Lejos de Luisiana e Historias de mujeres casadas; Luz Gabás, como ganadora, y Cristina Campos, como finalista del Premio Planeta 2022, nos hacen partícipes de sus aplaudidas novelas.
Antes que nada, y como no es habitual compartir un rato de conversación con la ganadora (Lejos de Luisiana) y la finalista (Historias de mujeres casadas) del Premio Planeta, me gustaría que hiciérais una valoración del mismo.
Luz Gabás (Lejos de Luisiana): Me siento muy honrada, sinceramente. Me he tomado este premio como un título honorífico. Estoy muy contenta, muy satisfecha. Me sirve de impulso para seguir con nuevas historias.
Cristina Campos (Historias de mujeres casadas): Es un reconocimiento precioso a nuestra labor como escritoras. Un honor.
Habéis escrito dos novelas ubicadas en épocas muy distintas y con tramas dispares, pero he encontrado ciertas similitudes entre ambas. Lejos de Luisiana es una novela histórica, con un trasfondo romántico por la historia de amor que protagonizan Suzette e Ishcate, e Historias de mujeres casadas es una obra contemporánea, narrada por una mujer y protagonizada por un grupo de mujeres, tres amigas, que se apoyan y se cuentan sus sentimientos y vivencias íntimas. Gabriela, Silvia, Cósima… y yo les uniría Eugenia, la jefa… Se habla de tres amigas pero bien podrían ser cuatro.
Cristina Campos (Historias de mujeres casadas): Sí. En verdad son cuatro. Tienes toda la razón… Eugenia es la jefa, pero es amiga. Es muy importante.
Luz Gabás (Lejos de Luisiana): Cuando leí la novela de Cristina, el mayor paralelismo que encontré con la mía fue que una mujer estaba ante un dilema terrible, en constante batalla entre lo que le dicta la mente y lo que le dicta el corazón. Ese, para mí, es el punto de unión. En el caso de Suzette, que es la protagonista de Lejos de Luisiana, nace un poquito adelantada a su tiempo. Hay otras mujeres en la novela que son más lanzadas, como Cècile, pero ella, como jovencita que comienza su viaje iniciático en la vida, la diseñé prerromántica en comparación, por ejemplo, con su hermana Margaux, con su madre o con jóvenes de la sociedad criolla de Nueva Orleans. Y ella es un poco avanzada, e incluso prerromántica, porque le gustaría ser dueña de sus propias decisiones. Y las va tomando a lo largo de la vida. Pero en el fondo lamenta no ser más libre. Es decir, está condicionada por sus circunstancias. Y ahí también enlaza con la Gabriela de Cristina (Historias de mujeres casadas).
Dos perfiles de mujer muy parecidos pero en épocas distintas.
Cristina Campos (Historias de mujeres casadas): Sí. Hablamos de la pasión y la razón. A Gabriela lo que le ocurre es que está felizmente casada con un hombre fantástico, al que quiere, pero se encuentra con otro hombre por el que podría dejarlo todo. Es la razón versus la pasión. ¿Qué hago? ¿Abandono a mi familia y me voy con el otro tipo?
Estableces la diferencia entre querer y amar… Ella quiere a su marido pero ama a ese otro hombre al que ha conocido.
Cristina Campos (Historias de mujeres casadas): Claro. Amo a otro hombre pero quiero a mi familia, quiero a mi marido, los quiero profundamente. Pero amo apasionadamente a mi amante.
Luz Gabás (Lejos de Luisiana): A Suzette le pasa eso al principio de su vida. Entrega su corazón a su primer amor. Y eso le acompaña en el resto de la misma. En el caso de Gabriela, es al revés, ella tiene la vida organizada y se le cruza alguien en el camino. Son diferentes formas de entregar el corazón y de que te condicionen tus decisiones y tu vida.
Lejos de Luisiana comienza en 1763 y acaba en 1803, 40 años. Es una historia universal porque nos acerca al nacimiento de Estados Unidos como nación, al colonialismo en América y al poderío que tenían entonces Inglaterra, Francia y España… ¡Hay que ver lo que llegó a ser España! Parece mentira.
Luz Gabás (Lejos de Luisiana): Sí. Parece mentira, pero de todo lo que sabemos, me faltaba este fleco. No sabía lo de Luisiana. La importancia, la relevancia, de ese momento en que España posee el corazón de lo que ahora es Estados Unidos. Sabía bastante sobre California, porque viví allí. Sobre Florida. Pero de Luisiana solo conocía titulares. Y descubrí todo un mundo, un contexto que me costó entender. Como dices, entre franceses, ingleses y españoles, y luego los estadounidenses, más los nativos americanos, tuve que empezar a entenderlo todo desde el principio. ¿Qué tribus eran aliadas de los ingleses? ¿Qué tribus eran aliadas de los franceses? Cuando el territorio pasó de manos francesas a españolas. ¿Qué tribus siguieron siendo aliadas de los españoles? ¿Qué era mejor para las tribus, seguir con Inglaterra o estar con Estados Unidos? Esto que cuento de manera simplificada, hasta que pones en orden toda la información, tienes que parar y reflexionar bien para entenderlo. Son 40 años pero muy complejos, muy complejos.
En tu caso, Cristina, en tu anterior novela, Pan de limón con semillas de amapola, adaptada al cine para la película homónima de Benito Zambrano, el motor es la amistad entre mujeres, aunque tocas un tema que en Historias de mujeres casadas no se da, como el de la ausencia. Pero incluso así, destaca ese espíritu de unión e intimidad entre mujeres.
Cristina Campos (Historias de mujeres casadas): Sí. En Pan de limón con semillas de amapola se habla de la ausencia, de la maternidad, sobre todo, de la amistad femenina. Ahondaba en la tribu femenina. En Historias de mujeres casadas es verdad que hay un grupo de amigas muy sólido, que reproduzco de mi propio grupo de amigas. Pero trata sobre la complejidad del deseo y del placer de las mujeres. Si me preguntas de la amistad femenina y de la masculina, te respondería que la femenina es más generosa. Nos abrimos en canal. No tenemos miedo a hablar de nuestra intimidad. Yo generalizo porque así es la gente que me rodea. La amistad masculina es muy noble pero más contenida.
En tu novela, Luz, haces un repaso a parte de la historia de España. Aparecen los reinados de Carlos III, Carlos IV, pero llegas incluso al estallido de la Revolución Francesa, un acontecimiento que marcará al mundo.
Luz Gabás (Lejos de Luisiana): Así es. Hay varios escenarios. No solo es Nueva Orleans, todo el río Misisipi… Hay un momento en que la novela salta a Cuba, España, Nueva España, otra vez España, Francia, y otra vez Luisiana. Hay muchos viajes. Como quería que quedase, ya puestos (risas), si son 40 años, vamos a ir hasta las últimas consecuencias. Desde el inicio, que es la traumática cesión de los franceses a los españoles, la independencia de los Estados Unidos, las relaciones con las tribus, me faltaba lo que motivó el gran cambio de siglo, que fue el fin de la Ilustración y el principio del Romanticismo. Y eso fue la Revolución Francesa. El discurso que generó cruzó el mar y llegó hasta allí. A los estadounidenses les gustaba por el concepto de libertad, de igualdad, aunque no lo aplicaban a los esclavos. Lo querían para justificar su libertad, su independencia, con respecto de Inglaterra. Pero directamente los textos también circularon por las calles de Nueva Orleans y por las plantaciones. De hecho, en la novela salen las revoluciones de Pointe Coupee, las plantaciones de una zona cercana a Nueva Orleans, y cómo fueron aplacadas. Quería que eso también apareciera. Y también sirve para que los personajes más mayores, como Jerome Girard, hagan balance de sus vidas. Porque echas la vista atrás y todo lo que he dicho, él lo ha vivido. Y encima lo que va a ver todavía. En la novela no solo es interesante ese contexto histórico de 40 años sino también esa transición en la que ya se ven las hermanas Girard entre la Ilustración, la razón, y el Romanticismo, la pasión.
Otra similitud entre ambas novelas es que Suzette y Gabriela se enamoran de dos hombres, pero las relaciones que mantienen están condicionadas por la sociedad en que viven y por sus circunstancias personales y familiares.
Cristina Campos (Historias de mujeres casadas): Siempre hay algo que condiciona. A veces eres tú mismo quien pone trabas. Gabriela podría tomar la decisión de irse con su amante pero le coarta su libertad, no su matrimonio, sino su hijo. Las mujeres que retrato son universitarias, independientes de sus maridos, que se pueden ir. No los necesitan. Es muy difícil romper pero por los hijos. No por tu marido.
Luz Gabás (Lejos de Luisiana): Eso le pasa también a Suzette.
Cristina Campos (Historias de mujeres casadas): Yo no quiero hacer daño a mis hijos dejando a su padre. Es un dilema. Si Gabriela no tuviera hijo, la historia no la hubiera escrito. Si mi protagonista no tuviera hijo, aunque esté casada, se iría con su amante. ¿Por qué no? Igual se equivoca y ese hombre al que ha idealizado no es lo que esperaba.
¿Os habéis enamorado de manera especial de algún personaje de vuestras novelas? ¿Gabriela y Suzette son vuestras preferidas?
Luz Gabás (Lejos de Luisiana): Para mí son todos favoritos. Girard, el padre de Suzette, es un personaje interesante. Siempre quiere que su familia vaya mejor. A veces parece ambicioso pero también es generoso. Pero creo que conozco mejor el alma de Ishcate. Es un nativo americano que tiene el corazón partido entre lo nuevo que le están enseñando y sus tradiciones. Y ve el drama que va a sufrir su gente. He aprendido mucho de él. Entiendo que su corazón se rompa por lo que vive, por ser un guerrero sin nada por lo que luchar. Él vive el mayor drama de toda la novela. Le tengo un especial afecto.
Cristina Campos (Historias de mujeres casadas): Para mí, Gabriela es mi alter ego. Hay unas definiciones muy bonitas de lo que es el alter ego. Es el personaje en el que vuelcas tus deseos, tus fuerzas psíquicas. Y su nombre, de hecho, permite un diminutivo, Gabi. El mío, de Cristina, es Cris. Su nombre podría haber sido otro. Barajé varios. Pero ninguno permitía el diminutivo. Y eso era importante para mí.
Fotografía de portada de Arduino Vannucchi.