Dividido en dos días, el Festival de Cine Mudo y Cine Clásico de Granada continúa con su programa previa y se acerca al género negro a través de la obra del maestro Raoul Walsh. Se hermana así con el Festival Granada Noir para proyectar dos muestras del mejor cine negro clásico. Un nuevo evento previo al festival que se celebrará del 14 al 28 de octubre en diversos espacios escénicos de la ciudad.
Las dos películas seleccionadas son Al rojo vivo (White heat, 1949), del mencionado Raoul Walsh, que se podrá ver el próximo domingo 30 del actual mes, y Sin conciencia (The enforcer, 1951), del dúo Raoul Walsh & Bretaigne Windust, que se proyectará el miércoles 3 de octubre, ambas en el Teatro Caja Granada a las 20h.
Al rojo vivo es película carcelaria, crónica gangsteril, tragedia griega, sórdido film noir, paráfrasis de novela gótica, metáfora contra la modernización, melodrama a contrapelo y western fantasmagórico. Incluso su aureola, más que justificada, de ser una inquietante parábola sobre la naturaleza del Mal (…) Raoul Walsh en Al rojo vivo se hermana con Schopenhauer y conecta el cine clásico con la sensibilidad nihilista más moderna (Antonio José Navarro, Raoul Walsh, 2008)
Sin conciencia es una de las escasas películas noir auténticas que descansan en una investigación policial, no sólo por el tema (el Sindicato del Crimen), sino por una estructura en flashbacks que hace avanzar la película en un clima de oscuridad mórbida y angustiosa, sin recurrir a la voz en off y al reportaje de acción. Los personajes son despiadados, tanto los asesinos como los policías. Todos dan miedo y la denuncia de una realidad terrible (el asesinato por interés) acaba convirtiéndose en una pesadilla. Desde las primeras escenas, la angustia se instala de forma opresiva y produce un malestar en el espectador. Los flashbacks acentúan la dimensión metafórica de una historia que revela una paranoia general de la sociedad. Humphrey Bogart tiene el papel de un fiscal del distrito que combate contra esta nueva forma de gangsterismo sin angustia ni neurosis histérica. Su función es social e ideológica. Consiste en defender los valores de la democracia (Nöel Simsolo, El cine negro. Pesadillas verdaderas y falsas, 2007).