Juan Francisco Viruega: “Amanece es una película que habla de conflictos y cuestiones no verbalizadas entre padres e hijos”
El director nos habla sobre 'Amanece'
Su ópera prima, Amanece, está recibiendo buenas críticas. Rodada en localizaciones de la provincia de Almería, y aunque las mismas son espectaculares, hablamos de una película intimista, cargada de mensajes y con un enorme potencial interpretativo por parte de sus tres protagonistas, una madre y sus dos hijas, Isabel Ampudia, Aura Garrido e Iria del Río. Juan Francisco Viruega ha escrito y dirigido este drama generacional. Su paso por el 20º Festival de Cine Europeo de Sevilla ha dejado huella.
Cuando acabas de ver Amanece se te queda esa sensación que generan las películas que invitan a la reflexión, a interpretar el mensaje o los mensajes que transmiten. ¿Cuán importante es para ti lograr algo así en el espectador?
Mucho. De hecho, lo mejor que estamos teniendo en los festivales a los que hemos ido y en salas de cine donde ha sido estrenada es el recibimiento por parte del público. Nos está diciendo cosas muy bonitas. Incluso me ha cogido gente de la mano diciéndome que ha pasado por un proceso de duelo parecido, y que la película le ha ayudado, incluso a veces a llorar lo que no había llorado antes.
¿Qué tipo de película es, según su director, Amanece?
Sobre todo, es una película que habla mucho de conflictos y cuestiones no verbalizadas entre padres e hijos; en este caso, entre madre e hijas. Es algo muy generacional. Precisamente, de esa carencia de educación emocional se genera que no haya esa conversación en el seno familiar. Y la gente se está conectando, sobre todo, con eso.
En este mundo tan acelerado y crispado como en el que vivimos, viene bien ver una película tan reflexiva como Amanece, ¿verdad?
Totalmente. Y creo que no solamente por lo que cuenta, sino por cómo se cuenta. Es una película que te obliga a parar. Tiene un tempo. No porque deliberadamente se haya hecho así, con una narrativa lenta, sino porque te invita a conectar con un paisaje, con cuestiones que, yo como espectador, cuando voy al cine, no veo tanto. De repente, ver a un personaje reaccionar a las temperaturas, al frío, al calor, a los olores…, parece que tenemos que entrar a una escena o secuencia y soltar el texto, lo que está escrito en el guión. Pero para mí, dentro de esa relación entre el personaje y el entorno, yo quería que ellas reaccionaran a todo ello. En la película hay una cosa muy bonita, o que me gusta mucho, que es el gesto de los actores ante todo lo que ocurre a su alrededor. Cómo los personajes huelen las cosas, tienen frío, calor. Y también, a través de las texturas del sonido, que son muy orgánicas, el espectador conecta.
Los silencios, ¿no?
Los silencios. Es que la vida está repleta de silencios. Muchas veces, en el propio entorno familiar es mucho más importante lo que no se dice que lo que se dice. Las cosas que se quedan enquistadas, las conversaciones que no se mantienen, lo que no se verbaliza. Y, de repente, parece que tiene que llegar una cuenta atrás para que nos activemos y digamos, “oye, por lo menos, aunque no hablemos todo lo que tenemos pendiente, vamos a compartir, a focalizar y a priorizar cómo queremos estar”. La película habla mucho de eso.
A veces parece que si no hablamos los problemas no se resuelven. Es como si estuviéramos obligados a hablar.
Efectivamente. La película va mucho de eso. De elegir. Es decir, de aparcar todo, el teléfono… Sí, las dos protagonistas, las hermanas, vienen de dos rupturas sentimentales, y deciden que para poder encontrarse a sí mismas necesitan conectar con la tierra, con las raíces. Y estas están representadas en la madre.

Muchas veces, en el entorno familiar es más importante lo que no se dice que lo que se dice
Juan Francisco Viruega

Fotografía de Patricia del Zapatero
Este fin no es el fin. Bonita frase. ¿De dónde viene?
Este fin no es el fin, correcto. En ese sentido quería hacer una película esperanzadora. A nivel visual, si te das cuenta, es un viaje como de la luz. La película es muy luminosa; en los dos primeros actos, en el de Alba y en el de Candela. Y, sin embargo, el de Aurora termina con una cámara oculta. Es muy oscura. Pero a nivel de personaje y narrativo es el viaje contrario. Los personajes están con mucha angustia, con mucha desazón, con mucho desarraigo, y cuando acaba la película es muy liberadora y esperanzadora, porque realmente vemos cómo se han abierto. Incluso esa madre que no es capaz de recibir un abrazo ni un beso, termina abrazándose a las hijas. En ese sentido, el final, para mí, narrativamente, la peli es un viaje de la oscuridad a la luz.
La película parece que es un ciclo de tres días, cada uno con uno de los tres personajes, la madre y sus dos hijas, ¿cierto?
Lo parece. Pero realmente la historia transcurre en más días. Da la sensación que son tres días. Eso me han dicho. Pero no es así.
Hay una frase que me encanta. La que la madre, Aurora, le dice a Candela, “y recuerda que todos los días amanece”. Es algo muy positivo y esperanzador…
Sí. “Y pase lo que pase, y venga lo que venga, recuerda que todos los días amanece”. Que por muy mal que estemos, por cosas malas que lleguen, todos tenemos la oportunidad de empezar de nuevo. Básicamente, la frase hace alusión a eso. Cada día, después de la noche, llega algo nuevo. A veces, por las noches estamos preocupados con los problemas. Y cuando amanece y empieza un nuevo día nos reactivamos. Cada amanecer es una oportunidad nueva.

La peli es un viaje de la oscuridad a la luz
Juan Francisco Viruega
Supongo que en una película como Amanece, las actrices han de sacar mucho de sí mismas; el esfuerzo emocional debe de ser fuerte. ¿Cómo lo ves?
Yo no quería gastar lo que es la interpretación maestra en los ensayos. Hemos hablado mucho sobre los personajes a nivel racional, intelectual, cultural… hablando de referentes, poniendo en común el imaginario, la experiencia vital que teníamos, pero también se ha trabajado mucho en la localización. Para mí era crucial que ellas incorporaran al tono de su interpretación el espacio en el que estaba llevándose a cabo. Ya fuera un desierto, el mar, un bosque de pita, donde se pierde Candela, un laboratorio fotográfico, una cámara oscura, un baño, un dormitorio… lo que fuera. Quería que ellas integraran todo eso a su interpretación.
Para concluir, personalmente, ¿crees que has logrado con la película lo que pretendías expresar?
Estoy muy satisfecho con la película porque la hemos rodado con 100.000 euros. Veo películas hechas con dos millones de euros que no me transmiten nada. El dinero que hemos utilizado ha sido para pagar a las personas que han trabajado. Y creo que para ser una película rodada con ese dinero es muy digna. Sobre todo, porque lo que hemos contado está basado en lo experiencial. Y lo hemos intentado contar de la forma más sincera y honesta que hemos podido, y con muchísimo cariño. Y hemos trabajado con mucha libertad creativa. Ahí tengo mucho que agradecerle a Canal Sur.