Ayer viernes fue estrenada la segunda película de Gonzalo Bendala, Cuando los ángeles duermen. Como recientemente se ha comentado en Gatrópolis, se trata de un thriller intenso que no dejará indiferente al espectador. Con motivo de ello, hemos tenido la satisfacción de conversar con parte de su reparto, la de los protagonistas principales; ni más menos que dos premios Goya, Javier Villagrán y Marian Álvarez, y una joven actriz, Ester Expósito, que se presenta con suma eficacia con un potente papel.
¿Cómo recalásteis en este proyecto?
Marian Álvarez: Yo, fácil. Me mandaron el guion, me propusieron el personaje, lo leí y tuve que aceptar. Me atrapó desde el principio. Mi personaje es mucho más pequeño obviamente, y no tuve que pasar por el filtro del casting, como fue el caso de ellos.
Ester Expósito: Haciendo casting, hice tres pruebas. Al principio me llegaron unas separatas, y ya me gustó un montón la idea de interpretar a una adolescente rebelde, que no se anda con tonterías. Y ya después de los tres castings, que se hicieron en bastante tiempo, me eligieron. Pero también pasé nervios de decir: “¡ay, que me digan ya si me van a coger!”. Después de esto, cuando supe que me habían cogido, el guion me flipó, además me encantan los thrillers. Y lo cogí con muchas ganas y con mucha ilusión, porque también era mi primera película, con un papel con mucho peso, y era un reto para mí.
Julián Villagrán: Yo, igual. Tuve que hacer dos castings. Lo tuve claro desde el principio, me encantó el guion, y también me apetecía salir de toda la zona de confort en la que me encontraba de hacer durante los últimos años solo comedia. Supone un reto, algo muy difícil, estar con el nivel físico y de carga emocional que requiere la historia. Y son las películas que más me gustan.
Como acabáis de comentar, los personajes de Silvia (Ester Expósito) y de Germán (Julián Villagrán), tienen una fuerte carga emocional, pero también muy física, ¿cómo fue la preparación?
Ester Expósito: Sobre la parte física, antes del rodaje no hice ningún ejercicio en especial, porque bueno, también estoy en la edad… Ahora me lo puedo permitir… [riendo].
Marian Álvarez: ¡Me encanta! [carcajadas].
Ester Expósito: Todo fue preparar la interpretación, eso fue lo que costó más. Era lo más difícil realmente, psicológicamente es más cansado que las carreras. Para ello me preparé, hice un coaching con Juan Codina, unas semanas antes de empezar los ensayos con el director y con él (con Julián). Luego nosotros tuvimos nuestros ensayos de todas las escenas, hablando sobre todo, y también preparamos un poco las coreografías de las peleas.
Julián Villagrán: Yo no lo recuerdo mucho, pero creo que entrené algo. Y luego durante el rodaje, también para prepararme para la situación. Fue un rodaje de cinco semanas, todo nocturno, que terminábamos de rodar a las 7 de la mañana. Y si estás cansado a esa hora te duermes, y para aguantar la tensión y mantenerme activo, hacía cosas físicas, correr, flexiones y tal… Y después improvisaciones antes de las escenas, para que en cuanto dijeran acción, estuviera en condiciones. La verdad es que ha sido un trabajo muy duro, pero creo que también muy gustoso porque la historia lo merecía, y también la energía que se generó en el equipo fue muy bonita. Todo el mundo estaba muerto con la peli, y así siempre se disfruta más.
¿Cómo ha sido trabajar con Gonzalo Bendala?
Marian Álvarez: Bien, muy fácil el papel. Yo es que me he llevado la parte más tranquila de la película. No puedo hablar de dolor, de sufrimiento…
Julián Villagrán: No digas eso, porque es mentira, tía.
Marian Álvarez: A ver, físicamente…
Julián Villagrán: Eso te quería decir.
Marian Álvarez: Cinco semanas, de noche… Y yo entraba en una casa estupenda con su piscina, de día… Era un sitio más cómodo, no estaba en medio del campo. Eso también lo facilita todo. El personaje tenía su complicación porque me paso casi toda la película hablando por teléfono. Al otro lado a veces Julián intentaba darme la réplica, fue muy generoso. Porque con todo lo que tenía, que me replicara… Pero había veces que no podía ser y hablar con nadie no es fácil. Se trataba de intentar crear una relación en la distancia como es este matrimonio, que nunca se ve en la película, pero tiene un peso muy grande. Sin esta relación, quizás no existiría. Mi personaje es un poco catalizador de lo que le pasa a Germán. Todo eso era complicado, pero al final Gonzalo, que como director tiene que dar homogeneidad a todo, porque mi parte parece una peli dentro de la peli, es una cosa muy diferente. Él lo tenía muy claro, y yo sentía que confiaba en mí. Cuando un director confía en ti todo se facilita, te deja tu espacio, proponer… Y luego tener muy claro que tiene que dar homogeneidad. Yo la verdad es que lo disfruté mucho, ni un moratón, ni un rasguño ni nada… [riendo].
Ester Expósito: Pero con Gonzalo, bien de todas las maneras. Aunque nosotros tuviéramos tanta tralla, realmente con él se hacía fácil porque tenía mucha paciencia, era muy tranquilo. Nos transmitía esa calma que nos faltaba un poco con tanta locura.
Julián Villagrán: También nos ha dejado, en mi caso por lo menos, proponer muchas cosas. Él tiene muy claro el guion, todo lo que va a pasar, pero luego a la hora de añadir cosas y hacerlo a mí manera, hacer mío el personaje, me dejó muy contento.
Estamos ante el debut cinematográfico de Ester Expósito, que además te estrenas con un papel muy importante dentro de la historia, y con una actuación muy potente, ¿cómo has vivido esta experiencia? ¿Qué te llevas de ella?
Ester Expósito: Todo. Para mí era un reto al principio, por lo que te he comentado, era mucho peso, pero por eso me gustaba. Porque era un reto y porque sabía que iba a aprender un montón, que me iba a llevar mucha experiencia de esto. ¿Qué he sacado? Vivir lo que es un rodaje tanto tiempo, en condiciones tan duras… Que dudo que vaya a tener un rodaje tan duro en mucho tiempo. A conocer tanto a un personaje; creo que pocas veces había llegado tan a fondo en uno. A interpretar con él (con Julián), que siempre lo digo, es de lo que más he aprendido, de tenerle delante y de todo lo que me daba en escena, que me lo ponía facilísimo. Y de verle a él.
Gonzalo ha comentado que con esta película no ha querido mandar ningún mensaje en concreto, pero es evidente que hay cierta crítica o cierta advertencia a lo que te puede pasar cuando cometes determinadas irresponsabilidades. Lo vemos en el personaje de Germán que conduce en las condiciones menos óptimas, y también en Silvia con su forma de divertirse, ¿creéis que esta película puede ayudar a concienciar de esos peligros tan habituales?
Julián Villagrán: Creo que algo influirá viendo lo que te puede pasar si te quedas dormido al volante (riendo). Yo creo también que el conflicto que tendrá el espectador con esta película es más por lo que pasa al final. El espectador va a acompañar a los actos que hacen los personajes hasta el final, los va a entender, pero como es tan brutal lo que ocurre y tan radical, el estar a favor de hacer algo tan fuerte, le va a crear un conflicto. O le va a generar un debate.
En relación con toda esa cadena de fatalidades por las que van pasando los personajes, ¿cuánto pensáis que hay de azar, de destino, en lo que les ocurre? Porque cada decisión parece que les lleva a otra peor…
Marian Álvarez: Es muy buena pregunta. Pero yo no creo que sea tanto el azar, en este caso. El azar es como jugar con un tablero. Es colocar a una persona que se está durmiendo, cuando dos chicas están en la carretera. Eso es un poco azaroso. Pero lo demás son las decisiones equivocadas que van tomando ellos. El azar es que hay un tablero expuesto, y el jugar empieza. Pero al final todos somos responsables de lo que hacemos.
Julián Villagrán: Yo creo que son más la ineptitud y las malas decisiones que toma mi personaje.
Marian Álvarez: En realidad todos toman malas decisiones.
Julián Villagrán: Ya, pero el que peor las toma soy yo [riendo].
Marian Álvarez: El más torpe es Germán.
Ester Expósito: Pero yo también tomo malas decisiones.
Marian Álvarez: Puedes tomar malas decisiones por no escuchar o no hablar las cosas…
Ester Expósito: O de querer irme, enfrentarme contra ti (con el personaje de Germán), en vez de irme a otro lado… Pero eso lo que hace que termine pasando lo que pasa.
A Gonzalo le hemos preguntado por el papel que tiene la hija de los personajes de Germán y Sandra, que es como el ángel de la guarda. Él nos ha dicho que es el leitmotiv, ¿qué vínculo se establece con algo tan importante y tan vital como es la niña, que al final es lo que hace que él quiera llegar a casa a costa de su seguridad?
Marian Álvarez: Ensayamos bastante antes, porque había que crear esta familia antes de la película. Entonces los ensayos estaban enfocados a crear las relaciones entre ellos. La verdad es que la niña desde los ensayos fue una crack, súper cercana… Esto lo voy a decir mucho, pero es que tiene una madre súper guay, que es actriz, y entendía mucho y ayudaba un montón. A veces trabajar con niños es muy difícil, y estamos muy volcados en ellos, porque al final un rodaje es un trabajo y es muy aburrido muchas veces, son muchas horas, y los niños se terminan cansando. Es cierto que Gonzalo la ha llevado muy bien, estaba muy arropadita en el rodaje, y ella es maravillosa. Pero de toda la película, el personaje que más sentido común tiene es la niña. Es la única que piensa que igual le ha pasado algo. Hasta ese momento mi personaje está tan cabreada por la situación, que en ningún momento piensa eso. Y ahí es cuando da un giro la película en todo.