'Marcos Chicot: «Lo malo de la política es cuando se convierte en el arte de la manipulación y no de utilizar el conocimiento»'

«La letra con sangre entra» dice el saber popular, aunque este a veces se equivoca. Una prueba de ello es este gran acercamiento a la filosofía que encontramos al leer la obra de Marcos Chicot y, en concreto, su última novela, El asesinato de Platón (Editorial Planeta). Una valiosa obra que nos permite disfrutar de la historia, la filosofía, y a la vez hacer un agradable viaje en el tiempo, nada menos que a la Grecia clásica.

Marcos Chicot: "Lo malo de la política es cuando se convierte en el arte de la manipulación y no de utilizar el conocimiento"

El asesinato de Platón es tu última novela, donde se combinan historia, filosofía y ficción. A quienes nos gusta este cóctel nos entusiasman obras como esta. En este sentido, me gustaría conocer el parecer de su autor, el enfoque que ha querido darle con el protagonismo de un filósofo de la talla de Platón, en una trama tan intensa y con tantos subidones como ofrece.

Sí. Ese es precisamente el objetivo, que los lectores sientan eso. Reconozco que a la hora de plantearme la novela, en lo primero que pienso es en lo que quiero transmitir, en recrear la Grecia clásica, y sobre todo el pensamiento de un personaje tan rico como es Platón. Es uno de los grandes maestros que tiene la humanidad en lo intelectual y en lo moral. Es por lo que lo he cogido. Lo mismo que antes cogí a Pitágoras y a Sócrates. Son casi los tres personajes que aúnan esa altura y esas aportaciones revolucionarias. Elegí para esta a Platón y quise hacer una novela, pero algo más; como novela quiero que la intriga, la tensión, la emoción, las ganas de leerla y seguir leyéndola sean máximas. Quiero que sirva para entretenerte, para evadirte y para disfrutar con ella como lectura. Pero, además, tiene un marco histórico, y esa recreación de ese mundo quiero hacerla de una forma muy placentera, con mucho detalle, que te sientas dentro de los personajes. Es una novela de personajes y quiero que el lector los viva desde su interior, con sus sentimientos, sus pensamientos… y que los comprenda. Son personajes muy diversos, esclavos, grandes gobernantes, filósofos, soldados… Quiero mostrar todo el caleidoscopio de la antigua Grecia, con sus escenarios, sus personajes, sus hechos. El primer planteamiento es ese, transmitirlo todo de una manera rigurosa.

La labor de documentación en este tipo de novela es fundamental, ¿verdad?

Sí. Llevo quince años escribiendo sobre esta época y para esta novela he dedicado un año y medio específico de documentación, antes de poner una sola palabra. He querido conocer al detalle toda la recreación histórica, la obra completa de Platón, por supuesto, y toda la documentación que manejé en las anteriores novelas. A partir de ahí construyo la trama desde lo real, tengo todo lo que quiero transmitir, y es cuando empiezo a envolverlo en la trama de ficción. Primero es tener la realidad clara de lo que quiero mostrar y luego lo envuelvo en la trama de ficción para que todo esté enlazado. Con la premisa también de no pararme nunca a dar explicaciones ni una larga descripción. Todo está integrado en la trama, convertido en un elemento de trama todo lo aprendido en la novela. Doy pequeñas pinceladas y al final pinto el fresco al completo del pensamiento y de la vida del personaje que la vertebra, que es Platón. Pero, como digo, pequeñas pinceladas para que el lector no tenga que hacer esfuerzo, para que simplemente disfrute. Y que disfrute mucho. Reconozco que quiero que la novela sea un instrumento de aprendizaje y de entretenimiento. Se puede hacer así, con muchísimo trabajo, claro, pero ese era el objetivo. Y he escrito la novela que quería escribir.

Siempre he pensado que el error en la enseñanza de determinadas materias es la incapacidad para transmitir los conocimientos sin que el alumno se aburra y se pierda. Con novelas como El asesinato de Platón, ese problema estaría resuelto, ya que el lector disfruta con una obra en la que además se adquieren conocimientos sobre historia y filosofía. En este sentido he de felicitarte porque lo has conseguido.

Además no lo aprendes de memoria. Eso es horrible, una tortura. Y encima no se queda, se olvida lo aprendido. Pero si lo comprendes no se te olvida nunca. De muchos institutos me llaman y me dicen que habían incorporado en su enseñanza El asesinato de Pitágoras y El asesinato de Sócrates. Y me han dicho que han incorporado ya El asesinato de Platón. A los chicos les están dando estas novelas para que se entretengan y a la vez aprendan y comprendan. Así no se les olvida.

El asesinato de Platón comienza en el año 372 a. C. Han pasado unos 28 años de la muerte de Sócrates, maestro de Platón, quien tiene aproximadamente 56 años, y acaba en el 347 a. C. ¿Se puede considerar una continuación, por ejemplo, de  El asesinato de Sócrates?

Están pensadas y escritas para que sean novelas independientes. Se puede leer El asesinato de Sócrates y El asesinato de Platón sin tener en cuenta el orden. Si se puede leer antes la primera y después la segunda, mejor. Pero no es necesario. He tenido en cuenta que puede haber gente que se acerque a Platón sin haber leído a Sócrates. Pero hay personajes que vimos en  El asesinato de Sócrates que aparecen en El asesinato de Platón, y que han envejecido. Pero quien lea esta novela de nuevas tiene las suficientes referencias sobre el pasado, el origen de Deyanira, que ya salía en Sócrates y la vemos en Platón en un flashback. El planteamiento era que fueran independientes pero manteniendo un lazo de unión. También me he preocupado mucho por no desvelar en Platón elementos relevantes que impidan disfrutar con la lectura de la novela anterior, sin perder la intriga y la tensión.

Marcos Chicot: "Lo malo de la política es cuando se convierte en el arte de la manipulación y no de utilizar el conocimiento"

Platón quiere poner en marcha el que considera su principal cometido: unir la política y la filosofía con el fin de que gobiernen la razón, la justicia y la sabiduría, en lugar de la retórica vacía de los demagogos, la corrupción y la ignorancia. Tantos siglos después, ¿crees que lo consiguió? Viendo a los políticos actuales parece que no, ¿verdad?

(Risas). No. Pero es nuestra misma referencia, nuestro mismo anhelo. Desaparecieron las democracias y  las volvimos a recuperar, los problemas que se han reproducidos son los mismos que había entonces: la demagogia, la corrupción, la necedad, la ignorancia… en lugar de usar la sabiduría, el razonamiento, la dialéctica… El pensamiento de Platón está tan alejado de la política de hoy en día… Era el objetivo más difícil y el que me marqué con más intensidad, que el lector a lo largo de la novela se sintiera vinculado con el proyecto platónico. Que deseara que llevara a cabo ese anhelo. Ya me gustaría que gobernaran la razón y la justicia. Que gobernaran los más capaces, los más formados, los más preparados. Ello entendiendo como aquel que desprecia a la riqueza, que quiere el bien del pueblo. Ese era un intento real de Platón. Ese arriesgar la vida para conseguirlo. Tenía que motivar al lector porque, en gran parte, esos son nuestros problemas de ahora. Se están agudizando incluso las consecuencias de tener un mal gobierno, que son peores en una época de crisis. Si encima tienes una crisis sanitaria que depende mucho de cómo un país utilice el conocimiento y el diálogo en un sistema democrático más limpio, todo lo que es menos contaminante que la demagogia y los demagogos. Platón nos habla, simplemente, de razonar, del pensamiento crítico, de cuestionarnos las cosas… y de valores. Los consideraba lo correcto, lo justo. Les dio tantas vueltas porque es lo esencial. Son unas guías de comportamiento que nos marcan Sócrates, Pitágoras y el mismo Platón. Esa unión de política y filosofía tiene buenas consecuencias. Los demagogos buscan conflictos, crear miedo, que la gente reaccione de la manera que ellos quieren, que no razone. Ya decía Platón que ese era el problema de una democracia, la demagogia. Con ella ya no hay razonamiento. Y es un poco lo que nos está pasando también. Es importante que reflexionemos un poquito, que hagamos una pausa, que seamos platónicos, y pensemos por nosotros mismos. ¿Qué estoy pensando? ¿Qué estoy sintiendo? Al final, lo malo de la política es cuando se convierte en el arte de la manipulación, en vez del arte de utilizar el conocimiento. 

¿Crees que Platón era consciente de lo complicado que era alcanzar su objetivo cuando emprende el viaje a Siracusa para entrevistarse con el tirano Dionisio?

Sí, creo que sí. Además, él lo dice, que tenía muchas dudas. En las cartas escritas por él que nos han llegado se ven esas dudas. Incluso dice que los oráculos no eran favorables para el viaje y para el proyecto. Ahí nos transmite sus dudas. Pero él era consciente de que su proyecto era más importante que él mismo. Él hace un planteamiento sobre su estado ideal. Y reconoce que eso es muy difícil de llevar a cabo. Mientras tanto lo que hay que hacer es unir lo más posible política y filosofía, que haya paz entre los pueblos, etc. Es el paso intermedio para ir acercándonos al estado ideal. Después de los sucesos que se dan, él ofrece un planteamiento alternativo, que son las leyes; nos traslada al imperio de la ley. Pues los gobernantes tienen que ser esclavos de las leyes. Acerca razón, justicia y conocimiento al gobierno. Tenía ilusión por su proyecto, sabía que había peligros, lo intentó y lo que no salía lo adaptaba a su propuesta. Platón fue tan influyente y otorgaba tanto prestigio que todo el mundo se quería adjudicar lo que hacía él, y en muchos casos se ha hecho erróneamente, como ocurrió con los nazis.

¿Quizás  Epaminondas se acercara más que los demás a la filosofía de Platón?

No lo había pensado. Pero realmente Epaminondas no llegó a gobernar. No sabemos cómo habría gobernado. Era un filósofo pitagórico, un hombre tremendamente capaz. El propio Cicerón decía que Epaminondas era el primer hombre de Grecia, más que Pericles o Alejandro Magno, y más que cualquiera. Era una referencia enorme por sus logros militares, por su genio, pero también por sus planteamientos. No se dejaba llevar por las pasiones. Sus actos son siempre muy generosos, de buscar el bien, y no la venganza; todo era muy razonado. Epaminondas es fascinante porque es un general invencible y un general filósofo, parecido a Platón porque era pitagórico, de base y moralmente. Lo ideal hubiera sido que Epaminondas hubiera ganado la guerra, se quedara como gobernante civil de Tebas, llamara a Platón para rediseñar una constitución, etc. Hubiera sido más probable que él estuviera dispuesto a aprobar una constitución y acercarse al proyecto de gobierno de Platón que Dionisio. Pero no pudo ser.

Es curioso que una persona que vivió en una época anterior a Cristo tuviera unas ideas tan potentes y avanzadas como Platón,  y que en el siglo XXI haya quienes piensen de forma tan retrógrada. Me refiero a cuestiones, por ejemplo, como su idea de la igualdad entre hombres y mujeres. Hay en El asesinato de Platón una trama que recomiendo a los lectores como el acceso a la Academia de Altea, hija de Perseo y alumna de Platón, con todos los obstáculos que tuvo que superar para ser admitida.

Platón trata los temas en sus obras de manera muy transversal. Habla de política, de filosofía, de la mujer. He trabajado mucho toda su obra para saber qué piensa, qué dice. Él no dice el hombre y la mujer son exactamente iguales. Si hoy en día decimos que el hombre vale 100 y la mujer vale 100, en la época de Platón se decía, el hombre 100 y la mujer 1. Y él decía, el hombre 100 y la mujer 95. No es criticable que con él la mujer no llegara a 100. Que en una sociedad donde la mujer valía 1, él dijera que valía 95 es muy importante. Quise mostrar a través de Altea el contraste entre la visión platónica, la visión en la Academia, lo que ella podía hacer allí y lo que podía hacer en la sociedad. 

Como amante de la cultura clásica, ¿cómo ves este afán que existe por parte de los gobernantes de excluirla de los planes de educación?

Sí, sobre todo la cuestión básica del pensamiento crítico y los valores. Decía Quevedo con gran rotundidad que “un pueblo idiota es la seguridad del tirano”. Pues el sistema se va volviendo tiránico, despótico, controlador, se aleja de lo que es una democracia, para convertirse en una demagogia, que lo que quiere es asegurarse el poder. Desde la base, desde la educación, pretende controlar para que la gente no se cuestione nada y no tenga valores que anteponga a las directrices que le llegan desde fuera. Si tienes valores firmes y llegan directrices con las que no estás de acuerdo, no te sometes a ellas. Si tienes capacidad de cuestionarte las cosas serás capaz de reflexionar lo que te propongan para decidir libremente. Para eso me formo y me creo un pensamiento crítico constante, veo diferentes ideas y planteamientos. Eso sería muy difícil de gestionar para el tipo de políticos que tenemos en la actualidad. El problema es lo lejano que están el poder y el conocimiento, la razón y los valores. Como sistema lo que interesa es que ni tengas valores que puedan oponerse a las directrices ni tengas pensamiento crítico capaz de cuestionarte las cosas. Eso incluye la desaparición de toda enseñanza que no te lleve exclusivamente a ser una unidad de producción y  consumo.

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