En principio iba a realizar un viaje de 106 días, su segunda vuelta al mundo. Pero las circunstancias que asolaron a este por la pandemia del coronavirus hicieron que su experiencia a bordo del Costa Deliziosa se convirtiera en un confinamiento de cuatro meses por la declaración de emergencia internacional que obligó a muchos países a cerrar sus puertos… La gran catástrofe amarilla (Editorial Planeta) muestra las anotaciones de J.J. Benítez en su cuaderno de bitácora, y apunta a que el origen del virus está en un experimento realizado en un laboratorio militar de Estados Unidos.
La gran catástrofe amarilla es su última obra. Entiendo que parte de manera inesperada y fruto de la necesidad de expresar lo vivido ante una novedosa experiencia en un accidentado viaje.
Sí, sí. Más o menos fue así. Me embarqué en una segunda vuelta al mundo por razones simplemente de placer y de turismo, y en un momento determinado surge la pandemia y cambia toda la historia. En el barco empiezan a pasar cosas raras, la gente casi se amotina… En fin, La gran catástrofe amarilla es un retrato psicológico de las personas ante una situación extrema.
¿Cuándo y por qué surge este deseo de escribir La gran catástrofe amarilla y explicar lo vivido a bordo del Costa Deliziosa?
Al final. Prácticamente cuando ya estábamos terminando el crucero. Me di cuenta que allí había mucha información, que realmente merecía la pena contar cómo se comporta la gente ante la posibilidad de morir. Esa fue la razón por la que decidí reunir todas las notas que tenía en mi cuaderno de bitácora, con el que llevaba días, y contar la experiencia en un libro.
La gran catástrofe amarilla comienza en los días previos al inicio de la actual pandemia. Pero esta catástrofe está expuesta desde un punto de vista distinto a los conocidos hasta ahora, a bordo de un barco y en un viaje de vuelta al mundo.
En parte sí. Pero creo que la perspectiva es la misma para todo el mundo. Es decir, hay un virus que está matando gente. Te puede tocar mañana. La perspectiva prácticamente es igual. Lo que cambia es el paisaje. No es lo mismo vivir la pandemia en España que hacerlo metido en una burbuja, en un barco, en el mar.
La obra la subtitula ‘Diario de un hombre tranquilo’. ¿Por qué está escrita en forma de diario y no novelada?
Porque fue lo que realmente pasó. Yo llevaba un diario, un cuaderno de bitácora, desde el primer día, anotando todas las impresiones, las experiencias, las visitas, las excursiones, etcétera. Fui anotando las conversaciones que tenía con la gente, mis impresiones personales, y me pareció que lo más lógico era exponerlo todo con un diario.
Realiza una referencia a una profecía que advertía de una catástrofe mundial de esta índole.
Sí. Yo recibí esa información en el año 2011. Me quedé tan impresionado que me fui a un notario y le pedí que levantara acta de esa información. La registró, y en el libro saco unas fotografías con el documento.
La gran catástrofe amarilla comienza con la recepción antes del viaje de una carta recibida desde California, que no la abre hasta el regreso, y que supone el final de la obra. El libro traza una trayectoria circular desde que recibe la carta al principio hasta que la abre al final.
Sí, sí. Es una carta que yo había recibido pero que por razones de tiempo no llegué a leer. La dejé encima de mi mesa, en mi despacho, para leerla a la vuelta. Al volver fue cuando la leí y me encontré con la sorpresa de que una señora, una militar norteamericana, informaba a otra persona, que es la que me pasa la información, de que todo esto ha sido fabricado en un laboratorio militar estadounidense y sembrado por el mundo.
En su obra, como ha comentado, refleja de manera fidedigna las reacciones de los pasajeros del Costa Deliziosa, provocadas por el miedo, hasta el punto de hacer acopio de los alimentos como si no hubiera un mañana.
Es una situación dramática… No sé si comprensible o no, pero entiendo un poco la psicología de la gente que se refugia en lo que tiene a mano, y en este caso, en un barco. Se iba al buffet, agarraba cuatro o cinco platos, y se iba al camarote. Y para eso no le importaba pelearse con los demás… empujar, robar… lo que hiciera falta. Esto es un retrato psicológico de cómo se comporta el ser humano en general, hay excepciones, por supuesto, ante situaciones tan críticas.
Su experiencia vital y profesional le ha permitido vivir situaciones inalcanzables para la mayoría de nosotros.
Llevo ya 50 años de investigación por el mundo. Me he visto en muchas situaciones comprometidas, con riesgo, incluso, de mi vida.
¿Qué sensaciones le genera esta pandemia que está haciendo que vivamos una experiencia inusual?
No. Esto se ha repetido otras veces en la historia. Lo que pasa es que no la conocemos o no la sabemos. Pero estas situaciones de pandemia han existido anteriormente. Ha habido muchísimas. En el siglo XIV hubo una peste negra que acabó con 200.000.000 de personas en Europa; solamente en Europa. Ahora nos ha tocado a nosotros, y espero que después de los últimos coletazos nos deje respirar. El comportamiento de las personas es el que se puede esperar. Hay de todo. Gente irresponsable, gente con miedo, gente paranoica… de todo.
El nacimiento de La gran catástrofe amarilla se anticipa al de una novela que esperaba escribir durante su vuelta al mundo, Helena.
Bueno, está escrita. Helena (con Hache). La terminé en el barco. No sé cuándo se publicará.
Es curiosa la matización Helena con H porque en La gran catástrofe amarilla también la hace cuando habla de la novela…
Sí, porque en este caso es una niña, mi nieta de seis años, que siempre especifica cuando se le pregunta cómo se llama: “Helena, con H”, por si acaso.
¿Qué reacciones espera del público lector con respecto a La gran catástrofe amarilla?
Pues no lo sé. Cada ser humano es distinto. Cada persona interpreta las cosas de una manera diferente. Lo que me parecería interesante si lee el libro es que llegue a la conclusión de que lo que hay que hacer es vivir el momento, vivir el presente… y poco más.
Fotografía de portada de Miguel Garrote.
Un comentario
Lo he leído. Extraordinario