Jane Austen es una de las escritoras más influyentes de la historia de la literatura. En vida llegó a publicar pocas novelas, ya que murió muy joven, pero eso no ha impedido que su figura sea enorme. Jane, una vida novelada, de Miguel Ángel Jordán, es la última obra que nos acerca su vida. Desde la localidad de Steventon, donde nació y se crió, y pasando por diferentes escenarios importantes en la biografía de la autora, vamos conociendo una época y una sociedad que moldearon a Jane. Y aunque lo tuvo complicado como mujer y como escritora, estamos ante una persona que eligió ser libre.

Doctor en Filología inglesa con la tesis ‘Análisis del estilo literario de Jane Austen’, además eres vicepresidente de la Jane Austen Society en España, ¿cómo llega Jane Austen a tu vida?
Llega de casualidad. Oí hablar de la película Emma, de Gwyneth Paltrow, cuando se estrenó sobre 1996, y años después en la biblioteca encontré un libro con la portada de esa película. Me despertó mucha curiosidad, y fue una lectura distinta a lo que había leído anteriormente. Conecté mucho con el estilo, y con el humor, y me pareció algo muy diferente a lo leído hasta ese momento. Al terminar, busqué otra obra de ella, Sentido y sensibilidad, luego Orgullo y prejuicio, aquello iba en aumento. Me leí todas las obras de Jane Austen; me encantaron, y a raíz de eso, fue el releerlas. Como estudiaba filología inglesa, intentaba leerlas en versión original, ver las películas… Y llegó el momento, porque también escribo literatura infantil, de escribir una novela biográfica sobre ella. No sabía si era capaz de sacarla, porque murió jovencita y su vida no fue especialmente de novela. Decidí hacer la tesis doctoral, y de ese modo el tiempo que dedicara culminaría en algo. Hice la tesis, me ayudó a conocer más a Jane Austen y luego llegó la novela. En todo este proceso asistí a un congreso en Madrid sobre ella, y ahí conocí a la que es presidenta de la Jane Austen Society España, que estaba en el momento de fundarla, y me ofrecí voluntario como vicepresidente. Lo iniciamos y en cuatro años hemos conseguido bastante difusión y seguimiento, porque Jane Austen es un personaje muy querido, muy valorado. En cuanto hablas de ella, hay mucha gente que la ha leído, que quiere saber más… La gente está esperando a que se hable de ella. Es fácil conectar con el público.
A día de hoy se siguen publicando ediciones de las obras de Jane Austen, biografías, películas sobre sus novelas… Después de toda esa investigación, ¿qué crees que tiene esta autora que conecte tanto con el público?
Creo que es muy humana. Era una chica, porque murió con 41 años, que disfrutaba de la vida, pero de las cosas normales, sabía sacarle jugo a lo más sencillo, y eso lo transmite en sus obras. La cercanía de la familia, la amistad, los pequeños detalles, las conversaciones, que parece que son sobre tonterías, pero que tienen más trasfondo… Cuando ves una película de las que reflejan bien la historia o lees una de sus obras, encuentras mil detalles con los que es muy fácil conectar. Es muy fácil sentirse identificado con algún personaje o situación por mucho que pase el tiempo, porque seguimos siendo personas. Los lectores, y sobre todo las lectoras, aunque Jane Austen es para todos los públicos, tiene en su mayoría un público femenino, conectan con las emociones, con las situaciones, con los sentimientos, con su humor, su ironía… Incluso con la ironía social, porque ella habla mucho de la situación de la mujer en su época. Existe una conexión de lector a autora en la que lo que se están contando tú lo has vivido. Por eso en los clubes de lectura sobre ella se habla de los personajes como si fuera gente real, porque los percibimos así. Tienen los mismos sentimientos que nosotros. Yo diría que es por la humanidad que tienen sus novelas.
La novela tiene mucha documentación sobre Jane Austen y su sociedad, ¿ha sido complicado combinar los aspectos reales con los ficticios? ¿Cómo ha sido ese proceso de creación?
Era un reto por muchas razones. Primero porque cuando empecé no tenía ni idea de la vida de Jane Austen, era un lector más. Aunque ahora tengo más familiaridad con la historia, en aquel momento no tenía una mentalidad histórica muy desarrollada, tuve que hacer un trabajo de leer varias biografías para conocer bien los detalles. Mi objetivo no era contar la biografía de un modo frío y objetivo, sino meterme en el personaje, y para ello necesitaba cierta soltura, conocer su vida como si fuera la mía. El reto era meterme en el personaje, y siendo en el de un genio como Jane Austen, una mujer siendo yo hombre, un personaje que vivió hace 200 años, es más complicado aún. Los escritores, al final, nos proyectamos en lo que escribimos, a través de sus novelas, de sus cartas y con los datos biográficos que había, intenté introducirme a partir de ahí. La novela es la que he percibido, no sé si es cien por cien real, habrá lectores de Jane Austen que no se la imaginaran así… Al fin y al cabo es imaginación y cada uno se la imagina como cree. Ofrezco mi visión de Jane Austen después de mucho estudio y trabajo, y procurando ser fiel a la historia sin manipular a un lado u otro. Estoy muy contento con el resultado, ha sido una experiencia mágica. La documentación me ocupó tres o cuatro años, incluyendo la tesis, pero la novela en sí fueron unos cuatro meses. Pero meses muy intensos de estar todos los días repasando, releyendo, imaginando… Y para mí fue como vivir con Jane Austen, con su familia, durante esos meses. De hecho cuando se acabó el proceso fue como “oh, qué pena”. Cuando releo la novela de vez en cuando, vuelvo a esa época. Para mí fue como estar escribiendo a su lado.
Además nos ofrece un retrato de la sociedad en la que vivió, y nos ayuda a comprender el contexto y lo que motivó la escritura de sus novelas, ¿no?
Al final todos estamos muy marcados por la sociedad en la que vivimos. Aunque las novelas de Jane Austen son atemporales y son adaptables a cualquier época, ella las escribió en un contexto social e histórico concreto, en el que ella era mujer y escritora, cuando eso suponía una limitación por ser mujer y por escribir. No estaba bien visto que una mujer escribiera para ganar dinero. Podía escribir por diversión novela, que era un género menor, pero se suponía que el tema intelectual era para los hombres. En aquella época las mujeres no trabajaban, y los hombres de buena posición tampoco, pero las mujeres mucho menos. Ella es capaz de adelantarse a su época, pero a la vez viviendo consciente de su situación. Describe muy bien su entorno, y lo hace de un modo en el que no se ve crítica social agresiva, pero sí una visión muy adelantada, porque es capaz de mostrar con su ironía y su sentido del humor, y con una mirada muy profunda, injusticias sociales y cosas que eran limitaciones para la mujer. Pero también faltas de coherencia, toda la corrección social y la importancia de mantener las apariencias, y sin embargo de puertas para adentro se veían incoherencias, y ella lo muestra a través de personajes como Willoughby, en Sentido y sensibilidad, o Wickham, en Orgullo y prejuicio. Personajes que saben manejarse muy bien socialmente, pero luego tienen una falta de principios que denotan esa falta de humanidad. Sin embargo otros personajes que brillan menos socialmente, pero que tienen una moralidad, terminan triunfando. Al final esos principios son los que le dan consistencia. Se ve ahí como por un lado está anclada a la sociedad y te la muestra, y por otro como se adelanta y te hace ver lo que no está bien, y a la vez la importancia de la persona sobre las normas sociales. Es una visión muy peculiar.

A pesar de esa sociedad y los convencionalismos a los que se tenía que ceñir, da la sensación leyendo sobre su vida, de ser una persona libre para hacer lo que le apetecía y cuando le apetecía. De hecho sus padres y hermanos le animaban a escribir y le daban su espacio.
Jane Austen, aunque pueda parecer muy modosita, tenía una personalidad muy fuerte, que no implica que tuviera un carácter agrio. Sino que ella lo que quería, lo hacía. Lo hacía amoldándose a su situación, por eso sus novelas cuando las publicó no causaron ningún tipo de escándalo, sino que fueron acogidas por la crítica muy bien literariamente, además reforzaban los valores y los principios sociales. Ella sabe donde vive y sabe adaptarse para conseguir lo que quiere. Tuvo la suerte también de contar con el apoyo familiar; si no hubiese sido así no tendríamos a Jane Austen. Su familia le apoyó en su carrera literaria, ella tenía claras muchas ideas. El matrimonio tenía que ser por amor, eso lo transmiten sus novelas una y otra vez, y es una idea muy adelantada a su época. En ese momento era una transacción en la que uno aportaba el dinero y otro la posición, para poder vivir. Y las mujeres lo necesitaban para poder existir. Ella prefiere vivir humildemente, dedicarse a la escritura y vivir con su familia, a casarse, teniendo muchas opciones buenas, pero no amaba al pretendiente. Hubiera podido tener un matrimonio y una vida tranquila, de respeto, pero ella aspiraba a más. Si era matrimonio, que lo fuera por amor, y si no, no lo había. Llegó un momento en el que ella se dio cuenta que sus hijos eran sus novelas. Hablaba de que iba a salir su nueva criatura. Al final una novela tiene que ver, hay sufrimiento, hay ilusión, y cuando nace tiene como su vida propia. Obviamente no es comparable, pero para ella sí que era un proceso y que su vida iba a ir por ahí. Lo asumió, lo comprendió y estaba muy orgullosa de ello. Nosotros como lectores estamos muy agradecidos de que dedicara todo su tiempo a la escritura.
Cuando comienzas a conocer la vida de Jane Austen, una de las cosas que más sorprende es la relación que tenía con su hermana Cassandra. Ella pertenece a una familia grande, pero es con ella con quien mejor se entiende, y está con ella hasta el momento de su muerte. Es muy especial todo lo que generan, ¿no?
Ella vive en un mundo de chicos. Son ocho hermanos en total, y seis son chicos. También había alumnos internos en casa. Había mucha fiesta, mucho jaleo, pero para una chica joven tener a su hermana, un poquito mayor que ella, como un grandísimo referente, su confidente desde pequeña, le va guiando… Ese papel Cassandra lo desempeñó toda la vida. De hecho, Jane cuando habla de Cassandra lo hace con admiración. Jane Austen era quien era, tenía un talento seguramente mayor que el de su hermana, pero para ella era su hermana mayor y es como un referente. Y Cassandra a su vez era consciente que su hermana era un fenómeno. Hay una relación de intimidad, que obviamente no sería idílica, porque con los hermanos te peleas, tienes tus momentos… Me imagino que en algún momento, en la adolescencia, tuvieran sus tensiones, pero es lo normal, y la relación cordial siempre está en cientos de cartas entre ellas. Se ve siempre una cercanía, una admiración y una confianza tremendas. Y la última carta de Cassandra a su sobrina, contándole los últimos momentos de Jane Austen, respira cariño por todas partes. Una relación especial que hizo que Jane siempre estuviera rodeada de cariño, que se sintiera libre de poder rechazar un matrimonio, porque no se veía dependiente de elegir, teniendo el cariño que tenía de su familia. Sintió ese apoyo y, en concreto, en el papel de Cassandra como hermana, como conviviente.
A medida que te vas acercando al final, y vas conociendo el desenlace, es imposible no emocionarse con su muerte. Se llega a establecer como una relación con ella y su entorno, y es como si te estuvieras despidiendo de un amigo.
Sí, de hecho al final abrevié. Cuando llegué a la parte final me dio mucha pena. No lo podría cambiar, se iba a morir. Da mucha pena porque también ella se va apagando, lo nota, no podía escribir ya, está inválida, escribe su testamento… Cuando estaba llegando a ese momento, pensé “¿esto cómo lo cuento?”. No quería acabar bruscamente, pero a la vez no quería inventar, y tampoco alargar la agonía. Cuando iba acabando el libro intenté darle cada vez más voz a ella a través de sus cartas y su testamento. Que ya fuera lo que conocemos, sin inventar, y que fuera cobrando protagonismo la voz de Jane Austen. Por eso a lo mejor el final es un poco acelerado. Hay una escena en la que nos acordamos de su sobrina. Inicialmente hubo un epílogo, que en la primera edición está, que en la siguiente decidimos quitar porque trastocaba un poco. Y era como un viaje a la actualidad, como 200 años después, y se veía a una chica leyendo a Jane Austen. Era la idea de transmitir que Jane Austen murió, pero de algún modo sigue viva, porque a través de sus obras seguimos hablando de ella. No quería que terminara de una manera triste, pero al final es una pena. Murió muy joven, si hubiera podido vivir más tendríamos más obras maravillosas.
Murió joven, pocas novelas se publicaron cuando aún vivía, pero la influencia de Jane Austen siglos después sigue estando vigente, incluso va en aumento. Esto llama la atención.
Si viviera en la actualidad sería multimillonaria por los derechos de la películas. Hay casi cien adaptaciones, es un referente. Vaya donde vayas, dices “Jane Austen”, “Orgullo y prejuicio”, y siempre hay alguien que la ha leído o ha visto una película. Llama la atención que una chica que murió con 41 años y que tuvo una vida muy sencilla, tenga esa repercusión. No es explicable cómo fue capaz de escribir esas novelas. Era un genio. Tenía esos dones que tienen los grandes genios como Mozart. Ella era una escritora muy precoz y por eso tiene esa fuerza. Cada vez más se le reconoce como escritora. Y a medida que más se le estudia, uno se da cuenta que era muy, muy buena escritora. No sólo tenía historias bonitas, sino que como creadora y escritora también tenía una técnica adelantada a su época, que ha marcado el terreno. Introdujo elementos que se siguen utilizando.