Andrea D. Morales: “A la novela histórica es muy necesario añadirle ficción”
Hablamos con la autora sobre 'La dama de la judería'
Después del éxito de su primera novela histórica, La última sultana, Andrea D. Morales (licenciada en Historia en la Universidad de Sevilla, donde se especializó en la Edad Media y, en concreto, en Historia de género en Al-Ándalus) ha presentado este año La dama de la judería (Penguin Random House Grupo Editorial España-Ediciones B). Basada en la leyenda sevillana de la bella Susona y enclavada en el barrio de Santa Cruz, la autora nos lleva al siglo XV y nos adentra en una ciudad convulsa y en una relación de amor imposible entre una joven conversa y Nuño de Guzmán, hijo de una poderosa familia.
La dama de la judería no es tu primera novela. Ya has saboreado el éxito con La última sultana. Pero ¿qué ha supuesto para ti la publicación de tu segunda obra?
Es un libro que, en general, me ha dado muchas cosas bonitas. La última sultana es una novela muy especial. Pero La dama de la judería es, quizás, un poco más porque se emplaza en mi ciudad, Sevilla. Eso hace que adquiera más valor. Además, la comencé a escribir cuando estábamos en pandemia, y eso le da un carácter más sentimental. De momento, todo lo que me ha traído es bueno. Ha recibido buenas críticas. Estoy muy contenta.
Eres sevillana y conoces la idiosincrasia de una ciudad muy dada a las leyendas. La joven Susona forma parte de un imaginario selecto. ¿Ha sido un reto afrontar una novela sobre un personaje tan arraigado?
Totalmente. Para mí, esta novela ha sido un reto en todos los sentidos. Primero, por lo que comentas, el carácter legendario que tiene, que es una cosa con la que trabajamos mucho los historiadores, el discernir qué es ficción y qué es realidad, pero en este caso también porque mi especialidad es Historia de género en Al-Ándalus; he salido un poco de mi zona de confort. Me embarqué en algo que era como arenas movedizas. He tenido que bucear mucho en la documentación, tocar algo en lo que no soy especialista y he tenido que aprender mucho, no solo de lo que dicen las fuentes, sino también de otros historiadores.

Fotografías de Patricia del Zapatero
Eres licenciada en Historia. ¿Cómo se lleva desde tu formación crear una ficción basada en la historia?
Para la novela histórica es muy necesario añadirle ficción. Si no se hace hablamos de un manual. Hay que ajustar mucho lo que vas a contar desde un punto de vista histórico para que no tenga tanto peso que al final acabe aburriendo al lector. Y luego poder aderezarlo con esas dosis de ficción que harán que la trama sea interesante para la gente, que le enganche, que los personajes gusten, que tenga curiosidad por continuar leyendo… Hay que conjugarlo muy bien. Aun así soy muy partidaria de que hay que mantener cierto rigor histórico. Hay dos bandos en los escritores en cuanto a esta cuestión (risas).

Susona y Nuño se llevan muchísimo por las pasiones y por lo que sus familias esperan de ellos
Andrea D. Morales
¿La dama de la judería es una ficción dentro de otra ficción, una novela nacida de una leyenda?
Sí. Pero pasa que, aunque se basa en una leyenda, lo que discurre en torno a ella, el contexto, todo lo que pasa, la conjura judeoconversa de 1480, el asentamiento de la Inquisición, sí es muy histórico. El personaje de su padre, Diego de Susan, también lo es. Pero, como has comentado, he tenido que darle esa parte de ficción para que todo pueda encajar. Al final acaba siendo un relato que gusta.
Siglo XV. Sevilla. Tiempos muy convulsos en la ciudad…, y muy peligrosos.
Sí, así es. Totalmente. El peligro está siempre ahí. Era una época complicada. Los años finales del siglo XV estaban marcados por el belicismo, tanto por la guerra de Granada, que es la parte más significativa, como por el día a día, con la Inquisición acechando a los conversos; lo negativo que suponía pertenecer a una minoría étnico religiosa.
Con el trasfondo social de la novela encontramos una historia de amor, muy al estilo de Shakespeare, entre una joven conversa y un joven noble, Susona y Nuño de Guzmán. ¿No da la impresión de que ambos no saben lo que quieren por mor de la situación de la sociedad de la época?
(Risas). Yo quise mostrar un poco el amor adolescente, que es como muy voluble. Ellos, al fin y al cabo, son adolescentes, aunque en aquella época no lo eran. Desde nuestra óptica del siglo XXI, eran una niña de 15 años y un niño de 17. No dejan de ser personas que debían estar al amparo de sus familias; con una educación, un apoyo que ninguno termina de tener. En esos años se supone que son adultos. Pero ser adulto no significa que te comportes como un adulto. Esto es incluso en la actualidad. Ellos están experimentando el primer amor. Por eso quería que existiera ese sentimiento visceral, voluble, de te quiero pero a la vez te odio. Son unos personajes que se llevan muchísimo por las pasiones. Y también por lo que sus familias y la sociedad esperan de ellos. Nuño está siempre debatiéndose entre lo que quiere y lo que debe ser. Y a Susona también le ocurre eso. Tienen que tomar decisiones pero parece que ninguno las llega a tomar por sí mismo. Son otros personajes secundarios quienes lo hacen por ellos.

Me alegra cuando viene alguien de Madrid o Barcelona y me dice que ha leído la novela y le ha gustado
Andrea D. Morales
La novela está ambientada en Sevilla, como ya hemos comentado. Pero también puede ser una manera de difundir al exterior cuestiones hasta ahora solo conocidas en la ciudad, incluso para atraer a lectores que no sean exclusivamente sevillanos. ¿Cómo llevas este aspecto?
Para mí es maravilloso que los sevillanos lean mi novela y lo hagan porque, precisamente, es sobre su ciudad. Pero me alegra cuando viene alguien de Madrid o Barcelona y me dice que ha leído la novela y le ha gustado. Permite esto que se acerque lo que tenemos en Sevilla, sus leyendas, su historia, a otros lugares de España. Que no todo sea tan céntrico (risas). Andalucía tiene una historia muy rica.