Antonio Muñoz Molina presenta ‘No te veré morir’, una “historia sobre el amor y la lejanía”
Ya disponible en librerías
En muy poco tiempo, la última obra de Antonio Muñoz Molina está recibiendo los beneficios de una crítica que le aplaude de manera unánime. No te veré morir (Seix Barral) ha sido definida, por ejemplo, como “Un viaje en el tiempo hacia un pasado de valores y esfuerzos no prescritos […], un soberbio abanico de emociones y sentimientos”, en palabras de Santos Sanz Villanueva, de El Cultural.
Gatrópolis ha sido testigo de una de las presentaciones que el escritor de Úbeda, residente en Madrid, Antonio Muñoz Molina está llevando a cabo. Son las relativas a No te veré morir, al reencuentro muchísimos años después de Gabriel Aristu y Adriana Zuber. Un viaje emocional con las reminiscencias del pasado como punto de partida y los sentimientos como hilo conductor.
Disfrutar de una hora de conversación con este escritor no es algo que ocurra con frecuencia. Por eso, hemos preferido que sea él quien nos deleite con algunas de sus impresiones, sus inquietudes, sus motivos, su necesidad de escribir una obra como No te veré morir:
Fotografía de Patandi
“Escribir novela es una liberación extraordinaria”
“La ficción siempre es una posibilidad. Es más involuntaria que la no ficción. Es algo que, al menos yo, no sé controlar. No sé cuándo va a surgir ni cuándo va a llegar. Por eso es tan poderosa. Es un descubrimiento para uno mismo. Escribir novelas me entusiasma. Hay veces que las novelas se te ocurren y se frustran a la mitad, o no llegan a terminar de escribirse. Y otras veces estás mucho tiempo con una historia y nunca cuaja, por muchas vueltas que le des. Y a veces tienes suerte y llega, se impone, y lo que tienes que hacer es dejarte llevar; al principio, luego hay otra parte. Pero escribir novela es una liberación extraordinaria; es como un estado de trance, como que sales del mundo”.
“La poesía ha estado muy presente en la creación de la novela”
“Cada vez me gustan más esas novelas que tienen relación con la poesía en el sentido de tener una intensidad expresiva. Que las palabras tengan una fuerza verbal, pero sin excesivos adornos. Que tú seas consciente de la textura de la palabra escrita. Al mismo tiempo intentas crear personajes que sean sólidos, diálogos que suenen naturales y contar historias. Pero esa intensidad de la poesía en el caso de No te veré morir ha estado más presente. De hecho, cuando comenzaba a escribirla y no sabía bien hacia dónde iba, sentí como una necesidad de leer mucha poesía narrativa. Sentía que eso me daba libertad expresiva”.
“Si estoy aquí y estoy viéndote y hablando contigo, esto ha de ser un sueño”
“Al principio tenía una idea vaga de lo que quería hacer, pero no un propósito. Tenía un punto de partida, bastante claro, el encuentro entre el hombre y la mujer, con todo lo que se decía en la primera frase: “si estoy aquí y estoy viéndote y hablando contigo, esto ha de ser un sueño”. Eso resume un poco la actitud a lo largo de su vida. Él se la ha pasado con ese sueño en el que de pronto se da cuenta de que está soñando. Hay quien puede controlarlo. Ha soñado eso tantas veces y tantas veces ha soñado que era verdad, que si estás ahí es porque estoy soñando. Ése era el arranque. Quería saber hacia dónde iba eso. No tenía ningún propósito. Pero sí quería mientras lo hacía que ese comienzo fuera lo más arrebatado que pudiera, pero al mismo tiempo, perfectamente legible”.
Fotografía de Patandi
“Un buen título es un tesoro”
“Un buen título es un tesoro. En este caso lo es, porque además llegó muy pronto. Cuando tienes un buen título desde el principio te marca una dirección. Me gusta que los títulos contengan de algún modo la historia. La contienen pero no acaban de revelarla. Te das cuenta después. Llevo dedicándome toda la vida a eso. Quiero que tenga algo, una promesa, que no sea simplemente una etiqueta. Me ha gustado mucho fijarme en los títulos de los libros y en las primeras frases”.
“Idea Vilariño es una de las grandes poetas de la lengua castellana del siglo XX”
“Es una historia muy larga. Idea Vilariño es una de las grandes poetas de la lengua castellana del siglo XX. Es menos conocida de lo que ha merecido. Políticamente era de un radicalismo, a mi juicio, excesivo. Fue una poeta extraordinaria que tuvo el aliciente añadido de su relación con Juan Carlos Onetti”.
Fotografías de Patandi
“Mi intención fue construir un mundo”
“Mi preocupación fue cómo construir algo de manera poderosa. Que hiciera que el lector deseara saber qué pasa. Tu impulso principal es muy antiguo. Es el de contar un cuento a alguien y que esté diciendo, a ver qué pasa, y cómo pasa esto… Ver cómo la información te va llegando de manera distinta en cada momento, cómo va variando, cómo cambia de sitio, de tiempo, de perspectiva… Es un intento de construir un mundo”.
“La novela es una historia sobre el amor y la lejanía”
“La novela es una historia sobre el amor y la lejanía. Pero también podría ser sobre la persistencia del amor. ¿Qué pasa con el amor a lo largo del tiempo? Se habla del enamoramiento y del desamor, pero ¿qué pasa si el amor dura mucho tiempo? Hay casos. ¿Cuánta poesía hay sobre el sufrimiento que genera el desamor? Y qué poca hay sobre la alegría del amor, ¿verdad? Es más fácil hablar de su agotamiento que de su duración”.
“La pasión puede ser más duradera aunque no se sea joven”
“Los estereotipos son un rollo… Si te fijas en la realidad, hay personas muy jóvenes que no tienen sentimientos, ni pasiones. Y personas mayores que están llenas de entusiasmo. Eso provoca una alarma. Parece que ése es el papel que le toca a la persona vieja, a la que va teniendo años. Vivimos en una sociedad paradójica porque halaga lo juvenil, desde la misma publicidad, pero le hace la vida imposible, a la mayor parte de los jóvenes. España es uno de los países de la Unión Europea más difíciles para ser joven, en cuanto al paro, su incapacidad para independizarse, la vivienda… Pero está esa especie de paraíso permanente de los anuncios. ¿Dónde está eso? La pasión puede ser más duradera aunque no se sea joven. Es una evidencia”.
El espíritu de No te veré morir
“Es intentar contar qué pasa cuando se cumple algo que pocas veces se cumple en la vida: tener la oportunidad de volver a encontrarte con alguien que te ha importado muchísimo y de decir la verdad, y escucharla”.
Sinopsis
Durante su juventud, Gabriel Aristu y Adriana Zuber protagonizaron una apasionada historia de amor que parecía destinada a durar para siempre. El futuro, sin embargo, tenía otros planes para ellos. Separados durante cincuenta años por un océano de incomunicación, ella atrapada en la España de la dictadura, él viviendo el éxito profesional en Estados Unidos, vuelven a encontrarse en el ocaso de sus días. Miradas, caricias, deseos acallados y viejos reproches dejarán paso entonces a la constatación de que la nostalgia de aquel primer amor lo es también de la persona que una vez fuimos.
No te veré morir es una novela sobre el poder de la memoria y del olvido, la lealtad y la traición, los estragos del tiempo y la obstinación del amor y sus espejismos. La conmovedora historia de una pasión frustrada por la vida y un hermoso retrato de la vejez escrito con una delicadeza extrema.
Tras aquel “magistral acto de fe en la escritura como depósito de memoria” (Domingo Ródenas de Moya, Babelia) que supuso Volver a dónde, Antonio Muñoz Molina regresa al territorio de la ficción con una novela soberbia marcada por la musicalidad de una prosa que recuerda al mejor Thomas Bernhard.
Antonio Muñoz Molina
Nació en Úbeda (Jaén) en 1956. Ha reunido sus artículos en volúmenes como El Robinson urbano (1984) o La vida por delante (2002). Su obra narrativa comprende Beatus Ille (1986), El invierno en Lisboa (1987), Beltenebros (1989), El jinete polaco (1991), Los misterios de Madrid (1992), El dueño del secreto (1994), Ardor guerrero (1995), Plenilunio (1997), Carlota Fainberg (2000), En ausencia de Blanca (2001),
Sefarad (2001), Ventanas de Manhattan (2004), El viento de la Luna (2006), La noche de los tiempos (2009), Como la sombra que se va (2014), Un andar solitario entre la gente (2018), Tus pasos en la escalera (2019), El miedo de los niños
(2020), Volver a dónde (2021), No te veré morir (2023), el volumen de relatos Nada del otro mundo (2011) y el ensayo Todo lo que era sólido (2013). Ha recibido, entre otros, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Planeta, el Premio Jerusalén, el Prix Médicis Étranger y fue finalista del Premio Man Booker International con su novela Como la sombra que se va en 2018. Desde 1995 es miembro de la Real Academia Española. Vive en Madrid y está casado con la escritora Elvira Lindo.
Un comentario
No he podido pasar de las primeras páginas. Insufrible de aburrido. Eso de escribir a base de comas no hay quien lo aguante. Siento ser tan negativa.