'Daniel Bernabé: “Jaime sabe que los medios de comunicación tienen una hipoteca importante con la sociedad”'

Daniel Bernabé: “'Todo empieza en septiembre' es un libro esperanzador”

Daniel Bernabé nos habla de su primera novela

Tras una trayectoria vinculada a la literatura y al periodismo, Daniel Bernabé se atreve con su primera novela.
Daniel Bernabé acaba de publicar su primera novela, Todo empieza en septiembre (Editorial Planeta). Su relación con el mundo literario viene de lejos. Los libros de relatos De derrotas y victorias (2011) y Trayecto en noche cerrada (2014) fueron sus primeros pasos en la narrativa. A estos hay que sumar ensayos y crónicas sociales como  La trampa de la diversidad (2018), La distancia del presente (2020) o Ya estábamos al final de algo (2021).
En Todo empieza en septiembre sigue muy ligado a la actualidad española. En esta obra nos habla de temas como la compleja situación política de nuestro país, la pérdida de identidad de las ciudades, o el peligro de los medios digitales y el papel que estos juegan en la sociedad. 
Desde 2011 has publicado libros de relatos, ensayos… También escribes para diversos diarios… pero por fin llega tu primera novela, ¿cómo ha sido dar ese paso? ¿Qué tal la experiencia? 

Procuré sobre todo no asustarme. Porque la palabra novela, para los que hemos leído mucho, sigue infundiendo respeto. Luego me encontré con un proceso de escritura que quise disfrutar todo lo posible, porque me di cuenta que otros formatos de escritura son más un sprint, esto es una carrera de fondo donde caben muchas cosas en el estilo, en la estética, en cómo quieres afrontar la temática… Eso para alguien al que le gusta escribir es un regalo. Te das cuenta que tienes dos años de trabajo por delante, 400 páginas, y que vas a poder volcar muchas preocupaciones y esperanzas. Y hacer que el lector emprenda un viaje que has trazado, que has definido. Eso me llenó de alegría y lo disfruté mucho.

Se dice que Todo empieza en septiembre, “es un libro para la última generación del siglo XX, esa generación a la que le ha tocado vivir entre dos grandes crisis: la recesión del 2008 en su juventud y la pandemia en su adultez”. A esta generación nos ha tocado vivir tiempos muy complicados.

Sí, sobre todo llenos de incertidumbre en relación con la época anterior. Me alegra el hecho de que tanto tú como otras personas me estén diciendo que se están sintiendo identificadas con el libro, con lo que cuenta. Con esa sensación de no saber dónde vas a dar el siguiente paso, y a la larga es muy desagradable. No puedes hacer planes con un mínimo de seguridad para un proyecto de vida. Creo que toda persona lo necesita. Quería escribir un libro donde también, además de la incertidumbre, sobre todo material como la precariedad, se viera que esto afectaba a otros órdenes de la vida. Cómo afecta al amor, a las relaciones. E incluso los que conocimos el mundo anterior, por decirlo de alguna manera, tenemos una referencia, una línea de contacto con el pasado, y quizás recurrimos a él a menudo, pero nos cuesta mucho más situarnos en este ámbito que los que ya han nacido en el siglo XXI. Y que por suerte o por desgracia para ellos, están mucho más adaptados a todos los cambios y a vivir sin tener sensación de seguridad. Supongo que esto ya ha pasado más veces, pero las generaciones que viven a saltos de dos, con los grandes cambios, creo, que al final lo pasan mal. Porque no acaban de olvidar el mundo del que vienen y les cuesta adaptarse a los cambios que va a vivir gran parte de su vida. 

La novela transmite una sensación, que mucha gente de nuestra generación puede sentir. Se nos planteó una realidad muy buena y bonita, nos preparamos muy bien, pero todo es muy diferente a eso. Además vivimos entre la generación de nuestros padres y la actual, y estamos como desconectados de ambas. 

Sí, sí. Es verdad que Jaime por ejemplo representara una serie de problemas comunes. Él mira a sus padres con mucho respeto, pero sabe que no ha podido ser como ellos, y eso también le llena de tristeza. El tema de la paternidad, por ejemplo. Además, desde la mirada de un hombre, rara vez se suele hablar sobre ello. Recuerdo que hay un pasaje del libro en el que va hablando del Madrid que él conocía, cómo la ciudad ha cambiado, obligatoriamente para mejor. Y donde antes había una señora con unos geranios, hay ahora un diseñador. Y donde antes había una cafetería, hay ahora un Starbucks. Y si donde antes había un padre llevando a un Jaime de la mano, ahora ves a Jaime que no tiene a quien llevar. Eso a él, de una forma u otra, le llena de tristeza porque el espejo que tenía no encaja en ese reflejo. Es verdad que quizás él elija una vida fuera de los márgenes, de lo convencional, fuera de las murallas de la ciudad… Y cuando llegó la crisis, llegaron las invasiones bárbaras, aquello le afectó de forma más patente. Pero sí está claro que vive con esa sensación de frustración y de haber fallado de alguna manera. No sabe muy bien a quién. Si a lo que se esperaba de él, a sí mismo… Por eso, en lo que es el inicio del libro vemos a un personaje que está situado en un momento vital complicado. Lo cual no quita para que el libro sea un camino de reconstrucción, de no abnegarse y de caminar, y de encontrar nuevas maneras para enfrentarse a ello. Es un libro esperanzador. 

Daniel Bernabé: “Los medios de comunicación tienen una hipoteca importante con la sociedad”
De hecho Jaime vive un viaje personal. Comienza el libro estancado en esa vida insatisfecha, en trabajos precarios, desconectado de todo… Pero gracias a esa misión que se le encomienda, vemos una evolución que le hace avanzar y plantearse qué quiere en la vida, ¿no?

La trama de intriga política me despierta gran interés. Sabes que gran parte de mi faceta la desarrollo ahí. Pero quería también que sirviera para mover al personaje. Supongo que el personaje encuentra algo por lo que luchar, algo sin duda alguna muy importante. Eso significa que las personas necesitamos objetivos y retos. Pero quizás en vez de poner esos retos tan del uso y costumbre que hay ahora, esos retos personales casi de libro de autoayuda, me gustaba enfrentarme a un reto común. Un reto para toda la sociedad como es el auge de la extrema derecha, y el peligro que supone esto para la democracia. Creo que en ese reto común, Jaime se encuentra a sí mismo, encuentra una manera de caminar que había olvidado, encuentra un objetivo para hacerlo, y eso le hace movilizarse. Creo que no hay nada peor que estar a la deriva. Es decir, no es que tengas problemas y te enfrentes a ellos. Sino que directamente has perdido el timón del barco y te dejas arrastrar, y en el momento en el que empieza la novela, Jaime está así. No solo es una novela esperanzada, en el sentido de que al final el personaje se transforma, sino que además lo hace por algo que creo que es muy lícito, que es la defensa de un modelo de sociedad. En este momento lo damos por sentado y está amenazado.

En cuanto a su personalidad, es bastante peculiar. Sus salidas de tono son los momentos más graciosos de la novela, pero vivir con una persona así no tiene que ser fácil, ¿qué puedes contarnos sobre él?

Jaime para mí significa todo. Un personaje tiene gran parte de quien escribe. Me hace mucha gracia. Te cuento una anécdota. Mientras estábamos con las correcciones del libro, ya sabes que un proceso de corrección tiene diferentes capas, poco a poco las vas puliendo una vez que están escritas… Recuerdo que hablando con mi editora, me decía que Jaime, en algunos momentos de la novela, podía caer demasiado antipático al lector. Me dijo, “ten cuidado porque los libros donde el protagonista queda antipático, es difícil que la gente se sienta identificada con él”. Me quedé estupefacto porque el caso es que a mí me hacía mucha gracia. Cada vez que Jaime sacaba esa vena para enfrentarse a las cosas que no le gustan de una manera exagerada, a mí me hacía mucha gracia. Pero en algunos momentos parece que me pasé de frenada. Tuve incluso que pulir y dejar un Jaime más suavizado de lo que en un primer momento era. Así que, imaginate. A los lectores jóvenes que leen la novela les llama mucho la atención eso. Por ese motivo quise añadir a un personaje como Juanmi, su compañero de piso, que tiene 20 años. Para que sirviera de contrapunto. Ambos se miran con una extrañeza tremenda, pero luego creo que terminan aprendiendo cosas el uno del otro. Jaime en todo caso representa a alguien que tiene unos valores y una manera de entender el mundo muy firmes y muy asentados. Los defiende a capa y espada. Esto le crea muchos problemas porque se pasa de frenada claramente, mide mal la forma de hacerlo. Sabe también que el tiempo lo ha superado, él lo admite, y eso es muy duro. Hay un momento en el que comenta que ha atesorado una serie de elementos culturales con los que enfrentarse a la vida, le definían como persona, y que ni siquiera pudo presentar batalla. Todo ese arsenal de cosas dignas fue arrasado. Todo ha cambiado de forma tan precipitada que tiene la sensación de no haber podido luchar por ello. Él se siente muchas veces fuera de lugar, para la edad que tiene. Es una sensación muy extraña. 

Cita textual:

Jaime sabe que los medios de comunicación tienen una hipoteca importante con la sociedad.

Daniel Bernabé sobre el protagonista
El momento de la inauguración de la galería de arte es muy ilustrativo a la hora de ejemplificar esa desconexión con las nuevas generaciones y con el mundo en general.

Supongo que eso es algo que le ha pasado a todo el mundo de alguna manera. Estás a la última siempre, eres quien marca la tendencia, y de repente llegas a los 40 años y eso deja de ocurrir.  Lo que pasa es que ahora ha ocurrido de una manera mucho más patente y acelerada. Es más, creo que es verdad que las generaciones van teniendo sus momentos de preeminencia en la sociedad, de mandar, porque por tiempo vital les toca. Llegan a un punto donde por carrera profesional y desarrollo profesional van ocupando unas posiciones cada vez más relevantes en la sociedad. Sin embargo, sí creo que esta generación, la de los que nacimos a lo largo de los ‘80, hemos tenido antes de nosotros una generación fuertemente asentada, la que hizo la Transición. Aún sigue mandando en España en muchos ámbitos. Y eso nos ha taponado. Se ha quedado más tiempo de lo que le tocaba, porque vivió un momento muy importante. Fundó algo tan iniciático, que ha tenido un peso importante en la sociedad española. Y en ese cambio del que hablábamos, los que vienen detrás de nosotros, los chavales que han nacido en el 2000, que son del siglo XXI, han llegado muy rápido a su momento de tener influencia en la sociedad, porque los cambios tan acelerados que han ocurrido en estos tiempos, les ha dado la oportunidad de situarse rápido en posiciones para poder influir. Por poner un ejemplo, si lo audiovisual está ahora dominado por las emisiones en Twitch, pues ahí los que mandan son los que tienen 20 años. ¿Qué ha ocurrido? Que esta generación ha vivido un momento anormal presionada por dos generaciones, la anterior y la posterior, que le han impedido de alguna manera, añadiendo otro elemento de dificultad, tener ese papel protagonista en la sociedad. Esto es una manera de intentar analizarlo de una forma material.

En la novela tratas dos temas muy actuales y con mucho peso en nuestro país. Por un lado, los medios de comunicación y el papel que juegan en la sociedad y la responsabilidad que tienen con la sociedad. Y por otro, la compleja escena política, donde impera una falsa calma, en la que en cualquier momento puede estallar todo, ¿por qué te has decantado por ellos?

El libro lo empezamos a pensar hace dos años, pero supongo que cuando uno trabaja en esto, analizando la sociedad, que es básicamente lo que hago en la radio, tiene la ventaja sobre otros escritores más netamente literarios, que sabe lo que está pasando antes de que vaya a pasar de una u otra manera. ¿Qué está ocurriendo? Por hablar brevemente de los dos temas. Jaime es periodista, quería que tuviera una relación con ese sector porque lo conozco bien, y también porque representa una contradicción enorme. Sabe que los medios de comunicación tienen una hipoteca importante con la sociedad. Por ejemplo, porque no han fiscalizado el poder económico, y en la crisis lo pudimos ver. Eso provocó que la crisis hiciera que mucha gente no se enterara muy bien de lo que sucedió. También sabe que hay medios de comunicación que trabajan, como en el caso del personaje de Claudia de la Hoz, importantísimo en el libro, para que el poder más reaccionario y económico pueda imponer sus deseos por encima de la voluntad popular. Jaime sabe todo eso, y es crítico con ello. Pero a la vez sabe que, precisamente, esos poderes que intentan imponerse sobre la soberanía popular están utilizando un ataque frontal contra el concepto de periodismo que está arruinando nuestra manera de entendernos entre nosotros. Si no tenemos a nadie, que de alguna u otra forma, cuente, analice y sienta lo que sucede, resulta que al final esto es un caos. Porque no nos fiamos absolutamente de nada ni de nadie. Con lo cual es muy difícil que el concepto de lo que es cierto y lo que es falso esté claro. Y eso es esencial en este ambiente para que se imponga la amenaza de quien quiere hacer retrotraer a esta sociedad en sus derechos y libertades.     

Daniel Bernabé: “Los medios de comunicación tienen una hipoteca importante con la sociedad”
Las redes sociales se han convertido precisamente en el caldo de cultivo perfecto para desestabilizar a la sociedad hasta el punto que comentas, a través de bulos y conspiraciones, dejando la verdad en un segundo plano. En Todo empieza en septiembre lo reflejas muy bien con los seguidores del programa Dimensión desconocida, que creen ciegamente en todo lo que les cuentan. Parece que la sociedad va hacia atrás en determinados temas…

Creo que la sociedad necesita el criterio de autoridad intelectual, y sobre todo menos relativismo. La verdad es posible alcanzarla. Evidentemente después hay una serie de visiones en torno a la misma, de opiniones, de tendencias, de formas de entender el mundo… Eso es una cosa, y otra muy diferente es que seamos capaces de saber qué es lo que sucede. Vivimos en un momento en el que hemos perdido la capacidad de otorgar capacidad intelectual a aquellos individuos o personas de los que de una u otra manera podíamos fiarnos. Para entender el mundo. Lo que quiero decir es que ha habido un proceso en los últimos veinte años, en los que lo digital ha tenido mucho que ver, que en un principio, y esto es un tema complicado, se tendió a pensar que estábamos democratizando la información. Pero la información requiere de medidas, de instrumentos profesionales, de formas de acercarnos a ella. Y al final no es lo mismo cómo te puede contar lo que ha ocurrido un periódico que cómo te pasa un bulo, un rumor, tu primo a través de WhatsApp. El problema es que le hacemos más caso a lo que nos pasa nuestro primo, porque nos fiamos más de él, que del periódico. Y ahí es cuando se nos olvida que lo que nos manda nuestro primo no lo ha escrito él. Sino que está pensado, diseñado, armado y manufacturado por estos grupos de extrema derecha que intentan atentar contra la democracia.  

Cita textual:

Para algunos de nosotros, las películas, los libros y la música nos han definido como personas.

Daniel Bernabé, autor de Todo empieza en septiembre
Jaime tiene una misión en esta novela. Tiene que ver con la política española y la situación actual que se vive en el país. Y aunque es un escenario ficticio lo que nos planteas, tristemente podría ser verdad, ¿no?

Sí. Es curioso porque si este libro hubiese aparecido hace diez años, nadie lo hubiera tenido en cuenta como una alerta de nada, simplemente como una ficción. Ahora ya no. La gente no sabe si está leyendo realidad o ficción. Por cierto, ambas cosas pueden suceder a la vez. Supongo que los lectores y las lectoras si son un poquito audaces, reconocerán en este libro a muchos personajes reales. Pero más allá de esos personajes van a saber que representan algo. Representan esas partes del poder que no se quieren someter al escrutinio público, y que operan fuera de los focos, de unos mecanismos democráticos. En ese sentido, pienso que en este país han sucedido cosas muy complicadas, y que algunas de ellas no se han contado como se debería. Creo que en este país ocurrieron cosas durante la primera parte de la pandemia que fueron muy inquietantes. ¿Van a volver a pasar? Depende de diferentes factores. Todas las ficciones siempre, de una manera u otra, nos han valido para eso. Lo que pretenden es alertar a los lectores y lectoras, que hay cosas que no están seguras y hay que protegerlas. No vale con echarnos a dormir el sueño de los justos cuando hay alguien trabajando incansablemente para conseguir sus objetivos. 

En la novela se nos muestra al protagonista con un gran bagaje cinematográfico y musical. Siempre está haciendo referencias a ambas disciplinas, ¿qué importancia tiene para ti el arte en la vida?

Para algunos de nosotros, las películas, los libros y la música nos han definido como personas. No es que accedamos a ellas para entretenernos, que también, sino porque dicen algo de nosotros. Era como que te explicaban que por esos lugares por los que estabas pasando, había caminado gente antes y no te sentías solo. Recuerdo ser un adolescente y encontrarme de repente con discos, que te los dejaba alguien diciéndote, “tío, esto te va a cambiar la vida”. Era tan aguerrido como una sentencia. Pero era verdad. De repente escuchabas algo y te sentías totalmente identificado con ello. Te hacía sentir bien. Con los libros lo mismo, y con las películas incluso más. Para mí el cine ha sido descubrir otros mundos, y sentir que lo que era una vida de chico de periferia bastante normalita, cobraba un brillo excepcional. Te sentías en un mundo mucho más sofisticado, interesante y alucinante. Quería que este libro reflejara eso. Que Jaime venía de ahí. Y desde la mayor humildad, si el libro lo lee gente joven, le despierte ese interés y curiosidad por muchos de esos referentes que a lo mejor no van a conocer, y buscarán en Spotify ese disco del que hablo o esa película. Sería bonito que descubriera algunos de los elementos de los que hablo en la novela. 

Se puede decir que en tu novela Madrid es un personaje muy importante. Haces un viaje por ella muy fácil de seguir incluso si no eres o vives allí, simplemente al haber sido un visitante más. Es un recorrido muy visual ¿esto ha sido algo premeditado?

Sí, sí. Me alegro muchísimo que lo veas de esa manera. Ni siquiera tienes que ser de Madrid, porque es una ciudad por la que pasa mucha gente a lo largo de su vida. Gente que se queda y gente que vuelve. Para mí ha representado más que una situación geográfica. Ha sido un aprendizaje sentimental. Me he criado en esas calles, he aprendido muchas cosas en ellas y he vivido muchas cosas. Quería que apareciera con el mayor cariño posible, pero también con cierto sentimiento de pena porque la ciudad ha cambiado. No es la misma. Ahora es una ciudad mucho más hostil, que ha sido devorada por el experimento neoliberal de la derecha. Es una ciudad en la que prácticamente cada vez que pones un pie en la calle, tienes que gastar dinero. Donde los espacios comunes han sido devorados por los espacios mercantiles, donde todos aquellos elementos que tenían una cierta veracidad han sido sustituidos por el pastiche y lo sucedáneo. Es muy difícil encontrar un bar que tenga una historia detrás, que te sientas en casa, para entrar en sitios absolutamente impersonales, de diseño, y donde notas que ni siquiera eres parte de una clientela, sino de un proceso casi de extracción de capitales. Todo se ha vuelto tan caro que es atroz. Donde en un centro donde los pisos turísticos lo han arrasado todo es muy difícil encontrar una casa para vivir. Quería representar ambas cuestiones. El Madrid al que muchos pertenecimos, y cómo por desgracia ha sido arrasado por el experimento neoliberal de la derecha.

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