El guionista Félix J. Velando acaba de publicar Yoga a primera vista (Editorial Planeta), una novela de la que hemos hablado recientemente en Gatrópolis, y con la que tenemos las risas aseguradas. Todo gira en torno a Jorge, quien tras la ruptura de la relación que tenía con su novia Andrea, hará todo lo posible por recuperarla. Este protagonista es un poco desastre, y las situaciones surrealistas que vivirá en su particular odisea lo llevarán por caminos que él nunca imaginaría.
Cuando conocemos a Jorge y su propósito en esta historia, nos lleva a preguntarnos, ¿hasta dónde podemos llegar por amor?
Hay gente que ha hecho muchas locuras, como cruzar medio mundo. Sobre todo el mundo de la ficción ha dado mucho juego. Stephen King decía que el amor es lo que mueve el mundo. El ser humano por amor o por lo que cree que es amor, es capaz de casi todo.
En Yoga a primera vista también se habla del fin del amor, de cómo cada persona lo asume de una manera diferente, y el daño que eso nos puede generar. Lo vemos sobre todo en el personaje del protagonista…
Al final creo que ya se resigna. Él intenta recuperarla, es consciente de que ha sido un poco imbécil durante la relación, y que merecía la pena recuperarlo. En él llega a haber un punto de madurez, y se da cuenta de que es mejor dejarlo así. No quería un final romántico al uso, porque creo que la vida no funciona así muchas veces. Y tampoco el personaje se merece volver con ella, porque es un poco cafre.
El protagonista de la novela va pasando por situaciones bastantes surrealistas de las que va saliendo un poco airoso, ¿cómo planeaste esta historia?
Necesitaba conflictos y problemas, pero para llevarlos a la comedia. Tenía que ir in crescendo, que fueran pasándole cosas cada vez más gordas, situaciones peores, pero siempre buscando la risa. Cuando planteaba alguna escena pensaba “¿qué puede haber de cómico en un funeral, en entrar en una comisaría con droga en tu posesión, en verte sin documentación…?”. Todo es cuestión de perspectiva, lo mismo puede ser un drama, y que sea todo triste o jugártela con la comedia, como he hecho en esta novela.
Yoga a primera vista es una comedia, pero toca temas muy serios y actuales: la precariedad laboral o la insatisfacción personal, ¿cómo se logra conjugar la comedia y el drama?
Mark Twain decía que “la comedia es igual a tragedia más tiempo”. Si cambias un poco la perspectiva puede ser igual visto desde la comedia que del drama. Sí que es cierto que hay momentos más serios, pero también por contraste. Si siempre estás en la risa, es muy difícil mantener las secuencias cómicas. También hace que te preocupes más por el personaje si hay momentos de tranquilidad, de reflexión, de ver lo que siente… En las series, por ejemplo, hay tramas muy intensas, pero luego están los alivios cómicos en los que poder respirar. Aquí hay mucha comedia, y un poco de seriedad que nos permita conocer más profundamente a los personajes, y que no fueran solo títeres a los que les pasan cosas. No sé hasta dónde he llegado, pero al menos es lo que buscaba con la novela.
Has sido guionista de series como Física o Química, 7 vidas o El Secreto de Puente Viejo, entre otras. A la hora de escribir una novela, ¿qué diferencias encuentras con la escritura de un guion?
El guion suelen ser ideas por encargo, y hay mucha supervisión, hay un productor ejecutivo en la cadena… Tienes menos libertad. En esta novela he hecho de mi capa un sayo, Planeta nunca me dijo nada de cambiar cuando la leyó, siempre libertad total. Nadie me ha dicho: “oye, no pongas escenas en exteriores que son muy caras” [risas]. He hecho los personajes que he querido, he hablado de drogas, de ansiolíticos, he metido cerdos, otros animales… Mucha libertad, que se agradece de vez en cuando.
Llama la atención que Jorge, siendo guionista, a veces no sepa cómo llevar su vida o qué decir en determinadas situaciones. Incluso es algo que él comenta en varios momentos en la novela.
Es cierto que a veces te dedicas a escribir historias y más o menos dialogas con fluidez, pero a mí me pasa que a lo mejor me dicen algo que sienta mal, y en ese momento te quedas bloqueado. Hay una serie que se llama Seinfeld, y tiene una trama parecida a eso. Cuando se le ocurre la respuesta al personaje, el otro ya no está, y se hace un viaje de 3.000 km para decírselo. A mí me pasa a veces, tienes algún momento de tensión de decir “la respuesta era esta, ¿cómo no se me ocurrió?” Y eso lo reflejé en el pensamiento que has dicho.
“Así se dirigía el rumbo de mi vida, por las decisiones de otros”, esto lo dice Jorge, y es algo que piensa en varios momentos de la historia. Esto también es algo que nos pasa en ocasiones. No sabemos si hemos seguimos un camino por decisión propia o por la presión de los demás, ¿no?
Muchas veces a mí mis padres me decían que estudiara Derecho, que tenía muchas salidas, nos les hice caso, pero les podría haber hecho. Mucha gente te quiere decir lo que debes hacer. Y a veces no es que te lo digan, cuando tienes jefes, parte de tu vida y de tu tiempo está a su disposición. Por ejemplo, en medios de comunicación, cuando tenías que terminar un capítulo, lo tenías que hacer. Cuando empecé me podía pasar 14 días seguidos trabajando. Se caían capítulos o argumentos, y había que volver a escribir. Yo ya no decidía sobre mi poco tiempo libre, y le pasa a mucha gente, me temo.
En Yoga a primera vista haces cierta crítica a las redes sociales y al uso que les damos, en ocasiones excesivo. Como la obsesión de muchos por los “me gustas”, o por parte de algunas empresas que solo quieren a gente con muchos seguidores, ¿qué opinión tienes al respecto?
Sobre eso he leído algún caso, a mí no me ha pasado. En ningún momento me han preguntado, pero sí que hay editoriales, a lo mejor las más pequeñas, que no tienen dinero para promoción. Y luego hay mucha gente enganchada al “me gusta”, con el chute del botoncito rojo que se ilumina… Yo he intentado huir de todo eso. De hecho, recientemente, he reabierto mi Facebook después de cuatro años. Pero he leído que todo esto causa más infelicidad que felicidad.
Todo esto lleva a una realidad que no existe, viviendo siempre de cara a los demás, y es un poco triste, ¿no?
Durante el confinamiento leí un libro que hablaba de cómo el principal objetivo de todas, es tenernos el mayor tiempo posible online. Y una de las maneras es a través de los likes, ofreciéndonos vídeos que nos pueden gustar o indignar, que a veces son los que más enganchan. Estamos perdiendo el control de nuestro tiempo.
¿Te gustaría que se hiciera una adaptación de la novela, ya sea en cine o televisión?
Profesionalmente estaría muy bien, lo que pasa que tras el proceso de publicación, en la que me la he leído como tres veces en el confinamiento, quiero alejarme un poco de ella. Y, claro, hacer una serie o una película supondría volver a ella. Me encantaría, pero de aquí a medio año. Quiero descansar de este argumento, del que estoy contento, y luego si alguien la quiere hacer, encantado. Si lo escribe otro o me ayuda, mejor [risas].