Esta semana, Manuel Martín Cuenca ha pasado por Sevilla para recibir el reconocimiento de su tierra, Andalucía, en el Festival de Cine Europeo. Canal Sur le ha entregado el Premio a la Trayectoria. Y actualmente se encuentra en Jaén rodando La hija, una película cuyo reparto está encabezado por Patricia López Arnáiz y Javier Gutiérrez, con quien repite tras su experiencia en El autor. Gatrópolis aprovechó su presencia en la capital andaluza para hablar un rato con el galardonado director.
Nuevamente estás en Sevilla, en el Festival de Cine Europeo, donde has presentado varias obras. ¿Cómo te sientes en este ambiente?
Muy bien. Es verdad que he venido varias veces. Incluso antes de que estuviera de director José Luis (Cienfuegos), presentando un pre montaje del documental Últimos testigos: Carrillo comunista (2009). Este es un festival con el que siempre he tenido una gran relación. De hecho, le tengo mucho cariño. Me parece un festival fantástico, con una programación impresionante. Para mí es un orgullo estar dentro del marco de este festival, al lado de cineastas tan grandes como vienen cada año.
En la presentación del homenaje de Canal Sur (Premio a la Trayectoria) has estado emocionado, y has dicho cosas que te salían del corazón. Ello prueba el amor que le tienes a tu profesión de cineasta.
Bueno es mi vida. Lo ha sido durante mucho tiempo, y lo sigue siendo. He intentado hablar desde la espontaneidad y la improvisación que me salían en ese momento. Tengo muy claro que un cineasta no es nadie sin la gente que le rodea, sin los actores, las actrices… su equipo. Todo es muy frágil en la vida, y efímero, y cualquier cosa puede ocurrir. Cualquier pequeño error te cambia el rumbo. Pensar que uno tiene un valor especial por obtener un premio es engañarse a sí mismo. Me siento muy feliz de haber podido hacer todas las películas que he hecho y de poder seguir haciendo películas, y disfrutarlas, que es lo más importante.
Se suele decir que el mejor premio es el reconocimiento del público, pero galardones como el de Canal Sur pueden servir de referente, también, de lo que uno viene haciendo, ¿verdad?
Claro. Por muchas razones es importante este reconocimiento, por el festival que es, por lo que me ha apoyado Canal Sur para poder hacer mis películas… También soy productor, y sé lo difícil que es producir. Por muchas razones este premio es muy especial… y por ser en mi tierra. Pero realmente el mayor premio que tenemos los cineastas, tal y como yo lo veo, es poder seguir rodando. Para mí el premio es seguir haciendo películas. Y para poder hacer la siguiente hace falta que el público esté ahí, que las instituciones te apoyen… El mejor premio, el grande de verdad, el que a mí me gustaría recibir, que no lo conseguiré nunca, es el Goya de Honor. Cada año están los Goya a la Mejor Película, al Mejor Director… pero todos esos son efímeros, pasan. Pero el Goya de Honor supone el haber estado ahí durante 40 o 50 años haciendo películas. Hay gente que no lo ha recibido, pero que también ha estado. Eso es lo importante, el estar siempre ahí. Un premio es importante, pero es un vasito de agua, algo temporal, que hay que disfrutar y agradecer muchísimo. Pero nada más. Lo fundamental es estar ahí, seguir haciendo cine. Seguir viviendo y seguir disfrutando de hacerlo.
¿El vértigo que supone hacer una película nueva no desaparece nunca?
No. Sobre todo si quieres seguir ahí. Lo primero porque uno nunca es siempre el mismo. Segundo porque las circunstancias evolucionan, cambian, porque hacer una buena película es casi un milagro. Estás a punto siempre de equivocarte, y te equivocas. De hecho, en el montaje corriges las posibles equivocaciones que has tenido. Pero todo eso es apasionante, te mantiene vivo. Equivocarte siempre está ahí. Todos lo sabemos. En la vida social, en la política… en cualquier momento podemos cometer un error. Y no pasa nada. Lo bueno que tiene el cine es que es ficción. No somos cirujanos que si nos equivocamos podemos matar a alguien. Sólo hacemos ficciones, sólo hacemos imaginación. Construimos una pequeña leyenda audiovisual, con lo cual podemos tener el lujo de equivocarnos. Trato de tener ese espíritu, de tener el derecho a equivocarme. Los seres humanos aprendemos desde el error, no del éxito.
Pero para aprender del error hay que tener una gran capacidad para aceptar que puede existir esa posibilidad, saber aguantar las críticas…
Claro. Pero es que al final los seres humanos siempre, en algún momento, vamos a fracasar. Siempre en algún momento vamos a frustrarnos. Evitar la frustración, evitar el desamor, evitar lo negativo es una huida hacia delante, y no vas a ningún lado. En algún momento la vida nos va a pillar. Como decimos los andaluces, “si no te la dan a la entrá te la dan a la salía”.
Tu próxima película, La hija, se rueda en Jaén, nuevamente trabajas en Andalucía. ¿Puedes adelantar algo sobre ella?
Es una película rodada íntegramente en Jaén, donde los protagonistas son Javier Gutiérrez y Patricia López Arnáiz, y una chica joven de 14 años que es desconocida aún y cuyo nombre mantenemos por ahora en secreto, para protegerla, porque es menor. Y es una película muy especial, muy personal. Es una historia que casi ocurre por completo en la sierra, con algunas escenas que se ruedan en Jaén capital. Es una pareja que no puede tener hijos. Ha perdido el único que ha tenido y no ha podido tener más. Y llega un momento en que llega a un pacto con una chica adolescente que viene de un centro de menores, que se ha quedado embarazada, para quedarse con su hija. Y a partir de ahí ocurre toda la historia.
Fotografía de portada de Patricia del Zapatero.