El Festival de Cine de Sevilla sirve de lugar de encuentro para los profesionales del audiovisual más independiente. En los últimos años el certamen ha sido la plataforma perfecta para la creación, el desarrollo y la presentación de las propuestas de las nuevas voces del panorama nacional.
La sección Las Nuevas Olas es una buena prueba de ello. Entre las películas mostradas en dicha categoría en la 19 edición del SEFF, cuatro de ellas han sido las seleccionadas para este encuentro, en el que han participado sus directores: Carlos Pardo Ros (H), Julián Génisson (Inmotep), Nacho A. Villar y Luis Rojo (La mala familia) y María Antón Cabot (Soc vertical però m’agradaria ser horitzontal). Estos han dialogado sobre sus respectivas obras e intercambiado impresiones sobre el momento de la creación cinematográfica nacional.
Todas estas propuestas son de temática variada, así como su forma de plantearlas y realizarlas. Inmotep es un thriller de inmobiliarias, hipnosis y bancos de imágenes de stock. H nos traslada a los Sanfermines de 1969, cuando un toro mató a un hombre de una cornada en el corazón, y al que solo se le podía identificar con la letra H. María Antón Cabot en su mediometraje Soc vertical però m’agradaria ser horitzontal, explora la inusitada complicidad entre dos mujeres que sienten y sufren intensamente, abiertas en canal ante el mundo. Por su parte, La mala familia, nos habla de un grupo de amigos que deciden aprovechar el tiempo durante un permiso penitenciario y celebrar la amistad incondicional que les une.
Un buen momento para el cine independiente
Los protagonistas de este encuentro del Festival de Cine de Sevilla coinciden en el buen momento por el que atraviesa el cine independiente, ya que “cuenta ahora con un apoyo institucional que antes no existía”, tal y como ha asegurado Carlos Pardo Ros. Esto es gracias a que el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) está apostando por una generación de cineastas que tiene mucho que contar, y que antes no contaban con este respaldo, “eso da sus frutos, se ha creado un ecosistema que antes estaba condenado a sobrevivir a duras penas en la más estricta precariedad”, ha añadido el director de H.
Nacho A. Villar, codirector de La mala familia junto a Luis Rojo, ha querido aportar su visión del momento que vive el cine independiente con el cambio de consumo de cine, derivado de la aparición de las plataformas: “Vivimos un impasse con la llegada de las plataformas. En este contexto, en el que las películas ahora tienen otro tipo de recorrido tanto de público como de producción, muchas personas del sector han tenido que reinventarse, y en esa reinvención ha encontrado más sitio otro tipo de proyectos que no tienen la vocación de llenar las grandes salas de cine ni siguen fórmulas predeterminadas, pero que aportan debate, hacen pensar y desprenden sinceridad, que creo que es lo más importante de todo”.
“En general, la relación de todos con el mundo del cine ha cambiado, y en el caso de muchos creadores ese cambio ha implicado una mayor permeabilidad y romper con las estructuras piramidales para abrirse a otras maneras de hacer cine, más horizontales, colectivas”, ha reflexionado Luis Rojo.
En el filme de Pardo Ros, H, también está presente el sentimiento de lo colectivo. Para él, es indispensable esta manera de trabajar. En su película esto está muy presente, ya que fue rodada simultáneamente en cinco puntos distintos de Pamplona durante la celebración, lo que requería la colaboración de diferentes profesionales. Esto aporta a la historia una “sensorialidad extrema”, que durante el montaje hizo que esta se terminara de construir.
Este es un proyecto que surge de la necesidad del director por jugar reescribiendo la memoria de su familia. Durante los Sanfermines de 1969, un tío abuelo suyo falleció durante el transcurso de la fiesta, en circunstancias no aclaradas todavía. “Mi padre tenía ocho hermanos y cada uno me contaba la historia de manera diferente”, ha explicado, proponiendo al espectador un viaje a los intersticios entre la memoria y la reconstrucción.
H ha sido reconocida en la 19 edición del Festival de Cine de Sevilla con el premio que otorga Acción Cultural Española a la mejor dirección de película española.
“Si haces cine, incluso si lo que te gusta es experimentar, siempre llega un momento en el que te apetece volver al cine clásico, a ceñirse al guión y a que la historia simplemente fluya con naturalidad”, ha afirmado por su parte María Antón Cabot, que regresa al Festival de Cine de Sevilla. El propósito inicial de rodar Soc vertical però m’agradaria ser horitzontal, donde Pardo Ros también participa como productor, era la de trabajar con Benidorm como escenario. “Y ya luego nos cargamos de razones para llevar a cabo la idea”, ha añadido.
La cineasta imagina un encuentro azaroso y más allá de los límites del tiempo entre la poeta Sylvia Plath y la celebridad trash Belén Esteban. “Dos mujeres que parece que no tienen nada en común”, ha reconocido la directora. Para ello, Ruth Gabriel se ha puesto en la piel de la famosa tertuliana, logrando capturar una conexión de verdad entre dos seres humanos. Además de reflexionar sobre otras maneras de concebir la identidad femenina.
Julián Génisson, responsable de Inmotep, también ha puesto de manifiesto la importancia de lo colectivo, ya que en su proyecto parte de uno, Canódromo Abandonado junto a Lorena Iglesias. Para Génisson hubo dos ideas decisivas a la hora de desarrollar esta película. “Yo vivía en un piso que iba a alquilar, y ya había gente que venía a visitarlo mientras yo aún hacía vida en él. Una mañana salí de mi habitación y me encontré en el salón a un comercial de Tecnocasa con una pareja. Me fascinó la idea de allanamiento legal, al margen de que el tema de la vivienda es un infierno. Y por otro lado, me obsesionan los bancos de imágenes de stock, todas esas imágenes disponibles en internet que supuestamente sirven para ilustrar cosas de la vida real, pero que parecen venir de una realidad alternativa, de una especie de más allá, realidad alternativa. El empujón definitivo lo dio un dinero que gané una noche en el bingo”, sentencia Génisson. Inmotep es un viaje al corazón del absurdo del negocio inmobiliario y otras miserias del capitalismo tardío.
Fotografía de portada de Patricia del Zapatero.