'Max Lemcke: «Queremos que se conozca la verdad de la transición española»'

Billy es un documental realizado por Max Lemcke y presentado en el recién concluido Festival de Cine de Sevilla. En él se hace hincapié en el silencio que ha rodeado a la figura y a los actos de uno de los personajes más siniestros de la historia contemporánea de España, Antonio González Pacheco, Billy El Niño. Este documental da visibilidad al pasado, y da voz a las víctimas de este ex inspector de policía de la Brigada Político Social fallecido recientemente.

Max Lemcke: "Queremos que se conozca la verdad de la transición española"

Tras el estreno mundial de Billy en el Festival de Cine de Sevilla. ¿Cómo fueron las primeras reacciones?, porque imagino que por la temática que toca debe de tener una importante repercusión.

Sí, pero el tiempo que nos ha tocado vivir nos impidió estar en Sevilla y  de esta manera tampoco tuvimos una presencia activa en el festival. De haber estado todo el equipo arropando hubiera sido un acontecimiento más interesante, más potente. Habrá que darle tiempo al tiempo y esperar cómo reacciona el espectador conforme se le dé más difusión a nuestro trabajo, que tendrá que encontrar a su público y habrá que ponerlo en manos de una distribuidora. Se hará lo posible porque esté en salas.

¡Quién podría imaginar que Antonio González Pacheco, Billy El Niño, fuese a ser motivo de un documental!, pero no ha habido más remedio para ubicarlo en un altavoz como Billy.

Yo creo que forma parte del interés de generaciones, incluso posteriores a las de los que hemos vivido aquella época tratada en el documental, que nos hemos visto en una búsqueda de respuestas. En ese sentido, con documentales como este o como otros que ha habido en Sevilla queremos darles cierto sentido a ciertas dudas que como generación se nos han planteado. En el caso de la Transición puede parecer que estaban resueltas pero en el fondo siguen pendientes. Y entre otros, el caso de estas personas que han sido impunes durante tanto tiempo y que han violentado a miembros de nuestra sociedad. 

Con Billy se demuestra que los fantasmas nunca duermen. Entiendo que se hace hincapié en el silencio que ha rodeado durante años a la figura de Billy El Niño, quien ni siquiera pasó por la justicia para hacer frente a las acusaciones que se vierten sobre él.

Incluso va más allá de que las personas que sufrieron los daños que se cuentan en el documental no se sienten víctimas, o no se quieren sentir así en el sentido de que sean motivo de lástima. Es algo que siempre me recalcaban. Ellos sabían que estaban en la lucha antifranquista y que podría traerles consecuencias negativas. Y se encontraron con una represión muy potente y sádica, sobre todo, en personas como González Pacheco, que en el fondo casi disfrutaban y se tomaban como una cuestión personal el acabar con estas células de jóvenes que estaban en contra de la Dictadura, que militaban en organizaciones de izquierda.

¿Qué se busca con Billy?

Pues una de las cosas por las que tienen sentido documentales como este o como otros que ha habido antes, o que vendrán, es que trata temas que no hemos resuelto. Y para esto es Billy, para poner estas cuestiones sobre la mesa, para analizarlas y para que generaciones posteriores conozcan la verdad de esta “modélica” transición en España, donde se torturó, se violentó y se criminalizó a unos jóvenes que en el fondo lanzaban octavillas contra un régimen siniestro.

¿Cuál fue el detonante para que decidieras hacer Billy? Te he oído decir que incluso alumnos tuyos de la universidad no conocían a Antonio González Pacheco, Billy El Niño.

La juventud tiene unos compromisos. No quiero pensar ni decir que las nuevas generaciones no están comprometidas con su sociedad. Quiero creer que sí lo están. Pero por algunas circunstancias, entre las que tienen que ver la ocultación de nuestra memoria más reciente, estos jóvenes no conocen realmente lo que pasó en los últimos años de dictadura y en los primeros de transición. ¿Por qué? Pues porque es algo que se nos evita contar incluso cuando nos educamos en la Secundaria, en la Universidad… Todo está oculto. Nunca llega a los planes de estudios ese ciclo histórico. Forma parte de ese empeño de hacer ver que la memoria no es importante.  Y sin ella, sin reconstruir paso a paso lo que nos ocurrió, es imposible poder avanzar y situarnos como una sociedad adulta, madura y responsable.

Imagino que durante la recogida de declaraciones de las personas que sufrieron los castigos de sus torturadores habrás vivido momentos duros y emotivos.

Sí, sí, claro. Muchas veces, en los momentos en que grabábamos era muy duro enfrentarte a ciertas declaraciones porque, aunque habían pasado muchos años de aquello, a algunos de ellos todavía les cuesta contar ciertas cosas. Les resulta embarazoso, o no lo tienen aún superado. Al final nos encontramos con que a pesar de ese sufrimiento, lo que más dolor les generaba era no haber podido aguantar, y haber tenido que delatar a ciertos compañeros porque se quebraron ante la tortura. Eso te marca un poco como cineasta y marca al documental a la hora de abordar los temas. Es emocionante e increíble cómo esta gente, esta generación, tiene todavía una fortaleza y una dignidad encomiables. 

Chato Galante falleció recientemente por mor de esta crisis sanitaria que estamos sufriendo. Él no pudo ver terminado el documental. Te hubiera gustado, lógicamente, que él hubiera estado ahora entre nosotros para poderlo ver, ¿verdad?

Él era un pilar fundamental de este proceso. También lo había sido de otro documental como El silencio de los otros, donde tuvo una participación importante. Chato fue de las primeras personas a las que entrevistamos. Con él queríamos actualizar su participación en nuestro documental, y habíamos quedado para hacerlo, para volver a entrevistarle, para incluir ciertas cosas que parecían importantes. Pero esa otra entrevista no pudo ser. Falleció. Para nosotros era importante que su legado quedara ahí. Simbolizaba el espíritu de quienes iniciaron todo el proceso a favor de la memoria.

Fotografía de portada de Jerónimo Álvarez.

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