La poeta y narradora algecireña, Juana Ríos, habla en exclusiva sobre las claves literarias de su obra, su visión del mundo actual y el de siempre. La autora de la novela La voz de lo que fuimos (Huso Editorial) considera que su “voz poética también es parte de su prosa”.
Por: Alejandro Pidal
De la poesía a la novela, ¿cómo ha sentido el salto?
Realmente siempre he escrito narrativa, aunque en los últimos años me haya centrado en la poesía, tal vez porque mi prosa se puede calificar de poética. No ha sido para mí un salto porque me siento igual de cómoda en los dos estilos.
¿Cambia su mirada del mundo desde la poesía con respecto a la novela?
Creo que no, la diferencia está en la inmediatez que siento en la poesía, la veo como un vehículo en el que expresar las emociones, sentimientos, pulsiones, de una forma más directa. La novela requiere un trabajo mucho más comprometido en el tiempo, más laborioso. Crear un argumento, dotar a los personajes de su propia sicología, tramar, hilar, construir un universo en el que el lector pueda adentrarse, reconocerse, asombrarse, descubrir. Y, aun así, la visión poética del mundo está en mi prosa, me es «imposible» desprenderme de esa mirada. Tal vez porque para mí la literatura es una manera de traducir la vida, de traspasar lo tangible para intentar desvelar lo mágico, abrir un camino hacia lo invisible que existe detrás de lo que vemos.
¿Qué se encontrará el lector en La voz de lo que fuimos?
Va a encontrar un universo donde los personajes viven con mucha intensidad, una novela de vida, de gente de carne y hueso que se mueve en circunstancias difíciles en las que gestionan sus emociones condicionados por las adversidades, pero a la vez movidos por una gran fuerza interior. Encontrará un homenaje a la vida rural de la España de posguerra, con su dureza y a la vez con la autenticidad de ese universo donde sus habitantes mantienen una relación que se ha perdido con la naturaleza, la montaña, los bosques; también, mucha valentía, esfuerzo, supervivencia, lucha, sin perder la esperanza y guardando un trocito de alegría en sus corazones en mitad de la desolación Y, en contraposición, la historia de unos protagonistas del tiempo actual, movidos por sus búsquedas personales, sus carencias, sus dramas y sus deseos.
¿Nos podría hablar de su proceso de escritura?
No soy de dibujar mapas minuciosos, detrás de una idea general y unos personajes que me gusta construir muy definidos, dejo que la intuición me guíe, además me gusta que ellos mismos me sorprendan. A veces, dentro del escenario físico y sentimental de la historia surgen matices o situaciones que necesito plasmar.
¿Qué representa para usted el mundo actual?
No sé si a lo largo de la historia de la humanidad siempre hemos pensado que estábamos en una crisis moral, o de valores, a veces creo que es inherente a nuestra naturaleza, que somos unos «bichos muy raros», pero tengo la sensación de que ahora especialmente estamos algo perdidos, refugiados muchos en nuestras burbujas de comodidad (me incluyo), con miedo al exterior, al sufrimiento de gran parte de la humanidad, a la destrucción del planeta y los mensajes catastrofistas. Tan comunicados, tan mediatizados, tan pesimistas, tan individualistas. Creo que necesitamos nuevas ideas, gente con capacidad para ilusionar, movernos hacia otros valores, aprender a renunciar a cosas para soñar con ideas.
No puedo evitar pensar en Un mundo feliz de Huxley.
¿Hacia dónde va la literatura de Juana Ríos?
Creo que mi manera de contar es la de abrir la piel de un universo físico y adentrarme en los seres que lo habitan, contar cómo viven, qué los condiciona, qué sueñan, qué sienten, y siempre intentando que toquen al lector, que compartan la emoción, que se puedan identificar con ellos.