'Paula Cons: “Me sorprendió que no conociéramos un suceso tan gordo como el naufragio del Santa Isabel”'

Su último trabajo cinematográfico, La isla de las mentiras, es un homenaje a la naturaleza salvaje, virgen y áspera, y a unas mujeres luchadoras que supieron sobrevivir en ese ámbito hostil y duro. Inopinadamente se convirtieron en heroínas al salvar a muchas de las víctimas de un naufragio ocurrido en las costas gallegas a primeros del pasado siglo XX. Paula Cons nos regala una intensa historia enmarcada en una localización especial. 

La isla de las mentiras, misterio en una noche aciaga

La isla de las mentiras se basa libremente en los hechos ocurridos en la madrugada del 2 de enero de 1921 en la isla de Sálvora. Una historia caída en el olvido, ¿cómo te llega?

Aunque escribo ficción, soy también periodista, y mis amigos saben que me interesa mucho la ficción basada en hechos reales. Entonces una amiga fue a una pequeña exposición sobre el naufragio, y me vino con un folleto. Yo pensaba, “¿pero esto qué es?¿cómo un suceso tan gordo como este no lo conocemos? Sobre todo  cómo una persona como yo, interesada en la historia de mi país, no lo sabía”. Ya ahí me quedé fascinada de cómo se había olvidado y sepultado en el olvido, y fue cuando empecé con el tema.

Un elemento muy potente de la historia son los paisajes. Incluso parece mentira que pueda existir algo así de verdad, y además actúa como un personaje más dentro de la trama, ¿cómo encontrasteis las localizaciones?

Gran parte de la película está grabada en la isla de Sálvora. Para mí era una condición indispensable. Porque es un lugar maravilloso, único, muy preservado y alejado de la modernidad, por lo tanto, muy fácil para grabar desde cualquier tiro. Para mí esto era importantísimo. Y además me apetecía jugar con un código en el que a partir de planos amplísimos, crear una sensación claustrofóbica al mismo tiempo.  

La naturaleza tiene además mucha fuerza aquí, incluso parece mantener una lucha con los propios habitantes de la isla, que se refleja en el carácter de estos.

Claro, ya la insularidad en general es un carácter especial, y ahí se suman varios factores. Tenemos un época dura, tenemos un aislamiento que no tiene nada que ver con el de ahora (actualmente no está habitada actualmente), pero que con la distancia que hay con la tierra, tendría que haber un vínculo enorme entre ambas orillas, pero había mucha gente que no había estado en tierra firme nunca. Estás en un microcosmos totalmente endogámico, que te relaciona con pocos, por lo que el carácter se te hace más adusto, y eres como muy práctico. A mí me fascina esa forma de ser.

La isla de las mentiras, misterio en una noche aciaga

Nos encontramos a comienzos del siglo XX, tiempos duros y difíciles, y además se unen las características de la localización. La gente trata de sobrevivir como puede, lo vemos por ejemplo en el personaje de Aitor Luna. 

En la isla, realmente lo que se dice hambre, no se pasaba. Porque tenían para cultivar, tenían el mar, etc. Lo que no estaban era para grandes dispendios, es decir, tres onzas de chocolate en la isla podían durar muchísimo. Hay un momento, que no sé si se percibe, como que Darío (Grandinetti) le pasa algo a la niña, en la taberna, y es un poquito de chocolate, para que cuente lo que ha ocurrido; eso para cualquiera en la isla es tremendo. Después, el personaje de Aitor Luna, que es el farero, tiene una posición un poco más privilegiada; lo que pasa es que es una vida dura. Hay un punto en el que piensa que con su preparación y su cultura termina allí. Aunque los fareros alternaban, hacían turnos, les podía encantar ese aislamiento, pero desde luego hay que ser de una pasta especial. 

La isla de la que se habla en la película está comprada por un empresario, y las personas que viven en ella son colonos llevados allí. Además de falta de libertad, da una sensación como de que todo tiene un precio y se puede adquirir, ¿no?

A mí este sistema me fascina. Hay gente a la que le puede parecer exagerada la manera de contar esto, pero luego te vas a otros puntos de España, y esto casi continúa a día de hoy. Es un poquito Los santos inocentes, que es una referencia clara. Tú estás trabajando una tierra, que es tuya porque la has hecho tuya, pero no. Es de otro señor y tú le pagas por utilizarla. Después este señor, si a él se le antoja, que fue lo que ocurrió en realidad, años después a cuando ocurre la historia de la película, decidió llevar allí animales para cazar. Esos animales, que no eran de la fauna autóctona, fueron echando a estos colonos, porque se comían los cultivos, y terminan con la fauna propia del lugar. Una falta de respeto total por la naturaleza de la isla. 

Las grandes protagonistas de esta película son las mujeres. Están las tres que salvan a los supervivientes del naufragio, por ejemplo, pero también son las que trabajan por el bien de la comunidad.

Los hombres en realidad en este episodio histórico no estaban, porque se habían ido a celebrar a tierra el Fin de Año. Bien es verdad que se quedaron mujeres, porque ¿quién se queda a cargo de los niños? Si ahora es un problema, no te quiero ni contar entonces. ¿Quién se queda a cargo de los mayores? Las mujeres, como siempre. Los hombres claro que trabajaban y vivían en la isla, pero me parece muy significativo que un momento que hay como de celebración, lo disfruten ellos solos.

Por otro lado, me parece que eran unas mujeres dotadísimas. Es decir, no es que estas tres mujeres fuesen la única oportunidad de las personas que se estaban ahogando, no, es que eran la mejor oportunidad. Estas mujeres eran igual de buenas marineras que cualquier hombre.

Paula Cons: “Me sorprendió que no conociéramos un suceso tan gordo como el naufragio del Santa Isabel”

Estas tres mujeres de las que hablamos, María, Josefa y Cipriana, salvaron a 50 personas del hundimiento del Santa Isabel. Pero me llama la atención, sobre todo en el momento del reconocimiento público, que ellas se sientan culpables y atormentadas por todas aquellas a las que no pudieron salvar. 

Ahí coinciden varias cosas. A mí, para esa secuencia, como para la filosofía de cómo ellas encararon eso, porque eran tan justas, tenían tan claros los valores… Me inspiré en el accidente que hubo aquí del Alvia en Santiago de Compostela, en el que murieron tantas personas y los vecinos fueron a rescatarlas. Los vecinos de Angrois llegaron a un momento en el que dijeron: “No queremos más homenajes. Centraros en las víctimas, que sí necesitan vuestra ayuda, vuestra atención, vuestro dinero, que lo único que hacéis es revivirnos esos momentos terribles”. A mí me parecía interesantísimo esa manera de verlo que era “no queremos el foco sobre nosotros”. Y creo que ellas tampoco lo querrían y no lo entendían. 

Otra cosa con la que intenté jugar fue con el paralelismo entre el naufragio y el homenaje, incluso en cuanto a la colocación de la cámara. La cámara siempre está en ellas, en los dos momentos, no se va de ellas nunca. Lo que es increíble es cómo en medio de una tempestad, azotadas por el viento y en la oscuridad, están más cómodas que en el homenaje. Y pienso que es porque estaban en su elemento, y en el otro están totalmente desubicadas.

En la película se aprecia una atmósfera del realismo italiano, ¿qué influencias tuviste a la hora de plantear este proyecto?

A mí la antropología me interesaba muchísimo, porque no quería quedarme en algo superficial. Creo que cuanto más verdad tiene algo, más te lo crees, y más llegas a la verdadera esencia de las cosas. Para mí era muy importante que se viera esa forma de vida, esa manera de trabajar, de cultivar… Y totalmente del realismo, de Los santos inocentes, que para mí es una referencia fundamental, y del cine que se hace aquí también, que es tan respetuoso con nuestras formas. He trabajado mucho tiempo recorriendo Galicia, desde grabando a un herrero, a un señor que hace mantequilla… Cuentas muchísimo de cómo son las personas, del tiempo que emplean en hacer las cosas, cómo lo hacen, dónde… Estamos tan alejados de eso, del trabajo manual, que me parecía importante.   

El reparto está encabezado por Nerea Barros, Aitor Luna y Darío Grandinetti…, ¿cómo fue la elección del elenco?

Te puedes imaginar que viendo a estos actores fue todo un privilegio [risas]. Nunca soñé con tenerlos a todos. Cada vez que uno me decía que sí, pensaba, “me ha tocado la lotería”. Fue una maravilla. Con Nerea no me entraba otra persona en la cabeza. Con Victoria Teijeiro, que interpreta a Josefa, vi una foto suya en internet, y me encantaron sus rasgos. Con Darío me entendí de maravilla. Y con Aitor lo mismo, fue una generosidad, dármelo todo, nunca cuestionarse nada, una profesionalidad… Fue un lujo trabajar con todos los actores.

La isla de las mentiras, de Paula Cons, se estrena en Filmin

Sabemos que la naturaleza es muy imprevisible, ¿el rodaje fue tan complicado como se ve a simple vista en la película?

El rodaje fue teniendo muy en cuenta los elementos de la naturaleza, efectivamente. Y fuimos adaptándonos a lo que nos venía, muchas veces no era ni lo que teníamos en mente. No tenía previsto tanto sol, y tuvimos que remar a favor de ello. Es estar pendiente constantemente del mar, si nos iba a dejar o no ir a la isla; es un estrés tremendo. Cuando había que rodar en el mar era “por Dios que no haya muchas olas, si no la cámara se moja, el seguro…”. Algunas secuencias las repetimos, de salir ellas remando y no haber olas, era algo que no pegaba. Y de repente a las dos horas cambiar todo por completo ¡Una locura! Pero para todas las personas que participamos en el rodaje fue mágico, increíble. Todos estábamos muy unidos en contar la historia, en apoyarme, muy convencidos, mucha armonía, mucho humor… Había muy buen ambiente.

La isla de las mentiras se estrenará en Filmin el 24 de julio. Respecto a las plataformas, que en estos meses de confinamiento nos han acompañado tanto, sobre todo al no poder ir a las salas, incluso llegando a estrenar películas en exclusiva, ¿qué opinión tienes? 

La convivencia tiene que ser pacífica. Me parece que han facilitado muchísimo y han hecho más accesible el contacto con el cine, por parte de todos los espectadores. Todo puede convivir, y que nada es excluyente de lo otro, sino que todo contribuya. Pero la realidad es que ahora las salas se han llevado un zarpazo terrible. A mí misma incluso. El estreno iba a ser el 29 de mayo, ¿y yo ahora qué hago? Si no tengo donde estrenar mi película, ¿qué hago? Para mí es un hogar que te acoge. Y creo, a lo mejor estoy siendo un poco ingenua, no lo sé, pero que si en Filmin tiene buena acogida la película, ¿por qué después no puede saltar a algunos cines? A mí a priori sí me gustaría que se pudiera ver en algunos cines también, porque la pensé y la rodé para pantalla grande.

De hecho, volviendo al tema de las localizaciones, la fotografía que se muestra es para disfrutarla en pantalla grande…

Sí, y el sonido, que lo cuidamos con un amor absoluto, la música, cada detalle, cada cosiña… Pero a mí me parece fantástico. Parece que Filmin es una plataforma de mucho prestigio, maravillosa, que ha crecido, y no lo deja de hacer, y con motivos. Yo solo puedo estar agradecida.

https://www.youtube.com/watch?v=K4gQoDIS5ww&t=11s

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