Tanto su película, Ama, coguionizada con Nuria Dunjó, como la interpretación de su protagonista, Tamara Casellas, en el papel de Pepa, cautivaron a los asistentes del 24 Festival de Cine de Málaga. La obra de Júlia de Paz es una desmitificación de la maternidad, un drama social de gran actualidad.
Ama tiene su origen en un corto que hiciste como trabajo de Fin de Grado para la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña). Pero ¿cómo y por qué surgió la idea de crear esta historia?
Teníamos que hacer ese trabajo de Fin de Carrera y me reuní con Nuria Dunjó, que es la guionista, y buscamos el tema sobre el que nos apetecía hablar. Intentamos hacer algo sobre aquello que nos preocupa. Y ahí había unos conceptos que nos removían a las dos, como el arrepentimiento y el abandono. Empezamos a escribir un diario cada una reflexionando sobre esos temas y me encontré con un libro que se llama Madres arrepentidas, de Orna Donath, que hablaba de mujeres que se arrepienten de la maternidad. Y a partir de ahí empezamos a hablar con nuestras mamás y otras mamás y nos dimos cuenta que dentro de la maternidad, incluso desde el punto de vista de los hijos, tanto el arrepentimiento como el abandono estaban muy presentes. A partir de aquí empezamos a construir el personaje de Pepa, una mujer que se ve forzada a enfrentarse a la maternidad sola, sin recursos ni apoyos ni una red a la que agarrarse.
La película es un drama social sobre un tema de mucha actualidad pero a la vez atemporal. Es un tema trascendente históricamente pero que no ha salido a la luz como debiera. Siempre ha habido madres arrepentidas, ¿verdad?
Sí. También he hablado con mi abuela de esto y me he dado cuenta de que es algo que viene de muy atrás. El problema está en que nos han puesto una maternidad irreal. Al encontrarte con otra maternidad que no esperas, que es más dura de lo que te habían pintado, más difícil de lo que creías, es normal que te entre este sentimiento de arrepentirte; de no saber si has hecho bien.
La trama se bifurca entre la responsabilidad asumida por Pepa y la falta de apoyos que tiene de la sociedad, desde su propia madre hasta su jefe, su pareja…
Sí, claro. Hay muchas mujeres que afrontan la maternidad solas. Hay muchas madres que no tienen recursos, a las que no se les permite tener un espacio donde pedir ayuda, y ni tampoco se les concede. Hay muchas Pepas que tienen voz pero están silenciadas.
Los personajes de Pepa (Tamara Casellas) y su hija Leila (Leire Marin) transmiten mucha complicidad. ¿Cómo ha sido acoplar a ambas actrices, una adulta y una niña de seis años?
Meses antes de rodar ya nos centramos en construir un vínculo entre Leire y Tamara. Íbamos a su casa, estábamos con ella y su familia, veíamos películas juntas, dormíamos juntas, para crear ese espacio entre las tres. Y sobre todo entre Pepa y Leila, Tamara y Leira. Queríamos encontrar una manera de comunicación entre ellas y un espacio en el que sólo tuvieran cabida ellas dos. Para lograr esto han sido muy importantes los papás. Nos ayudaron muchísimo y aportaron todo lo que pudieron.
La conversación que Pepa (Tamara Casellas) y su madre (Estefanía de los Santos) mantienen en un momento de la película es de gran trascendencia, donde ambas se dicen cosas que llevan mucho tiempo escondidas en el fondo de sí mismas. Entiendo que es el punto álgido de la película, como si fuese un momento que guardabas con mucho cuidado como remate perfecto de la película.
Bueno no es que sea el punto de aprendizaje de Pepa, ya que este creo que está en el momento en que intenta abandonar a su hija Leila, metiéndose en el mar y volviendo para buscarla después, pero es un momento muy importante para la protagonista porque es la primera vez que expresa todo lo que ha sentido. Para mí era necesario dejar esa conversación para el final porque es este viaje de esas Pepas que tienen voz pero la tienen silenciada. Ella aquí está reclamando tener voz y que sea escuchada. Es crear un espacio donde pueda expresarse. Para mí era muy importante terminar así. Intento reivindicar que estas Pepas tengan voz, que se las escuche.
Encuentro una gran similitud entre, no sólo los personajes de Pepa y su madre, sino entre las actrices Tamara Casellas y Estefanía de los Santos; tanto físicamente como en la manera de expresarse o en el eco de sus voces. ¿Fue un objetivo que os pusisteis a la hora de hacer el casting?
Yo había ido dos años antes al Festival de Málaga… y, bueno, para mí Estefanía de los Santos es de las mejores actrices que hay aquí. Y fui a saludarla en modo fan (risas). Y le dije que sería un sueño para mí trabajar con ella un día, y me dijo: “pues al lado del mar de Málaga todo sueño se cumple”, y cuando de cara a la película teníamos que buscar a la actriz para el personaje de Rosario, yo tenía muy claro que fuese Estefanía. Era un sueño trabajar con ella y se ha cumplido. Y coincidió que se parecía mucho a Tami, y ensayando era algo espectacular. Construyeron una realidad muy positiva. Fue una mezcla entre lo que buscábamos y la magia. Y en Estefanía, que cree mucho en la magia, hay mucho de mágico. Fue muy fuerte. (Risas).
Estás con tu próximo proyecto, llamado Harta. ¿Nos puedes decir algo sobre él?
El corto lo terminé hace una semana y vamos a empezar lo antes posible con la distribución. Toca el tema de la violencia machista. La idea es empezar a escribir un largometraje a raíz de este cortometraje. Y a ver qué pasa. (Risas).
Fotografía de portada de Melisa Ramírez.