Abel González Canalejo y Lily Vainilla homenajean al cine a través de la poesía y la ilustración
'Cineridos', amor por el séptimo arte.
Cineridos es un atractivo libro en el que Lily Vainilla y Abel González Canalejo unen sus facetas artísticas y la pasión por el cine para ofrecernos un trabajo sin igual. Literatura y diseño; poesía e ilustración. Una alianza de gran valor con el Séptimo Arte como protagonista.
¿Cómo os ponéis de acuerdo para afrontar con tanto acierto vuestra obra gráfica Cineridos (Platero Editorial)?
Abel González Canalejo: Yo soy ingeniero de profesión. Pero me gusta la poesía y llevo veintitantos años escribiendo pregones de Semana Santa. Surgió este proyecto en el que podíamos combinar nuestras habilidades, y nació Cineridos.
Lily Vainilla: Nos conocimos a través de mi padre por el Consejo de Hermandades y Cofradías. Yo tenía muchas ganas de hacer algo literario orientado al cine. Quería ilustrar películas. No sabía muy bien cómo, pero tenía ese interés. Le decía a mi padre que necesitaba un escritor, sin la idea de que pudiera ser un poeta, y me dijo que Abel podría ser esa persona. Me planteé la posibilidad de combinar poesía e ilustración en una selección de películas. Se lo propuse y me dio un sí rotundo. Nuestra primera conversación fue por email. Realizamos una selección. Y una vez terminada nos pusimos a trabajar.
Abel González Canalejo: Yo no la conocía. Pero su padre me enseñó en el móvil una ilustración, la de Lo que el viento se llevó, y me quedé… A partir de ahí empezamos a trabajar.
Lily Vainilla: Fue un sí que nos dimos los dos al momento. Nos propusimos disfrutar con este trabajo y a ver hasta dónde llegábamos. Nos pilló justo en la pandemia, al comienzo.
Abel González Canalejo: Para mí ha sido muy agradable trabajar con Lily. Hemos conectado muy bien. Incluso hemos ido improvisando en ocasiones sobre la marcha.
Lily Vainilla: De hecho, la primera poesía que me mandó Abel no estaba en nuestra selección original. Fue la de la película Psicosis.
Y, ¿cómo fue que una película como Psicosis no estuviera en vuestra primera selección? (risas)
Lily Vainilla: Pues, hija… Hemos dejado fuera lo más grande… Tuvimos que poner un tope para que no fuera demasiado extenso el libro.
Fotografía de Andrea del Zapatero
Abarcáis casi 80 años de cine, con películas de distintas épocas y géneros.
Lily Vainilla: Eso queríamos hacer. Meter todo lo posible. Vamos desde el terror a la fantasía, la aventura, el humor… Lo teníamos claro, no dejar fuera ningún género ni ninguna década.
Abel González Canalejo: No fue una selección de películas muy meditada. Tiramos de los recuerdos. De aquellas obras que hicieron mella en nosotros. No en todas coincidimos en cuanto a gustos. Unas me resultaron más divertidas a la hora de escribir y otras no tanto, como Harry Potter o El Señor de los Anillos.
Lily Vainilla: Claro. Yo le dije a Abel que había clásicas que tenían que estar sin lugar al debate, como El Señor de los Anillos. Y después cada uno aportaba sus películas preferidas. No soy una “loca” de Harry Potter. Pero ha influido en muchísimos espectadores, y en sus vidas. Y tenía que estar en esa selección.
En la introducción del libro habláis de cómo os ha marcado vuestra pasión por el cine. ¿Cuál podría ser vuestro primer contacto con este mundo tan apasionante?
Abel González Canalejo: Es curioso. A mi padre no le gusta el cine; le gusta el fútbol. Y a mi madre no le gustaba el fútbol y sí el cine. Y ella era la que nos llevaba a ver películas. Somos cuatro hermanos a los que no nos gusta el fútbol pero sí nos encanta el cine. En mi casa estábamos viendo películas constantemente. También recuerdo los cines de verano, que eran una cosa maravillosa. Las familias íbamos juntas. El ambiente de los cines de verano era estupendo. Creo que viene de ahí.
Lily Vainilla: En mi casa, el cine siempre ha estado muy presente. Ha sido algo muy natural en mi familia, intrínseco a ella. Nuestros padres siempre se han encargado de transmitirnos el amor por el cine. De niña recuerdo Tiburón, Indiana Jones, la trilogía… No ha habido un momento clave. El cine siempre ha estado muy ligado a mí.
Tiramos de los recuerdos. De aquellas obras que hicieron mella en nosotros.
Abel González Canalejo, coautor de Cineridos.
Cineridos es un título que me encanta. Muchas personas nos sentimos así. El cine nos ha dejado una huella muy grande. Hay quienes piensan que el cine es para disfrutar, para reír, para sufrir… para sentir, para emocionarnos con las circunstancias que viven los personajes. El cine tiene que transmitir, independientemente de sus condiciones técnicas. ¿Opináis igual?
Abel González Canalejo: Sí, sí… como cualquier manifestación artística. Para bien o para mal. Se puede ir al cine a reír, a pensar, a llorar…
Lily Vainilla: Así es. Te tiene que llegar, marcarte, decirte algo… El cine te tiene que transformar. De hecho, nuestra selección de Cineridos es porque de alguna forma estas películas no han pasado de largo por nuestras vidas.
Pertenecéis a dos generaciones diferentes pero con vosotros, la conclusión a la que se llega es que a cualquier persona, sea la película que sea, si ésta tiene la capacidad de marcarle le tiene que gustar. Cineridos es un ejemplo de ello con esta selección tan variada que habéis hecho. El cine no tiene edad.
Abel González Canalejo: Es la más completa de las artes. Creo que te llega a todos los sentidos, te atrapa de lleno.
Lily Vainilla: Yo lo digo al final del libro. La conclusión que saco es un poco esa. Cambias, creces, maduras, envejeces… pero las películas siguen estando siempre ahí. Son eternas. Aunque la vida y la sociedad cambien y evolucionen, ellas se mantienen igual, sean del año que sean.
Cinema Paradiso está presente en Cineridos. No podía faltar, ¿verdad? Es el homenaje del cine al mismo cine…
Abel González Canalejo: Claro. Nadie ha sido capaz de homenajear al cine como Tornatore.
Lily Vainilla: Es lo que decía antes. Cinema Paradiso está ahí, para siempre. No es necesario modificarla. Si no la vas a mejorar es preferible que la dejes ahí. No la toques (risas).
Abel González Canalejo: Cinema Paradiso refleja lo que el cine ha supuesto para la gente. El reunirse para ver una película, esos cines de verano de antes…
Lily Vainilla: Y la censura de la época, con los cortes en momentos clave como cuando los actores se besan… Sí, Cinema Paradiso era una de esas películas imprescindibles en Cineridos.
Abel González Canalejo: De hecho, Cineridos nace un poco de ahí.
Lily Vainilla: Sí, es cierto. En el fondo Cineridos tiene mucho de Cinema Paradiso.
Cambias, creces, maduras, envejeces… pero las películas siguen estando siempre ahí. Son eternas. Aunque la vida y la sociedad cambien y evolucionen, ellas se mantienen igual, sean del año que sean.
Lily Vainilla, coautora de Cineridos.
Fotografía de Andrea del Zapatero
En Cineridos habéis combinado la literatura, la poesía, y la ilustración, el diseño. ¿Cómo habéis gestionado este proyecto para alcanzar esta comunión?
Lily Vainilla: Abel me iba mandando la poesía sin un orden establecido. Y conforme la recibía me ponía a ilustrarla.
Abel González Canalejo: Y al revés, también. De la lista que teníamos, ella podía tener alguna película ilustrada y me enviaba borradores. Pero en realidad mi proceso era más rápido y yo iba más adelantado.
¿Qué es lo que os ha servido de inspiración a la hora de hacer vuestras creaciones?
Abel González Canalejo: Cada película tiene algo. Hay algunas en las que para mí lo que más manda es el ambiente, como La isla mínima. Ese ambiente de la marisma y su magnetismo lo envuelven todo. El poema es totalmente descriptivo. En otras destaca más el argumento en sí o el personaje. Por ejemplo, Indiana Jones. Ahí, ¿de qué vas a hablar?, pues de Indiana. Ha habido alguna, como El Señor de los Anillos, de la que no sabía nada, ni cómo enfocarla (risas). Y le pregunté a Lily, “¿a ti por qué te gusta tanto esa película?”, y me respondió que porque en ella hasta las cosas más insignificantes o pequeñas pueden tener su valor y cambiar el destino de todos, como los hobbits (risas).
Lily Vainilla: A mí me inspira mucho la música. Las bandas sonoras me encantan. Cada una me transmite sensaciones distintas. Y parto de ellas. Yo no sería nada sin música.