La actriz Patricia López Arnaiz vive su momento profesional más dulce. Es la vigente ganadora del Goya a mejor interpretación femenina por su trabajo en Ane (David P. Sañudo), y no deja de encadenar proyectos que podremos ver en los próximos meses. En el Festival de Cine de Sevilla estuvo presentando su nueva película, La hija. Es una de las más esperadas del año, ya que detrás de esta historia encontramos al realizador Manuel Martín Cuenca, que siempre sorprende. En ella interpreta a Adela, que junto a Javier (Javier Gutiérrez) forma un matrimonio que busca ver convertido en realidad su sueño de ser padres. Desde hoy, 26 de noviembre, podrá disfrutarse en cines.
Interpretas a Adela en la nueva película de Manuel Martín Cuenca, La hija, ¿cómo te llega el proyecto?
Me llega a través de una prueba. Hice una prueba con Manuel, que la recordaré mucho. Él es muy particular trabajando, es una persona que se nota que le gusta y que conoce muy bien el trabajo de los actores. Hicimos una prueba que me pilló por sorpresa, me hizo improvisaciones la compañera que me daba la réplica. Él estaba testándome a ver cómo estaba abierta a estímulos y sorpresas. Es el método que le gusta usar a veces. Hice la prueba y ¡hubo suerte! Pensar en trabajar con Cuenca era un sueño, así que super guay. Estoy muy contenta.
Los personajes de la película se van volviendo oscuros por momentos, llegando incluso a dar la sensación de película de terror. A la hora de preparar a Adela, ¿en qué te has inspirado? ¿has tomado referencias reales?
Realmente he trabajado el guión. Mucho ha tenido que ver el trabajo con Manuel. Llevábamos toda una preparación de toda la parte del pasado de los personajes. Para cuando empezamos a rodar la historia, sentía que estaba muy cargada ya, habíamos hecho un recorrido por todo lo que le había ocurrido a estas personas, y así me abría a la situación que propone el guión. Ya vienes con toda esa mochila. Lo interesante de esta peli es que, eso que tú dices que puede ser un atisbo al terror, no es una intención, no es “queremos contar una historia de terror”. Estamos contando la historia de estas personas, buscando la verdad de ellas. No hay una intención por ir a un género de cine. Estamos viendo una situación muy límite de este matrimonio que quiere tener una hija o un hijo, y que ha tenido una vida y un camino en esa búsqueda de la maternidad que ha sido muy dolorosa. Arrancamos ya con dos personas que tienen heridas cicatrizadas, pero que es fácil que se abran. De mucho dolor previo. Eso que puede resultar terrorífico tiene que ver con el extremo al que el guión lleva a estas dos personas. Por eso se llegan a asomar conductas que se pueden poner en tela de juicio, y moralmente son difíciles de defender desde fuera. Pero desde dentro de la vivencia del personaje, es algo orgánico que ha llegado por un guión que se va estrechando y que termina siendo una huida hacia adelante, una cuestión de vida o muerte.
La relación del matrimonio, de Javier (Javier Gutiérrez) y Adela, se muestra como bastante distante y fría, pero que sufre un gran cambio en el momento en el que nace la niña. Imagino que esto se debe a todo ese pasado, que comentabas, y que no aparece en la película.
Claro. Creo que todo tiene que ver todo el tiempo con la mano de Manuel. Al final Manuel está dirigiendo a cada uno y está motivándote desde el amor. Todos los movimientos, por muy turbios o planteables que te puedan parecer, nacen de un gesto de amor. El trabaja con los actores, y por mucho que ellos choquen o tengan conflicto, él nunca se va a poner en el lugar de uno u otro. Está a favor de todos los personajes, de la verdad de todos los personajes, de los motores que les mueven… Cada uno estaba concentrado en su personaje, y luego en la relación. La película arranca con una esperanza, la de ser padres. En el caso de Adela, la esperanza de poder tener a su bebé, de una nueva puerta que se ha abierto. En el caso de Javier, creo que hay más atención puesta en la pareja. Es una pareja que ha sufrido mucho, es esta parte del pasado de la que hablábamos. Es una pareja, como muchas que he descubierto después, que tiene un viaje complicado con el tema de la maternidad y la paternidad. Hasta el punto que muchas terminan desintegrándose por el camino. Arrancamos con una pareja que está erosionada, con mucho dolor detrás. Creo que eso es lo que tú ves al principio. Luego, cuando el sueño se cumple… Es como el acercamiento, el lugar de paz, el lugar soñado.
Hablabas de que Manuel está a favor de todos los personajes, y que no se coloca del lado de ninguno. Es algo que se repite en su obra, y que en La hija vuelve a aparecer. Como espectador intentas entender al matrimonio que quiere tener una hija y ve su oportunidad, pero también a Irene (Irene Virgüez) que defiende lo que es suyo. Aunque al final no te puedes poner del lado de ninguno…
Eso es lo interesante. Eso estaba desde el guión. Lo bonito es que se generaba un triángulo de unas personas que tienen sus claroscuros. Puedes empatizar con la motivación de todos ellos, pero también puedes sentir rechazo por otras partes de esos personajes. Lo interesante es que Manuel, es mi percepción, no va con una idea que te impone, de “tú eres tal y tú tal”. No, trabaja con la persona que tiene delante. Tú vas a tener una circunstancia, tu compañero otra, y cada uno tiene una diferente. No vas buscando un resultado, a ver quién es bueno y quién malo. Lo que nos hace es vivir las situaciones de los personajes desde la normalidad del ser humano. Ahora, que llegues a unos extremos como a los que puede llegar la película, tiene que ver con la naturaleza humana. No es porque vengamos a contar una peli de terror o que queramos crear tensión, esa intención en los actores no está. Lo que estamos es buscando el objetivo que perseguimos, y vivir las situaciones que te proponen el guión y el director. Y creo que es guay, porque vemos humanidad. Lo interesante es que a él le gusta explorar esas partes tan oscuras del ser humano que no son una invención del cine. Tenemos suerte de que a lo mejor en nuestra vida cotidiana no han aparecido situaciones tan siniestras, pero existen. Y mientras estamos aquí hablando, en otra parte está ocurriendo algo tremendo. Y son seres humanos con su luz, su amor… Él trabaja mucho desde la verdad, en vez de irse a estereotipos, lo que consigue es que puedas empatizar un poco con cada personaje. De hecho, hay cosas que se han tenido que quedar fuera por montaje, pero que en el guión, esto se trabajaba mucho. Está guay que se vea, me alegra que lo hayas dicho, por ejemplo las dificultades de la niña para llevar un embarazo sano, para ser cuidadosa… En el rodaje a veces había debate entre el equipo porque se quería señalar al malo o a la mala. Creaba división y eso está bien.
La película nos habla en cierto modo de una “injusticia” frente a la maternidad. Tenemos a un matrimonio que ha luchado mucho por ser padre y no ha podido, y por otro lado tenemos a una niña que se ha quedado embarazada, que vive en un centro de menores, sin un futuro que poder darle a ese bebé, ¿cómo ves está situación?
Es una realidad. No la conocía tan de cerca, pero luego me he dado cuenta que es muy común. Es lo inteligente de este guión. De repente coges unos ingredientes, que los juntas, y a ver qué explosión puede haber ahí. Una pareja que lleva un recorrido muy largo, con mucho sufrimiento respecto a su maternidad y paternidad. Eso, lo que hicimos fue recorrerlo, vivimos todo eso para llegar al punto de esta historia con todas esas heridas. Luego, por otro lado, una niña, super joven, que se queda embarazada, sin un contexto familiar que la acoja. Eso lo vimos en Jaén. Manuel nos llevó a conocer centros de menores, y recuerdo que había una muchacha que estaba embarazada o había tenido al crío, pero que tenía 14 años. Imagínate qué lugar para ella, qué miedo, sin un contexto que te proteja, que está deseando tener una familia… Y esa es la figura de Javier para Irene. Unes esos ingredientes y ¡cóctel molotov! (risas).
La banda sonora de La hija está compuesta por Vetusta Morla, la canción principal también. Y tú tienes cierta participación en ella durante la película, ¿cómo surge que cantes esa nana?
Ocurrió durante el rodaje. Estábamos rodando todos los días, y poco antes de tener que rodarla, fue cuando Manuel me la pasó y me dijo, “tienes esta nana que tienes que cantar”. No había tenido tiempo ni de estudiarla, ni de prepararla, ni nada. Lo que hacía era estar durante todo el rato escuchándola cuando podía, y cantándola. Se convirtió en un mantra del rodaje. Además, me parece que es una canción súper pegadiza…
Y la letra es brutal.
Sí, es brutal. Si la hubiese escuchado antes hubiese sido desde otro lugar. Pero estando en pleno rodaje, que ya estaba en Adela total, en un lugar tan susceptible, de tanto dolor… Estaba tan identificada con la historia que cuando escuché la letra, la primera escucha fue de llorar. Me pareció increíble, las palabras estaban contando lo que estaba viviendo. Me parece una pasada. Y me pareció una idea preciosa que fuera una nana, pero la letra me conmovió muchísimo. Una cosa muy curiosa fue un momento muy bonito con la canción, que es al final y es que la canto en directo. Fue algo muy curioso de rodar. No fue algo que se grabó y luego se puso encima. Yo estaba detrás de la cámara, del equipo, y la estoy cantando en la misma casa. Fue algo muy emotivo.
A comienzos de este año ganaste el Premio Goya por tu interpretación en Ane, ¿cómo has vivido estos meses posteriores?
El momento fue como una explosión final. Llevaba una temporada por lo profesional y lo personal en un sprint muy bestia, y de octubre a marzo fue muy loco para mí. Cuando llegué a los Goya estaba ya para cogerme con pinzas y ponerme a remojo (risas). Fue euforia total con el equipo, por ellos, por mi compañera Jone. Fue muy emocionante y bonito. Pero lo siguiente fue caer enferma, tuve un bajón de desgaste energético. Me he ido reponiendo poco a poco de esos meses. Fue súper bonito con los mensajes de la gente, las muestras de cariño… Aquello fue como abrir la caja de Pandora. Sentí mucho amor y cariño de la gente. Me están llegando muchas propuestas de trabajo, de poder elegir, y me siento muy contenta con todo lo que ha traído Ane. Me siento en un momento muy dulce en ese aspecto. Quién sabe hasta cuando va a durar, y estoy disfrutando al máximo de los frutos que ha traído Ane.