El cineasta ilicitano Chema García Ibarra ha pasado por el Festival de Sevilla para presentar su ópera prima, Espíritu Sagrado. Ha sido una de las sensaciones de la 18 edición del certamen. Nos ofrece una historia, con cierto toque costumbrista, en la que la ufología, las tradiciones y la desaparición de una niña se entremezclan para darnos una película divertida y diferente. Para ello se ha rodeado de personas de Carrús, su barrio natal, que ejercen de actores para esta buena causa. Entre ellos encontramos a Nacho Fernández, que se estrena en la interpretación, dando vida a su protagonista, José Manuel. Ambos han visitado la capital hispalense, y hemos podido hablar con ellos.
Tras pasar por el Festival de Locarno, presentas Espíritu Sagrado, tu primer largometraje, en el Festival de Cine de Sevilla, donde la película está teniendo una gran aceptación, ¿cómo te sientes?
Chema G. I.: Es la presentación en España de la película, y estamos muy contentos de que sea en este festival que nos gusta mucho. Lo estoy viviendo con emoción creciente, no estaba nada nervioso; ahora no estoy nervioso, pero estoy un poco más que cuando no estaba nada nervioso (risas).
Nacho Fernández: Yo estoy como tú, pero un poquito más arriba. Estaba muy bien y ahora estoy atacado.
La historia que se cuenta en Espíritu Sagrado es muy original. Por un lado nos encontramos la trama de una niña que ha desaparecido, y por otro lado está la trama de su tío que pertenece a una asociación de ufólogos que espera la venida a la Tierra de un ser superior, ¿cómo surge esta historia?
Chema G. I.: Surge primero de intención estructural, de hacer una cosa con varias tramas que se entremezclan, hay una intención incluso de thriller. Intención de guión de Sospechosos habituales, muchos personajes que te dan información, y luego te va cambiando la percepción. Un poco como ejercicio para mí, si era posible escribir algo así. Almaceno un montón de ideas pequeñas, las guardo, me olvido de ellas, y luego al cabo de unos años las retomo. Puede que esté haciendo algo y las pueda incluir ahí. Me interesaba mucho un grupo de aficionados a la parapsicología real que conocí, que tenían un entusiasmo, que consideré muy bello, hacia lo paranormal. Me interesaba también el personaje de ser hermana gemela de una niña que ha desaparecido, y que en vez de enseñar una foto, te enseñen a ti. Es una idea terrible, pero divertida (risas). Quería combinar ese tipo de cosas, y trabajo a partir de esa combinación. Y al cabo de los años surgió esta película.
Espíritu Sagrado comienza con esa desaparición, con la madre y la hermana hablando con los periodistas, pero no se ve un drama como cabría esperar de esa situación. Es tratado con mucha naturalidad, como si fuera algo normal, e incluso tiene cierto punto cómico.
Chema G. I.: Es una película divertida, pero ¿es una comedia? Probablemente no sea una comedia. Me gusta la idea de que la estás viendo, es divertida, pasa un tiempo de verla y dices, “¿y la película aquella de terror que vi la semana pasada?”. Porque en realidad es una película complicada.
Esta es tu primera película como actor, ¿cómo te llega el papel?
Nacho Fernández: A mí me llega a través de un whatsapp, de un grupo de amigos (risas). Enviaron la información de los distintos perfiles que buscaban para trabajar en la película, y lo vi. Nunca en mi vida se me había pasado por la cabeza, ni presentarme a nada, pero lo vi y dije, “voy a echarlo, y si es para estar un día o dos, eso que me llevo”. Mandé el vídeo, a Chema le gustó, contactó conmigo, y yo seguía pensando que era para un secundario, para hacer cualquier cosita. Pero me llamaron al tiempo y me dijeron que tenía la prueba con la niña que iba a salir, para saber si dábamos bien en pantalla. Fue entonces cuando pregunté ya, “pero bueno, ¿y qué papel es?”. Y me dijeron que era para el protagonista. Les dije, “¡pero no me digas!” (risas). No sabía cómo iba a hacer eso. Al final me calmé, fui a ver a Chema ese día, me leyó el guión, me dio a elegir entre lo que sabía exclusivamente mi personaje o todo completo. Y elegí lo que sabía mi personaje, porque pensé que sería más fácil. Sin saber si era bueno, si era malo, el final no te condiciona la historia. Le pedí el guión, me lo leí, me preguntó, “¿hacemos la película?”. Y le dije, “¡hacemos la película!”.
No tenías inquietudes previas por la interpretación, ¿cómo ha sido esta primera experiencia? ¿Cómo ha sido el preparar el personaje?
Nacho Fernández: Para mí ha sido muy natural y muy cómodo. Sin saber que me podía sentir así, me he sentido muy cómodo haciéndolo. Tuve mis dudas de qué pasaría la primera vez que me pusiera delante las cámaras, pero qué va. Ha sido una experiencia bonita para mí. Me ha encantado.
La niña que interpreta a Verónica (Llum Arques) es maravillosa, ¿cómo ha sido trabajar con ella?
Chema G. I.: Con los niños hay un profesional especializado en tratar con ellos en un rodaje. Tuvimos a la mejor de España, que ya había estado con las niñas de Verano 1993, que se llama Laia Ricart. La interpretación final que ves de un niño en una película es en gran parte responsabilidad del propio niño, mucha responsabilidad de ese coach, cierta responsabilidad del director, bastante responsabilidad del montador y bastante del editor de sonido. Todas esas personas hacen la interpretación final del niño. Si un niño tiene que estar triste, sería terrible provocarle una tristeza real. Entonces es algo muy mecánico. ¿Qué es estar triste? ¿Cómo se ponen los ojos, y la boca? Hacemos así, y miramos para abajo… Llum lo que tiene es que es un amor, es listísima, todo el mundo la ama… No he conocido nunca a un niño como ella. Cuando estuve haciendo el casting con ella, estaba muy preocupada porque si la cogía iba a perder días en el colegio, y le encanta ir al colegio (risas). Es una cosa increíble.
Tú interpretas a su tío José Manuel. En tu caso, ¿cómo ha sido tu relación con ella?
Nacho Fernández: Muy bien, nos llevamos muy bien. Es una chiquilla que fuera de cámaras, aparte de que tiene un desparpajo que no te puedes creer, se hace querer. Siempre te viene con alguna chorradita, y la alegría que tiene te la contagia. En cámara es muy natural, se comporta bien, hacía lo que Laia le decía; hace más fácil tu trabajo.
Espíritu Sagrado se ha rodado en Carrús, en Elche, en tu tierra. Nos ofrece un retrato costumbrista. Además cuentas con vecinos del pueblo para “interpretar” a los personajes que aparecen. Este es uno de los factores que hacen que la película sea tan fresca y divertida, ¿qué tal ha sido el trabajo en el rodaje?
Chema G. I.: Tuvimos complicaciones logísticas, porque no es un lugar donde está la industria del cine, y cuando tenías que pedir a proveedores, hay que pedirlo a un sitio que está a 400 kms. En Madrid lo tienes en el mismo día y en Elche al día siguiente, pero no pasa nada porque al final se arregla. Pero la ciudad se volcó con el rodaje, todo el mundo estaba encantado, los del barrio estaban ilusionados. Incluso cuando hubo que quitar coches de en medio, la gente lo entendió. Muchísima gente de la ciudad sale como figurante. A los productores les dije que el gasto que se tenía que hacer, que lo intentáramos centralizar en la ciudad. Contratamos a mucha gente para la película. Y eso para mí era muy importante. No sólo la ciudad, sino concretamente el barrio de Carrús recibió muy bien el rodaje.
Tus cortometrajes anteriores pertenecen a la ciencia ficción. En este caso, Espíritu Sagrado sigue esa línea, ¿cuál es vuestra relación con este género?
Nacho Fernández: Mandé el vídeo porque pedían a gente a la que le gustara lo desconocido, el misterio, el tema de los ovnis… Y a mí siempre me ha gustado leer sobre esas cosas. No pertenezco a ninguna asociación, pero sí me interesa saber sobre el tema.
Chema G. I.: A mí me interesan los libros y películas que hablen de elementos que están en nuestra realidad y tienen que ver con la ciencia ficción. Los avistamientos que ve la gente, las apariciones de la virgen, las sesiones de espiritismo también los considero lo mismo… Todo ese mundo de lo paranormal metido en la realidad me interesa mucho. El fenómeno en sí no me interesa, pero sí quién lo ve. ¿A qué se dedica?, ¿qué estaba haciendo cuando lo vio?, ¿le creyeron, no le creyeron?, ¿lo contó enseguida? Esas son las cosas que me atraen.
Fotografía de portada de Andrea del Zapatero.