Pequeños placeres en el mundo del libro es una amena obra escrita “para el disfrute del lector, tanto profesional del libro como aficionado a él”, según ha declarado a Gatrópolis su autor, Fran Nuño. Quienes nos siguen habitualmente conocerán la trayectoria de este polifacético amante del mundo del libro, quien amablemente nos ha hablado de lo que supone para él su actividad diaria, recogida en este trabajo editorial que nos presenta.
Pequeños placeres en el mundo del libro va dirigido según consta en el subtítulo a “escritores, editores, libreros y demás entusiastas de la letra impresa”. Te diriges a todos los eslabones de la cadena, desde el proceso creativo hasta el lector, pasando por la edición y la venta de las obras, algo importantísimo. Aquí nadie sobra, ¿verdad?
Absolutamente nadie. Para que un libro llegue al lector se necesitan todos estos eslabones de la cadena (habría que incluir también a la distribuidora y la biblioteca, que en algún capítulo también los menciono) y me apetecía mucho, ya que he tenido la suerte (y la sigo teniendo) de participar en estas tres facetas que se indican en el libro, de escribir una obra que fuera un pequeño homenaje a estas labores librescas, resaltando esos pequeños placeres que vivimos los que nos dedicamos a esto.
¿Pequeños placeres en el mundo del libro es también una invitación a disfrutar de la vida a través de los pequeños detalles?
Como explico en el prólogo, soy un gran lector de este tipo de libros que hablan sobre esos pequeños placeres de la vida, por lo que ya, en otras ocasiones, en mi obra general ha salido a relucir este tema, de hecho uno de mis libros más conocidos tiene por título El mapa de los buenos momentos, y también aborda los pequeños placeres desde la perspectiva de una niña de diez años, aunque con un trasfondo muy distinto. Así que ahondando en este asunto, se me ocurrió escribir una obra que tratara de los pequeños placeres relacionados con mi vocación y profesión: el mundo del libro. Y sí, es una invitación también a que, en la medida de lo posible, disfrutemos más de nuestros quehaceres cotidianos.
En tu obra en general se evidencia una clara vocación docente, pero no sólo hacia los niños sino también hacia los adultos. ¿Recuerdas a los maestros de escuela de antaño que tanto saber difundían y que se han perdido con el tiempo? ¿Cómo lo ves?
Bueno, soy de la opinión de que tanto ahora como en el pasado existen y han existido muy buenos profesores. A lo largo de cada temporada cultural visito muchos colegios y la mayoría de maestros y maestras que voy conociendo hacen un trabajo admirable. Es una profesión que admiro y respeto mucho y para la que se necesita una gran vocación. Cualquiera no vale para ello.
Pequeños placeres en el mundo del libro está estructurado en tres partes, todas relacionadas con tu actividad literaria, desde la de escritor hasta la de librero, sin olvidar la de editor. Otra de tus facetas es la de dinamizador cultural. ¿En tu caso podría ser esta la culminación de todo el trabajo anterior?
En mi labor como dinamizador cultural participan, como bien señalas, mi faceta como escritor, pues la mayoría de las actividades que realizo están basadas en mis propios libros. Pero también se dejan ver mi faceta de editor y librero cuando doy charlas o conferencias sobre el mundo del libro, por lo que toda esta experiencia que he adquirido con los años es muy importante para mí, para después compartirla con los demás. Disfruto también mucho preparando cada curso nuevas actividades y después, claro está, llevándolas a cabo.
Virginia Woolf reclama en Una habitación propia ese lugar elegido y acomodado para escribir y crear. Tú también haces referencia a esa necesidad, pero también hablas de los momentos y lugares espontáneos que surgen cuando la imaginación llama tu atención y fluyen ideas.
Sí, yo tengo un par de lugares fijos que utilizo para escribir: mi despacho y mi librería. Son lugares en los que me siento muy bien trabajando en mis libros. Pero, no obstante, también me gusta tomar apuntes de nuevas ideas o hacer borradores de poemas en cafeterías, trenes, plazas, parques… Siempre me gusta llevar para ello un cuaderno y un bolígrafo, pues nunca se sabe en qué momento va a aparecer en tu mente ese “chispazo” que pueda ser el inicio de algo que llegue a convertirse en un libro.
¿Te has imaginado una vida tuya ajena al mundo del libro?
La verdad es que, hoy por hoy, no me veo dedicándome a otra cosa, para mí el mundo del libro es un modo de vida. Creo que es lo único, en relación al sector laboral, que sé hacer medianamente bien, aunque pienso que aún me queda mucho por aprender. Siempre intento mejorar lo que hago en cada proyecto, aprender de mis errores del día a día y en la jornada siguiente intentar superarlos. Nunca debemos perder la facultad de aprender, sea lo que sea a lo que nos dediquemos profesionalmente o de forma aficionada.
Tras llegar a los 20 años de dedicación al libro, ¿en qué ha cambiado Fran Nuño como persona gracias a esta profesión?
Cuando empecé en esta profesión, lo único que sabía es que me gustaba mucho leer y escribir y que quería dedicarme al mundo del libro, pero sabía muy muy poco de este oficio. Así que cada día era un aprendizaje constante y, como he dicho antes, sigue siéndolo. No obstante, si vuelvo la vista atrás, ni por un momento imaginé que tendría oportunidad de hacer tantas cosas en torno al mundo del libro. No sé exactamente en qué he cambiado como persona gracias a esta profesión, lo que sí sé es que pasan los años y cada vez estoy más seguro de mi vocación, con las cosas buenas y no tan buenas que tiene este trabajo.
Aunque hay diferencias entre Pequeños placeres en el mundo del libro y Guía básica para vivir del cuento, ¿podemos decir que ambas obras se complementan?
Guía básica… es un libro más técnico y práctico, más pensado para que todos aquellos que quieren empezar (o acaban de empezar) en este mundo del libro (sobre todo enfocado en la literatura infantil-juvenil) tengan al menos una base, una brújula, que les pueda indicar el camino a seguir. Y Pequeños placeres… es un libro más para el disfrute del lector, tanto profesional del libro como aficionado a él, aunque también entre sus páginas se tratan temas que se pueden complementar con las distintas cuestiones que se plantean en Guía básica para vivir del cuento.
Para terminar, ¿qué placer o placeres de los que nos hablas en tu libro te llenan más a nivel personal?
La verdad es que te podría indicar un buen número de ellos, pero por destacar algunos te diría estos: firmar un contrato de edición, ver los primeros ejemplares de un nuevo libro, tener encuentros con lectores, seleccionar novedades para la librería, recomendar libros, empezar una nueva temporada cultural, leer en el tren el manuscrito de un autor…
Fotografía de portada de Patandi.