Esta inquieta artista se está labrando una carrera profesional sobre la base del esfuerzo, la ilusión, la pasión por lo que hace y, lógicamente, ello se transmite en su obra. María Hesse ha escrito e ilustrado el libro Frida Kahlo: Una biografía. Tras el éxito obtenido con este, en el presente año ha publicado, con Fran Ruiz, Bowie: Una biografía. Y, claro, el resultado no ha podido ser más satisfactorio. De ello, de sus expectativas y de sus anhelos, nos habla para Gatrópolis.
¿Cómo surgió en ti el interés por el diseño?
Yo me recuerdo siempre dibujando. No sé cuándo empezó en mí la vocación porque ya en el colegio dibujaba. Es verdad que desde pequeña quería hacer muchas cosas, pero todas relacionadas con lo artístico. Y al final fue un poco como que me decanté por el dibujo. Estudié Magisterio hasta que llegó un momento en mi vida en que decidí que dibujar no se quedara solo en un pasatiempo. Soñaba con hacer libros. Conocí a Rébecca Dautremer y comprobé que podía hacer algo más, por lo que me formé para especializarme y vivir la ilustración como una profesión.
Tu estilo es tan personal que una ilustración tuya es fácilmente identificable.
Sí. Esto nace exclusivamente del trabajo. No creo que ningún ilustrador busque poseer un estilo único. Esto es porque en realidad tenemos muchas fuentes de inspiración, recibimos muchos estímulos desde diferentes sitios, desde nuestros compañeros hasta de aquellos ilustradores a los que seguimos desde nuestros inicios. Creo que vamos recogiendo un poco de todo el mundo. Quizás el estilo de cada uno se vea reflejado más por el carácter y por la manera de trabajar que por el deseo de encontrarlo.
Encuentro en tu trabajo dos vertientes, una que va hacia la búsqueda de lo cotidiano y el ser humano, y otra más artística. ¿Se trata de una elección tuya discurrir por uno u otro sentido?
A veces soy yo quien elige lo que desea hacer, según mis inquietudes, pero otras, la temática y el estilo me vienen marcados por los encargos que recibo. Pero siempre intento ser coherente conmigo misma.
¿Cómo surgió el trabajo de ilustrar el libro Bowie: Una biografía?
Había hecho el libro de Frida y la propia editorial estaba pensando publicar otra biografía. Con motivo del aniversario de la muerte de Bowie hice una ilustración como homenaje, gustó y surgió la posibilidad de ilustrar un libro sobre él. De su obra sabía algo por encima, pero sobre su personalidad no conocía nada. Y al investigar sobre él descubrí que era totalmente distinto a Frida. Bowie era más frío, más calculador… sus biografías eran muy densas. Frida la escribí en primera persona porque me daba la posibilidad de hablar de sus emociones, sus inquietudes, cómo se sentía. Todo fue muy fácil. Pero con Bowie me bloqueé un poco. Hablé con Fran Ruiz, quien había sido muy fan de él, y fue cuando entró en el proyecto encargándose del texto.
¿Qué te ha aportado profesional y artísticamente ilustrar obras de personajes tan universales como Frida o Bowie?
Mucho. Con Frida me dio algo de miedo porque hay tanto escrito sobre ella… Pero en realidad, mi intención no fue hacer una biografía tal cual. Intenté dar una interpretación particular de ese personaje. No hago biografía, sino ficción desde mi propia interpretación, pero con mucho cariño y respeto. Todo parte de un aspecto emocional. Y eso el público lo ha captado. El libro ha salido muy bien. Y con Bowie ha ocurrido lo mismo. Cuando te sales del modelo estricto de hablar sobre alguien basándote solo en los datos y en lo que le ocurrió y te basas en lo visceral, la gente se identifica mucho. Y se está notando.
Compartes momentos de ilustración con Miguel Rivera, del grupo musical Maga. Has dibujado durante algunas actuaciones suyas, como en FNAC Sevilla. ¿Qué significa para ti la música en tu faceta creativa?
En momentos como ese, la música es superguay (risas). Siento ponerme tan profunda, pero es así. En mi casa, en la mayoría de las veces, necesito trabajar en silencio, pero en casos como el concierto de Miguel es hacer lo que te gusta escuchando a alguien a quien admiras. Soy muy fan de Maga. Quise ser cantante y esto es una oportunidad de formar parte de un ¡grupo! (risas). En ese momento te olvidas de la gente y solo estás tú, dibujando, y la música de Maga.
¿Y cómo se llega a una colaboración tan emocionante como singular como esta de combinar la música con la Ilustración?
Miguel y yo nos conocemos del barrio y tenemos amigos en común. Yo había hecho una especie de música ilustrada del siglo XIX, y él me había visto en El gato en bicicleta. Me propuso un día hacer algo así. Yo lo flipé, la verdad…
La ilustración, como la mayoría de los oficios de las artes, no suele recibir el apoyo que merece. Según tú, ¿en qué momento se encuentra?
Está en un buen momento porque está de moda, y eso es evidente. Las editoriales apuestan mucho por ella. Tanto es así que la ilustración ha salvado al libro en papel. Empezó a ponerse de moda en un momento en que el libro electrónico estaba por todos lados. De repente se empezaron a hacer ediciones muy bonitas de libros.
Ahora, en este punto he decir que nosotros somos artistas plásticos, aunque no seamos reconocidos como merecemos. Y tenemos la posibilidad de hacer discos, libros, carteles, exposiciones… Nuestro campo es muy amplio. Pero es verdad que económicamente no se nos valora bien.
¿Cuál es el sitio actual de la mujer en el ámbito de la ilustración?
Entre compañeros nos tratamos por igual. Nunca me he sentido diferente. Pero en la cultural en general, las mujeres artistas todavía estamos encasilladas en hacer ‘cosas para mujeres’. No lo hacemos nosotras con esa intención pero venimos de una tradición cultural que nos ha marcado. Hay un sector de la población al que nos cuesta llegar. Con Bowie, por ejemplo, me he dado cuenta de que empiezo a llegar a hombres, pero ¿por qué no es lo mismo con Frida? Siempre hay unos cupos para la contratación de mujeres artistas y nunca para la de los hombres. Nos queda todavía mucho, pero le estamos echando mucho coraje para cambiar esta situación.