aquí delante”. Y al final ella lo salva. Es una reconciliación consigo misma. Y lo del lugar, no lo hice por lo que me comentas, pero me gusta que cada lector tenga su propia interpretación; esa es un poco la magia. Y también, una vez que me enteré de cómo es Finlandia, no solo por internet sino hablando con gente que vive allí, a través de las experiencias de otras personas, algo que me gusta mucho, me di cuenta de que no podía limitarme a solamente el hecho de que allí nieva, cuando en verano también es precioso. Y mucha parte de la novela es en verano, con todo verde, algo muy bonito. Únicamente lo he visto en invierno, pero ojalá pueda ir en verano.
Me di cuenta justo en ese momento, cuando ya es verano y ella confiesa ser más feliz.
Mira, ¿ves? Es lo que te digo. Es algo que hago sin darme cuenta. Es mi cabeza (risas).
Mis personajes siempre se crean a sí mismos. Llega un momento en que soy una mera herramienta
Inma Rubiales
En la novela tenemos a Maeve y a Connor. Son los protagonistas, pero también los narradores. ¿Cómo creaste a ambos?
Mis personajes siempre se crean a sí mismos. Llega un momento en que soy como una mera herramienta. Pasan por mí. Utilizan mis dedos. Escriben. Ellos llevan completamente el control. Suena muy raro pero para mí tienen vida propia. Al principio, Connor iba a ser el narrador. Pensaba que sería una novela sobre Maeve con él como un añadido. Y cuando estaba todo más o menos preparado, en el capítulo 4, Connor me dijo “quiero narrar”. Intenté escribir ese capítulo de mil maneras distintas narrando Maeve. Pero no funcionaba. Cuando escribo me suena una melodía en la cabeza. Y si hay algo que no me gusta, la melodía me avisa. Y digo, “vale, tengo que borrar y reescribir”. Y en ese momento, nada fluía. Me peleaba conmigo constantemente. Lo dejé. Hasta que empezó a narrar Connor. Y vi que ya fluía todo. Y para definirlos les pongo al principio un rasgo. Muy significativo. Y ellos van desarrollándose. En el caso de Maeve, era una persona enfadada, perdida en el mundo, sin definir, incluso. Y Connor, era una persona buena, demasiado, leal, poco egoísta. Y partiendo de esa base, el resto lo hacen ellos.
Todos los lugares que mantuvimos en secreto es una novela que parte, sobre todo, de la dificultad de decir adiós. Pero también es una historia con mucha esperanza, mucha felicidad… Como están los tiempos, ¿eres más de finales felices o de finales en los que los personajes sufren?
Me gusta que los personajes sufran. Pero no me gustan los finales tristes… Pero un final feliz… Depende de por dónde lo mires. ¿Qué es un final feliz? ¿Uno en el que ambos acaban juntos? A lo mejor son más felices separados. Me gustan los finales felices y también los finales abiertos. Soy fanática de estos. Por desgracia para mis lectoras. Pero aunque toque el tema de la muerte, no creo que sea el principal. Habla mucho más de la vida. Habla de la muerte en el sentido de algo que ocurre tarde o temprano y que hay que aprovechar el presente al máximo. En general, el mensaje de la novela es muy esperanzador, de tranquilidad y de paz. Hay que ponerse las pilas y aprovechar la vida.