Arturo Pérez-Reverte: “Soy un lector que escribe novelas; mi vida es maravillosa”
'El problema final', nueva novela
El periodista y escritor cartagenero se encuentra presentando su última obra literaria. Con el sugerente título El problema final (Alfaguara), inspirado en el que Arthur Conan Doyle le puso a uno de sus famosos relatos protagonizados por Sherlock Holmes, Arturo Pérez-Reverte ha publicado recientemente una novela de misterio o novela-problema, “un juego de trilero”, como él mismo ha calificado. Asegura que ha disfrutado mucho durante su elaboración porque le ha recordado a aquel lector que desde niño disfrutaba con un libro entre sus manos. Se reconoce afortunado por ello, y porque “mi trabajo es vivir de esto, de leer, de imaginar historias que otros han vivido. Tengo una vida maravillosa”. Y afirma que antes que nada “soy un lector. Un lector que escribe novelas, porque vivo de esto; pero lo que más me gusta es leer”.
Fotografía de Patricia del Zapatero
“Todo surge porque me pregunté si era posible presentar para un público lector actual que ha visto cine, que ha leído mucho, que ha visto series de televisión, una novela, no como las de ahora de asesinatos en serie, una novela negra, sino una novela-problema tradicional, de enigma, de cuarto cerrado… Ese tipo de novela canónica, con las reglas, muy concretas, estudiadas, establecidas… ¿Podría hacerlo? Ése fue el desafío”. Así inicia, de manera espontánea, Arturo Pérez-Reverte su encuentro con los medios de comunicación convocados para la presentación de El problema final. Y es que para el creador de obras como El asedio, Un día de cólera, El maestro de esgrima o la saga Alatriste, “escribir una novela supone leer libros que no he leído o releer aquellos que ya conozco. Viajar a lugares. Afrontar problemas narrativos con la mirada de alguien como yo, con 71 años que tengo”. En definitiva, entrar en un cúmulo de novedades que le motiven para adentrarse en experiencias que le enriquezcan, y a la postre, llamen la atención de los lectores. Por eso, en su última novela, ha optado por “citarse” con grandes como Agatha Christie, Edgar Allan Poe o el mismo Arthur Conan Doyle para escribir una novela-problema clásica. “Fui cogiendo trucos, situaciones, hasta quedarme con unos ingredientes propios de esos autores, y hacer de buen barman, mezclarlo todo, agitarlo, hasta lograr un cóctel cuyo resultado es El problema final”, explica. Para saber qué había salido de aquella mezcla, reconoce que “mandé la novela a la editorial sin el último capítulo”. Ello fue con la intención “de saber si allí eran capaces de resolver el enigma. Y nadie, a pesar de haber gente muy bien dotada, fue capaz”.
“La novela es un juego entre el autor y el lector”
“La intención es jugar con el lector. La novela es un juego entre el autor y el lector; algo más importante que el juego entre el detective y el asesino. Desde el primer momento enseño la solución del enigma, pero en ese juego, la escondo con un montón de elementos y de ingredientes. Y, a ver quién gana. Se trataba de ver cómo se cometió el asesinato, cómo resolverlo”.
“En una novela policial no puedes fallar”
“En una novela policial no puedes fallar. Se han hecho tantas que el lector se lo sabe todo. No puedes correr el riesgo de que resuelva la novela antes de llegar al final. Ha de ser una sorpresa. Esto no se improvisa. Hay una estructura previa. Trabajé mucho tiempo en ella. No podía dejar ni un cabo suelto. Es la novela que más he tenido que reescribir. He estado buscando aquellas situaciones en las que flojeaba para corregir y llegar al punto ideal. Se trata de un trabajo minucioso, artesano, laborioso, humildemente profesional”.
“He tenido que releer lo que ya conocía desde hace muchos años”
“Mi idea era que el lector, digamos veterano, se recordara a sí mismo con 16 o 17 años leyendo este tipo de novela. Y que el lector nuevo la conozca. Trabajar con la experiencia del lector veterano y la ingenuidad del joven. Ha sido algo muy interesante para mí. Primero he tenido que releer lo que ya conocía desde hace muchos años. Incluso he leído novelas de esas baratas de kioscos. He tenido que documentarme mucho. He tenido que tocar aquellas teclas que el lector de ahora posee, sabiendo que tiene una enciclopedia visual, pero intentar engañarlo con ella misma. ¿Crees que sabes? Pues sabiendo lo que sabes, voy a intentar engañarte con eso. Y ha sido muy divertido”.
“Preferí buscar un lugar luminoso, en el Mediterráneo”
“Para la ambientación de la novela, lo lógico hubiera sido una villa inglesa, con un ambiente de niebla inglés… Pero quería romper con eso. Quise buscar un lugar luminoso, en el Mediterráneo. Incluso, el temporal que mantiene aislados a los personajes no es uno con lluvias, sino más mediterráneo”.
Fotografía de Patricia del Zapatero
“Sherlock Holmes es, sin duda, Basil Rathbone”
“Es una novela simple, policial, pero compleja en su concepción y en su contenido. Está llena de guiños personales que a veces son incluso familiares. El Basil que marcó mi vida es Basil Rathbone. Él, sin duda, es Sherlock Holmes. Quería expresar el impacto que para mí había supuesto la figura de este actor. Pero necesitaba no incluir en la novela un actor de verdad, sino manipularlo, y para eso creé a Hopalong Basil. Así sí podía hacer con él lo que quisiera. Y para darle vida utilicé a mi padre. Él era un tipo así, elegante, tranquilo… De él tomé actitudes, gestos, la forma de fumar, de sentarse, de hablar”.
“Una novela nostálgica”
“El problema final es una novela llena de nostalgias, pero no de manera deprimente, ni triste, ni casposa. Es la nostalgia del lector y del espectador de cine de los 50 y los 60. Eso, quizás, le da ese carácter especial”.
Fotografías de Patricia del Zapatero
“El problema final es un homenaje al lector que fui”
“Por supuesto que la novela es biográfica. Está llena de detalles autobiográficos. El lector que fui está continuamente ahí. Cada página que paso, me guiño un ojo. Una vez leída después de escrita, me veo a mí. Es ese niño que leía novelas policiacas. Tuve una suerte enorme. Mi abuelo paterno era un lector de literatura clásica, de Tolstoi, Dostoievski, Dante… Y mi abuela, que era muy adelantada a su tiempo, leía novela policial. Tenía un armario lleno. Escribir esta novela ha sido volver al Arturo lector. Cuando me castigaban en mi cuarto, me ponía a leer. Por eso, El problema final es un homenaje al lector que fui”.
“Me pego una zambullida gozosa en el mundo del cine”
“La novela no es un homenaje al cine. Es una zambullida gozosa. Se mencionan a actores como Errol Flynn, David Niven, Cary Grant… He utilizado el cine como una herramienta más para darle a la novela la consistencia, el sabor y el ambiente idóneos que recuerden a los grandes del cine. Hay dos tipos de lectores. El que sabe quiénes fueron esos actores, y el que no lo sabe. Pero seguramente éste se preocupará de investigar para conocerlos y saber de sus películas. El lector joven se puede acercar de esta manera a aquel cine de antes”.
Sinopsis
Junio de 1960. Un temporal mantiene aisladas en la idílica isla de Utakos, frente a Corfú, a nueve personas alojadas en el pequeño hotel local. Nada hace presagiar lo que está a punto de ocurrir: Edith Mander, una discreta turista inglesa, aparece muerta en el pabellón de la playa. Lo que parece un suicidio revela indicios imperceptibles para cualquiera salvo para Hopalong Basil, un actor en decadencia que en otro tiempo encarnó en la pantalla al más célebre detective de todos los tiempos. Nadie como él, acostumbrado a aplicar en el cine las habilidades deductivas de Sherlock Holmes, puede desentrañar lo que de verdad esconde ese enigma clásico de habitación cerrada. En una isla de la que nadie puede salir y a la que nadie puede llegar, inevitablemente todos se acabarán convirtiendo en sospechosos en una fascinante novela-problema donde la literatura policial se mezcla de modo asombroso con la vida.
Arturo Pérez-Reverte
(Cartagena, España, 1951) es uno de los autores más destacados de la literatura actual en español. Fue reportero de guerra durante veintiún años, desde 1973 hasta 1994. Miembro de la Real Academia Española, periodista y escritor, su primera novela publicada fue El húsar (1986), a la que siguieron más de veinticuatro libros, entre ellos El maestro de esgrima (1988), La tabla de Flandes (1990), El club Dumas (1993), La sombra del águila (1993), Territorio Comanche (1994), el relato Un asunto de honor (1995), La piel del tambor (1995), La carta esférica (2000), La Reina del Sur (2002), Cabo Trafalgar (2004), El pintor de batallas (2006), Un día de cólera (2007), el relato Ojos azules (2009), El asedio (2010), El tango de la Guardia Vieja (2012), El francotirador paciente (2013), Hombres buenos (2015), La guerra civil contada a los jóvenes (2015), El pequeño hoplita (2016), Guerreros urbanos (2016), Los perros duros no bailan (2018), Sidi. Un relato de frontera (2019), Una historia de España (2019), Línea de fuego (2020), El italiano (2021), Revolución (2022) y la última, por ahora, El problema final (2023).
Intercaladas han sido publicadas las series Las aventuras del capitán Alatriste, entre 1996 y 2011, compuesta por seis volúmenes, reunidos por Alfaguara en el compendio Todo Alatriste (El capitán Alatriste, Limpieza de sangre, El sol de Breda, El oro del rey, El caballero del jubón amarillo, Corsarios de Levante y El puente de los asesinos) y Falcó (Falcó, 2016; Eva, 2017; y Sabotaje, 2018).
Desde 1991, Pérez-Reverte escribe su columna semanal Patente de corso, que se difunde en más de veinticinco diarios en toda España. Sus libros han conquistado a veinte millones de lectores en todo el mundo, han sido traducidos a más de cuarenta idiomas y suscitado el interés del cine y la televisión en varias ocasiones, la más importante de ellas Alatriste, película dirigida por Agustín Díaz Yanes y protagonizada por Viggo Mortensen. En noviembre de 2017, se estrenó Oro, un filme también dirigido por Díaz Yanes y basado en un texto inédito de Pérez-Reverte. Desde abril de 2016 es editor y cofundador de la web de libros y autores Zenda. Comparte su vida entre dos pasiones: la literatura y el mar.