Mar Felices se licenció en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla, además de cursar estudios de Técnico Superior de Producción de Audiovisuales, Radio y Espectáculos en el Instituto Néstor Almendros. Se ha especializado en documentales, un género con el que dice empatizar. Su ópera prima como realizadora, El oasis del pastor (2012), recibió una gran acogida por parte de crítica y público, y fue premiada en el FIC Puebla de 2013. En ese mismo año, la sevillana decidió mudarse a Edimburgo, ciudad en la que fundó, y dirige actualmente, el IberoDocs. El primer festival de documentales iberoamericanos que este año cumple su quinta edición, y que trata de acercar a las ciudades de Edimburgo y Glasgow a otras culturas.
Te licenciaste en Comunicación Audiovisual en 2007 (Universidad de Sevilla), ¿de dónde nace tu pasión por el cine? ¿Fue el motivo por el que estudiaste esta carrera?
Pues supongo que mi pasión por el cine me viene parte de herencia -ya que vengo de familia de documentalistas y archiveros- y parte de la necesidad de expresarme a través de la imagen y el sonido.
¿Por qué elegiste especializarte en el género del documental?
Porque es un género con el que empatizo, es responsable con la realidad, y porque permite un estilo de narración observacional con el que me veo más identificada.
¿Consideras que el documental está recibiendo ahora el reconocimiento que merece y que hasta no hace mucho no tenía?
Creo que el documental siempre ha recibido un cierto reconocimiento aunque es verdad que desde hace algunos años está llegando a más gente, se hacen más documentales gracias a que es un género más económico y flexible con las formas narrativas.
El oasis del pastor fue tu ópera prima, y obtuvo una gran acogida. Fue presentada en varios festivales y además fue premiado en la cuarta edición del FIC Puebla 2013, ¿qué recuerdo tienes de estos primeros pasos profesionales?
Aún sigo sin creérmelo. Sigo pensando que fue la suerte del principiante :). Guardo muy buenos recuerdos de la relación con Antonio y Karim, y supongo que esa complicidad que creamos traspasó la cámara y llegó a aquellos que supieron apreciar la belleza de la amistad entre los personajes.
En 2013 te mudas a Edimburgo y allí fundaste, y diriges actualmente, el Festival Iberoamericano de Documentales, ¿qué te llevó a tomar esta decisión?
En 2013 estaba completamente enamorada del documental y quería entablar relación con otros apasionados en una ciudad desconocida. Pero me encontré con que en la ciudad de los festivales había un vacío en torno a este género. Entonces conocí a Xosé Ramón Rivas (co-fundador de IberoDocs) y decidimos llenar ese hueco con su experiencia en la ciudad como gestor cultural y mis conocimientos como documentalista.
Comenzar una aventura de estas características en otro país, con otro idioma y otra cultura, nunca es fácil, ¿cómo fue tu adaptación?
En 2013 no hablaba inglés y no conocía apenas gente. Trabajaba planchando camisas mientras soñaba con hacer posible IberoDocs, y con él ayudar a otros a adaptarse y a romper barreras culturales.
Iberodocs ya ha alcanzado su cuarta edición. Comenzó en Edimburgo, y posteriormente se han sumado otras ciudades como Glasgow y Londres, ¿cómo vive el público este evento?
Este año celebramos la 5ª edición en Edimburgo y Glasgow. Parte de nuestro programa ha viajado a Londres pero no estuve allí para verlo (no se puede estar en todas partes cuando tienes dos trabajos a tiempo completo). Nuestra audiencia es 60% local, 30% española y el resto de diferentes nacionalidades. La audiencia local lo vive como si se fuera de vacaciones a explorar otros rincones del mundo sin moverse del asiento. Los españoles lo vivimos con un poco de nostalgia. Cada uno se encuentra identificado de una forma u otra en la pantalla.
¿Cómo se organiza un festival de estas características? ¿Qué ayudas y apoyos recibes?
IberoDocs es una asociación voluntaria sin ánimo de lucro. El equipo se compone de unos 20 miembros. Algunos más se suman durante las fechas del festival. Pasamos los primeros meses tras el festival, analizando la evolución de la última edición, buscando películas y financiación, y los seis meses previos al festival focalizados en su producción y promoción. Gran parte de la financiación nos llega de organismos públicos, tanto de Escocia y Reino Unido, como de España y Portugal. Acción Cultural Española, por ejemplo, nos ayuda a traer directores españoles. También guardamos muy buena relación con las distintas embajadas de España y Latinoamérica en Reino Unido quienes nos ofrecen apoyo sobre todo en términos logísticos. Sin duda, las colaboraciones con importantes instituciones locales son la clave de la existencia y permanencia de IberoDocs en la agenda cultural de Reino Unido.
¿Qué percepción tienen en Gran Bretaña sobre el cine iberoamericano, y sobre el español en particular?
El objetivo de IberoDocs es la integración de la cultura iberoamericana en Escocia. El cine que traemos es minoritario, no son películas que se suelan ver en la gran pantalla. El año pasado más del 90% de nuestra programación fueron estrenos. La audiencia las acoge con mucha honra porque son conscientes de la poca accesibilidad que se tiene a este tipo de cine. Al salir de la sala, no es raro que nos vengan a preguntar: ¿cómo podemos volver a ver esta película?
¿Y cómo ves tú el cine que se hace en Gran Bretaña? ¿Qué destacarías?
Pues no es mi especialidad, pero creo que es un cine más comprometido con la sociedad, más político, y esto hace que los espectadores vayan a las salas de cine con otra intención a parte de la del mero entretenimiento. Recuerdo el interés con el que se vivió el estreno de Suffragette o cualquiera de las películas de Ken Loach.
A lo largo de tu trayectoria has desarrollado labores de realizadora, de ayudante de dirección, de ayudante de fotografía, entre otras, y además diriges Iberodocs, ¿en qué faceta te sientes más feliz?
IberoDocs me da mucha satisfacción, que además puedo compartir con un gran equipo. Pero también era muy feliz cuando trabajaba como documentalista y ayudante de dirección en Bausan Films. Supongo que he intentado disfrutar intensamente de cada etapa y de cada proyecto; y así parece que seguiré.
¿Qué crees que debe hacer la mujer en el cine para lograr el lugar que merece y qué no debería hacer, si hay algo en lo que se está equivocando?
Qué debería hacer: seguir trabajando con convicción. Visualizar una meta y luchar por ella. Qué no debería hacer: callarse, perder la esperanza, escuchar y creer a aquellos que sólo intentan pasar por encima.
¿Dónde se ve Mar Felices en un futuro cercano? ¿Qué proyectos tiene?
En el presente tengo dos trabajos, uno que paga las facturas y otro que me hace estar en conexión con mi lado más creativo. En un futuro cercano espero poder contar con más tiempo libre que poder dedicarle al documental que comencé acerca de mi abuelo.
Desde tu experiencia personal y profesional, ¿qué mensaje les mandarías a todos aquellos que se encuentran estudiando con la idea de hacerse un hueco en el ámbito cinematográfico?
Confianza en uno mismo y confianza en la intuición. Perseverancia, no rendirse ante las dificultades. Estar siempre alerta.