'Mónica Carrillo: “Si uno está en paz y en armonía consigo mismo, seguramente estará mejor con los demás”'

La periodista y escritora acaba de publicar su tercera novela, La vida desnuda (Editorial Planeta). Una obra que ha sido reconocida con el Premio Azorín de Novela 2020, y que ha visto cómo su publicación se hacía esperar por causas del confinamiento. Mónica Carrillo nos ofrece algunas claves para ser felices, querernos más a nosotros mismos y quitarnos lastres como la culpa o los secretos, que nos impiden disfrutar de la vida. Y todo ello a través de personajes inspiradores como Gala, su protagonista, o su tía Julia, pura enseñanza. 

Mónica Carrillo: “Si uno está en paz y en armonía consigo mismo, seguramente estará mejor con los demás”

En La vida desnuda, Gala, su protagonista, realiza un viaje de ida y vuelta, no solo físico (yendo a visitar a su familia), sino también emocional e interior, que le ayuda a derribar las barreras que se había autoimpuesto y no le permitían avanzar en su vida.

Es un viaje de dos días. Ella sale de Barcelona para despedirse de su abuela que está en el hospital. Y en dos días le va a cambiar la vida, la percepción que va a tener de su familia, de su entorno más cercano y de ella misma. Al final todos los días son importantes en nuestras vidas, pero hay algunos que lo son más. Y de hecho estos lo son para ella.

Gala, la protagonista de La vida desnuda, tiene una teoría sobre nuestra propia existencia, que divide en vida pública, vida privada y vida secreta. Esto dice mucho de nosotros y de cómo nos relacionamos con los demás, ¿no?

Estas tres partes que nos conforman serían la parte pública, a la que tiene acceso todo el mundo y la que mostramos; la parte privada, a la que tiene acceso un grupo más íntimo; y la secreta que son esas zonas infranqueables, a las que solo dejas pasar a la gente que tú quieres y cuando quieres. Es cierto que eso, llevado a la actualidad, por ejemplo, lo tenemos en una parte muy amplificada en redes sociales; exponemos mucho de nuestras vidas, que antes pertenecía más al ámbito privado. Ahora las líneas se desdibujan un poco. 

En la novela están muy presentes los secretos, y cómo estos modifican nuestras relaciones con los demás, sobre todo con las personas más cercanas. En tu opinión, ¿es mejor conocerlo todo o debemos guardarnos algunas cosas?

Creo que estamos en el derecho de hacer lo que queramos. Somos libres de contarlo si nos supone un alivio, y no cargar con culpas o lastres pesados que podemos acarrear toda la vida. Estamos en nuestro derecho de mantener el misterio o ciertas parcelas que no le interesan a nadie más que a uno mismo, y que está mejor si no las cuentas. La cuestión es estar bien tomando la decisión que tomes. Porque si uno no lo cuenta por miedo a decepcionar, por la presión social… Esto paraliza muchas veces y este sí que es mejor aliviarlo para sentirte más libre. Pero en la libertad de cada uno reivindico el derecho a no contarlo todo. 

La vida desnuda es un canto a vivir el momento, y nos lo demuestra la experiencia de personajes como el de la tía Julia. No nos damos cuenta de que la vida es finita y desaprovechamos los momentos. 

La enseñanza de la tía Julia es porque ella ya lo mira desde la cima de la montaña. Ella está en la fase madura de su vida, y le habla a Gala con la experiencia, revelándole el secreto de su vida. Cuando lo descubre, para ella es todo un aprendizaje. Creo que lo fundamental de ese mensaje es que vivimos la vida como si fuera a durar siempre y creemos que seremos siempre jóvenes, y que los mayores ya nacieron así. Está muy bien que alguien mayor le diga a la persona joven, que está desubicada en ese momento, qué tiene que resolver en vez de preocuparse tanto.

Mónica Carrillo: “Si uno está en paz y en armonía consigo mismo, seguramente estará mejor con los demás”
Fotografía de María Villanueva

El disfrutar el momento va de la mano de ser felices. Otra de las enseñanzas que la tía Julia le ofrece a Gala es que la felicidad comienza en nosotros mismos. Es muy importante este mensaje, sobre todo hoy en día, cuando se tiende a vivir en algunos casos de cara al exterior, ¿no?

Exacto. Habla mucho del amor propio, que es distinto del ego. Si uno está en paz y en armonía consigo mismo, seguramente estará mejor con los demás. En esa búsqueda del equilibrio andamos todos, buscando la felicidad aunque sea a cachitos. Pero es muy importante asociar esa felicidad a nosotros mismos, es decir, nosotros en nuestra soledad e independencia tenemos que conseguir ser felices, para que cuando uno salga al mundo, sea con pareja o sin pareja, con familia o sin ella, esos lazos sumen. Pero que no nos haga dependientes de ninguna situación.

Cuando pensamos en momentos felices de nuestras vidas, solemos recurrir a nuestra infancia. Gala también lo hace en diferentes momentos de la novela, ¿qué tiene esta etapa para despertarnos estos sentimientos?

En el fondo todos somos de donde venimos. Entonces nos hemos forjado como adultos desde nuestra niñez y de nuestras experiencias, hemos ido madurando. Somos lo que somos por lo que nos han enseñado de niños, y ya luego por lo que hemos forjado por el camino. En este momento en el que ella se tiene que despedir de la última abuela que le queda con vida, es una manera de despedirse de la abuela Rosario, pero también de su propia infancia; es una manera de pasar el escalón. Ahora son sus padres los que suben el siguiente, inevitablemente, ella y su hermano lo hagan también. Es una forma de madurar sin habérselo planteado uno, un poco como ley de vida. Y eso también está expresado en la novela.

Otra de las enseñanzas de la novela es que la vida debemos enfrentarla hacia adelante y de manera positiva, sobre todo cuando no buscamos lo que nos viene. 

Sobre todo aprendiendo. Cuando uno no puede hacer nada, cuando no hay opción, uno tiene que asumir la realidad y seguir avanzando. La tía Julia lo que le transmite a Gala es que opte por la opción que opte, que vaya aprendiendo, y que asuma sus propias decisiones. Igual que ella asumió las suyas por muy duras que puedan parecer. Consigue que entiendas al personaje y su vida a pesar de que a lo mejor no los compartas. Y sobre todo consigue que te pongas en la piel de la tía Julia sin juzgarla a ella ni a su entorno. Eso es muy importante, meterte en la piel de otras personas.

Hay ocasiones en las que nos cuesta menos abrirnos a personas que no conocemos de nada, antes que a nuestra familia o amigos. Eso le ocurre a Gala con la tía Julia (a la que su familia da por perdida) y con Chris, un australiano al que conoce en el tren. Es curioso que son ellos dos los que la ayudan a avanzar.

Esa idea me llamaba mucho la atención plasmarla. Como tú dices, es con un desconocido con quien desaparece el miedo a ser juzgado a defraudar, porque no te conoce, no sabes si lo vas a volver a ver en tu vida. Te abres de manera inesperada cuando hay una conexión porque eres libre para contar sin que te juzguen, y eso es lo que le sucede a ella. Pero también le sucede a Chris cuando se abre a ella y le revela ciertos secretos. Y la tía Julia es la gran sorpresa. Una persona que ella se creía que conocía, lleva toda su vida a su lado, y de repente la redescubre. Me gustaba ese paralelismo de poder revelar secretos indistintamente a desconocidos, o incluso a conocidos, antes que a una persona que está a tu lado, por ese miedo a decepcionar o a que te juzguen. 

Mónica Carrillo: “Si uno está en paz y en armonía consigo mismo, seguramente estará mejor con los demás”
Fotografía de María Villanueva

Parte de las preguntas que se hace Gala, y ese impedimento que siente a no poder avanzar nace de la culpa, por algo que hizo hace muchos años, ¿por qué este sentimiento tiene tanta fuerza en nosotros?

Es un lastre muy pesado que nos puede acompañar toda nuestra vida. Y no te alivia hasta que no te desprendes de ella, hasta que no lo cuentas o lo asumes. En este caso el libro empieza así. Ella carga con una culpa desde que es una niña, que la persigue. No solo se queda en ese hecho aislado, sino que se traslada a otros ámbitos, y ella tiene siempre un gran sentimiento de culpabilidad. Le ha forjado el carácter. Me parecía interesante el cómo tenemos que lidiar con eso, que se convierte en secretos inconfesables porque nos pesan demasiado a nosotros mismos.

La vida desnuda se ha alzado con el Premio Azorín de Novela 2020, ¿qué ha significado para ti ese reconocimiento?

Ha sido una gran alegría porque es la primera vez que me presentaba a un premio. Lo hice con mucha prudencia y de manera secreta, para rendir homenaje a la trama del libro. Pero se falló el premio el 5 de marzo, y ha tenido que pasar todo un confinamiento para que pueda ver la luz, ya que ni siquiera pudo ir a imprenta. Tendría que haber salido el 31 de marzo, salió finalmente el 9 de junio. Ha estado confinado como el resto lo hemos estado. Y ya por fin llegó a las librerías, por lo que es una alegría doble. No solo puede estar en las manos de los lectores, que es lo que todo autor quiere cuando termina una novela, sino que es una muestra de que ya estamos recuperando poco a poco la normalidad.

Ahora que ya está en librerías para todos los lectores, ¿qué te gustaría que estos sintieran  al leer esta novela?

Emocionarse. Vivir esas 48 horas que vive Gala, que se monten en el AVE con ella, que sientan esa incertidumbre, ese miedo, esa pena de la despedida de su abuela, pero a la vez que se le cruce una persona totalmente inesperada, esa conexión… En fin, todo ese vaivén de emociones, esa reunión familiar en la que todo saltará por los aires y quedan todos al descubierto; que lo vayan viviendo con la misma sorpresa y emoción que Gala. Ya con eso me sentiría satisfecha. 

Fotografía de portada de María Villanueva.

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