Asegura que no se ve sin poder leer, sin tocar un libro… Este año Fran Nuño va a cumplir dos décadas vinculado al ámbito del libro. En el mismo está desde las facetas de autor, librero, editor y dinamizador cultural. Es un todoterreno que disfruta con lo que hace. Va a ser homenajeado en la inminente Feria del Libro de Sevilla. ‘Donde esperan los libros’ acaba de ser presentado en México, mientras su ‘Guía básica para vivir del cuento’ se ha convertido en su última obra, de momento.
El pasado lunes se celebró el Día Internacional del Libro. ¿Cómo viviste una fecha como esa?
Durante esta semana y la anterior he estado visitando ferias del libro, como la de Fuentes de Andalucía, o bibliotecas y colegios. Lo que pasa que esto lo hago durante todo el año, menos en verano. Es verdad que en abril y mayo es cuando más trabajo hay. Alrededor del Día del Libro se organizan muchos actos en colegios, institutos, bibliotecas o ferias del libro, como ya he dicho. A nosotros, que intentamos vivir del libro, o del cuento, como en la `Guía básica para vivir del cuento´ (risas), nos vienen muy bien todas estas reivindicaciones que se hacen. Nos gustaría que este interés fuese siempre, pero por lo menos es positivo que exista una fecha clave en la que se reivindique el mundo del libro, de la lectura… y que estemos ahí los animadores, los divulgadores, realizando actividades para que la gente vaya descubriendo el placer de la lectura. Es una fecha en la que los medios nos tienen más presentes. Es bueno que exista un día, una semana, en la que los protagonistas sean los libros y la lectura, y sean noticia de cabecera.
Llevas 20 años vinculado al mundo del libro, bien como escritor, editor, librero o dinamizador cultural.
Sí. En 1997 hice como un ensayo general con una librería en Triana, en la calle Evangelista. Con esto estuve ocho meses. Me surgió la oportunidad de abrir una librería en la calle San Luis y, oficialmente, se puede decir que empecé ahí, en el verano de 1998. Pero durante esos meses en 1997 fui conociendo todo el entramado del mundo del libro.
¿Y qué evolución has visto que se ha dado en cuanto a los hábitos de lectura? Supongo que habrá sido positiva, ¿verdad?
Aquí hay varios dilemas. Han empezado a surgir plataformas como Amazon, que les quitan su sitio a las librerías. También están los libros electrónicos, el problema de la piratería… El libro electrónico no es tanta competencia en sí, sino la piratería que se hace con él. Ese es el problema, más que la gente compre libros electrónicos y no en librerías. Ahí tenemos un problema. La evolución que he visto es que las librerías han pasado de ser simplemente una tienda donde la gente va a comprar libros a espacios culturales. La figura del librero ha pasado a ser un gestor cultural que no solo recomienda libros sino que también tiene una programación de actividades culturales, presentaciones, cuentacuentos, talleres, recitales… dependiendo de las dimensiones del local. En mi caso, como mi librería es muy pequeña he salido fuera a hacer actividades, como ocurría en la ONCE; ahí empecé con mis actividades con el nombre de la librería. El primer recital de poesía fue en la ONCE con un grupo de poetas que creé. Esa es la evolución que he visto, que las librerías se han convertido en algo más que un lugar donde se venden libros. Ahora no es suficiente con saber mucho de libros; ahora es necesario hacer algo más, convertir las librerías en espacios culturales.
¿En cuál de las facetas con las que te vinculas al mundo del libro te encuentras mejor?
Empecé como librero porque me gustaba mucho escribir; evidentemente, también me gustaba mucho leer. Comencé escribiendo teatro para adultos. Después fui descubriendo autores de literatura infantil que me animaron a investigar y a escribir sobre este género para intentar publicar. Mientras tanto abrí la librería. Claro, entré en el mundo del libro como librero pero fui contactando con editoriales que me fueron conociendo poco a poco. Al principio, como explico en el libro `Guía básica para vivir del cuento´, fue complicado. Abrí una pequeña editorial, con la que saqué mis dos primeros libros. Y eso me dio la oportunidad de visitar colegios, bibliotecas… y presentarme a las editoriales. Empecé a trabajar con el grupo Almuzara, a ganar algunos premios… Eso hizo que me fuera especializando como autor de literatura infantil y juvenil. Ahora, mi labor principal es la de autor, pero también la de dinamizador. Esas son mis prioridades, pero sigo con la librería y la edición, aunque en este caso me considero un microeditor. Publico a autores locales de poesía, de cuento… y cada cierto tiempo, uno o dos años, aproximadamente, saco algún libro mío, de lo cual no vivo pero sí es algo que me satisface.
En tus libros tratas temáticas muy variadas. ¿Cuántos has publicado ya?
Prácticamente, 40. Me gusta trabajar distintos géneros, distintos temas… Tengo libros más comerciales, como Detectives y misterios nada serios; Pies, zapatos y zapatillas; Magos muy majos… para que lo chavales se entretengan y pasen un buen rato. Otros son más literarios, como son los álbumes ilustrados, los poemarios infantiles y los didácticos, libros informativos, y algunos libros para adultos, algún poemario… Pero es algo que hago por capricho. Ahora estoy preparando un libro de letras flamencas. Pero es por vocación, sin intención de que el libro llegue muy lejos.
¿Qué supone para ti un libro desde tu faceta de lector y desde la de autor?
Como lector, evidentemente, es algo que me acompaña desde toda mi vida. Los libros están relacionados conmigo. La lectura es para mí algo imprescindible en mi vida. No me veo sin poder leer, sin tocar un libro y sin estar al tanto de lo que se publica, de los autores, descubrirlos, etc. Es un disfrute, esa es la palabra. Resume mi relación con los libros: disfrute. Y como autor también es un disfrute pero convertido en trabajo. Intento siempre hacerlo lo mejor posible, avanzar en cada proyecto, que el lector que me lea no se sienta defraudado, que le guste, que a ese dinero invertido en una obra mía le saque el mejor partido… Es lo que intento. Es imposible gustarle a todo el mundo. Lo que hago en cada proyecto es disfrutar. Se lo digo mucho a los niños cuando me piden algún secreto a la hora de escribir. Les respondo que el secreto es disfrutar al máximo, porque si no lo haces cuando escribes difícil será que lo haga el lector cuando te lea. Cuando un proyecto no me gusta, no disfruto con él, lo dejo; cuando leo un libro, si no me hace disfrutar, también lo dejo. En resumen, disfrute como lector y disfrute evolucionando como autor; siempre disfrutando.
El mismo 23 de este mes, coincidiendo con el Día Internacional del Libro fue presentada en Ciudad de México tu obra ‘Donde esperan los libros’. Ese disfrute del que hablas será mayor cuando ves que tus libros llegan a otros países y son traducidos a otros idiomas. Hablamos de todo un privilegio, ¿cierto?
Eso no me lo esperaba ni en mis mejores sueños. Cuando empezaba tenía unas metas muy bajas: publicar, y poco más… Pero todo ha ido a más y, efectivamente, me siento un privilegiado.
El nombre es muy bonito, ‘Donde esperan los libros’…
Es un homenaje al mundo de las librerías. Hago un recorrido por algunas de ellas. La editorial se ha encargado de buscar librerías de distintas ciudades del mundo que encajen en esa categoría en las que yo las ubico. También hay un apartado más de fantasía donde cuento, todo en ficción, hechos curiosos que me han pasado en esas librerías. Como he dicho antes, no me esperaba que me fueran a traducir en distintos idiomas o que mis libros fuesen a estar en países de Sudamérica. Gracias a las editoriales se ha podido lograr todo esto. Cuando miro hacia atrás me siento, como digo, un privilegiado, porque trabajando en lo que me gusta tengo la oportunidad de llegar a todo ese público.
Has ganado varios premios y, además, este año vas a ser homenajeado en la Feria del Libro de Sevilla. ¿Cómo se lleva todo esto?
Siempre digo que los premios te animan a seguir, a pensar que lo que haces va por buen camino. Pero también digo que eso no es todo. Hay que tener los pies en el suelo. Bienvenidos sean todos los premios que me puedan dar. Pero no por eso pienso que lo tengo todo hecho. No. Me gusta pensar que tengo que aprender todavía mucho. Quiero ser lo más humilde posible y continuar aprendiendo, investigando, trabajando, etc. Y lo de la Feria del Libro es muy importante, de lo más. Estoy muy agradecido a la organización de la Feria. Me da mucha alegría.
En los títulos de tus libros buscas habitualmente algo que llame la atención. Lo mismo que has hecho, por ejemplo, con ‘Donde esperan los libros’ lo has repetido con `Guía básica para vivir del cuento´.
Busco siempre títulos para llamar la atención. Son muy importantes. En este caso, cuando empecé a escribir un libro como `Guía básica para vivir del cuento´ tuve claro que tenía que ser este. Para que jugara con el factor de llamar la atención, que la gente se preguntara sobre qué va. Y va de hacer de brújula para que el que se quiera dedicar a esto sepa qué ha de hacer. Al editor de El Paseo, David González, le gustó mucho el título, llama la atención y es irónico; juega con el doble sentido.
¿En quién te inspiras en tu ámbito? ¿Quién es tu espejo?
Siempre le digo a los niños que me dedico a la literatura infantil gracias a un autor italiano llamado Gianni Rodari, que murió en 1980. Recibió el Premio Andersen, el más importante que reciben los autores de literatura infantil y juvenil; es como el Premio Nobel de Literatura. Me enganchó con un libro suyo cuando yo tenía unos 21/22 años, que se llama ‘Cuentos por teléfono’. Es magnífico. Son cuentos cortitos donde mezcla la fantasía, el humor, el ingenio… Lo recomiendo a los padres para que se lo lean a los niños. Me suelen decir después que a sus hijos les ha gustado, pero a ellos, más. Creo que la literatura infantil es aquella que les gusta a los niños pero también la disfrutan los padres. Rodari visitaba colegios, bibliotecas… hacía talleres, escribía libros para incentivar la lectura y la escritura, con lo cual es un referente para mí y para la mayoría de los que nos dedicamos a esto. Es uno de los grandes pilares de la literatura infantil y de la dinamización lectora, que se podría decir que es una profesión nueva, de solo veintitantos años, y este hombre, fallecido en 1980, ya lo hacía mucho antes. A nosotros nos sirve de referente.
¿Qué te gustaría conseguir con `Guía básica para vivir del cuento´?
Quiero conseguir lo que no tuve. Cuando empecé no tenía ni idea de cómo funcionaba el mundo del libro. Me encantaban los libros, conocía algunas editoriales, pero no sabía cómo era el proceso por el que los libros llegaban a las librerías, qué gestiones había que hacer, etc. Todo lo aprendí sobre la marcha. Pretendo ofrecer este libro a quienes comiencen ahora. Es básico, pero permite saber cómo funciona el mundo del libro, la dinamización cultural… Quiero que sirva de orientación. Hay un capítulo donde recomiendo otros libros donde se puede investigar sobre literatura infantil como autor, editor o dinamizador.
¿Qué les dirías a la gente joven que no lee para que se aficione a la lectura y a los educadores para lograr este objetivo?
Tengo dos manuales publicados, `Manual de técnica de animación a la lectura´, dirigido a educadores, dinamizadores… e `Ideas prácticas para animar a la lectura desde casa´, dedicado a los padres. Nada es milagroso. Pero aunque no tengamos una varita mágica debemos tener paciencia, no traspasar la línea que separa la motivación a la lectura de la obligación. Leer no es un castigo. Gianni Rodari tiene un decálogo de cómo no hay que animar a la lectura. Cada cosa tiene su momento. Aconsejo a los educadores y a los padres que se informen. Hay muchos manuales sobre fomento de la lectura. Cuando obligamos a un niño a leer lo que vamos a conseguir es desmotivarlo. Es bueno visitar con ellos librerías, bibliotecas…, compartir nuestras lecturas, crear un buen ambiente lector en casa, como colocar los libros al alcance de los niños, a su altura, en un sitio atractivo. Hay que fomentar el placer de la lectura pero sin obligar.