Está siendo luctuoso el mes de agosto en los últimos años en relación con el mundo artístico. Y el del actual 2017 no lo está siendo menos. Jerry Lewis, el conocido como el rey de la comedia, el actor que sucedió a los genios del slapstick propio del cine mudo, como el gran Buster Keaton o Chaplin, y el espejo de otros muchos que han ido llegando después, como Jim Carrey o Adam Sandler, ha fallecido en Las Vegas (Nevada) a la edad de 91 años.
Jerry Lewis alcanzó la fama en los 40 y los 50 como uno de los miembros del dúo de humorista que formó con Dean Martin. Tras la ruptura de esta pareja por desavenencias irreconciliables, el fenecido actor siguió su carrera artística en solitario, no alejándose jamás del éxito, tanto en el cine como en la televisión. Aun así, el de Newark (New Jersey) no recibió los parabienes de todo el mundo, quizás como la bipolar vida de sus personajes, que eran capaces de pasar de la normalidad absoluta al histrionismo. Fue con el tiempo, como suele ocurrir en ocasiones, cuando el cómico fue logrando el consenso de los críticos, siendo más reconocidas sus cualidades interpretativas.
Su carrera artística fue casi tan longeva como su propia vida. No obstante, hay cuatro films en los que la prensa especializada suele coincidir a la hora de hacer balance sobre él. Estos son Mi amiga Irma (1949, de George Marshall), con el referido Dean Martin; El botones (1960, dirigida por él); El profesor chiflado (1963, también bajo su dirección), con Stella Stevens; y El rey de la comedia (1982, de Martin Scorsese), con Robert de Niro.
Jerry Lewis trabajó de manera denodada y desinteresada por la Asociación Norteamericana de Distrofia Muscular. De hecho, el primer teletón fue en 1966. Él lo organizó a beneficio de la MDA, de ahí que sea considerado el padre de este espectáculo televisivo con fines altruistas.