En el mes de abril, con motivo de la celebración de la segunda edición del festival Sevilla Ficción, tuvimos la oportunidad de presentar a los asistentes el nuevo trabajo de Alfonso Cortés-Cavanillas. Se trata de la película Sordo, basada en el cómic de David Muñoz y Rayco Pulido, y protagonizada por Asier Etxeandia. Entonces acababa de finalizar su rodaje y estaba en plena edición de la cinta, por lo que nos estuvo contando aspectos de su desarrollo, sus actores, la experiencia vivida en este proyecto, etc. Para todo aquel que no pudo presenciar esta charla, os la hemos transcrito en esta entrevista. Desde estas líneas hay que decir, o recomendar más bien a todo el mundo, que no se pierda nadie este largometraje, porque promete cine clásico del bueno.
En 2012 estrenaste Los días no vividos; en 2015, el documental sobre el chef Dani García; y este 2018 llega a los cines tu tercer proyecto como director, Sordo, adaptación del cómic del mismo nombre, obra de David Muñoz y Rayco Pulido, ¿cuáles son tus sensaciones respecto a esta cinta?
Trabajé en deportes de Canal+ hace muchos años, y con el tiempo quería hacer cine y cosas relacionadas con la ficción. Me fui de allí, y monté una productora que se llama La Caña Brothers. Con ella hemos hecho los dos largos, y tres en colaboración con otra, Visual Comunicación. En 2011 me compré este cómic, aunque ahora se va a volver a editar. Y yo sabía que quería hacer esta película, pero necesitábamos hacer otra antes, para saber si podíamos llegar a eso, que éramos capaces de salir de deportes y hacer ficción. Con eso hicimos los días no vividos, y los pasos han sido hasta llegar a esto. Ahora estamos haciendo una serie. Y en el camino estamos. Respondiendo a la pregunta ¿qué sensación me queda? La de un objetivo y un sueño cumplidos, porque hace siete años ya que yo estaba buscando hacer esta película. Por lo que todos los procesos que he hecho han sido para llegar a Sordo.
¿Qué nos puedes contar sobre esta historia?
Esto es una historia que se inventaron David Muñoz y Rayco Pulido, en la que ellos ya planteaban una situación de tres personajes. Anselmo, que es el que se queda sordo, protagonizado por Asier Etxeandia; Vicente, que lo interpreta Hugo Silva; y Rosa, en el papel que interpreta Marián Álvarez. Todo lo basaban en esos tres personajes. Ya tenía un aspecto de western, del cual yo soy muy fan desde siempre. Yo quería algo que me llevara a hacer un western en España, pero que estuviera justificado. Entonces, el planteamiento que hicimos, un poco basado en Dos hombres y un destino y en Acorralado, de Stallone. Necesitábamos elementos que persiguieran a esa persona, que creo que lo chulo de aquí es que haya un tío que no sepa de dónde le llueven las balas, dónde están las personas, si las tiene detrás… Le creamos unos personajes que son el capitán Bosch, que interpreta Aitor Luna, y una francotiradora soviética, que está basado en el personaje real. Ella es Daria, el personaje que hace Olimpia Melinte. Y ambos le darían caza. Generar unos elementos para que le vayan buscando y pasando diferentes pruebas.
Principalmente es una película con mucha acción. Con acción muy larga, por cierto; no creo que haya muchas películas españolas con tanta acción tan seguida. Tenemos 12 minutos de acción continuada en un momento dado. Tiene mucha tensión; es una caza. Es una película con personajes buenos, malos, amistad, amor… Valores más o menos clásicos.
En su reparto encontramos a Asier Etxeandia, Hugo Silva, Imanol Arias, Antonio Dechent, Marián Alvárez, Ruth Díaz o a Aitor Luna, entre otros, ¿cómo fue el proceso de selección del elenco del film? ¿Había una idea clara desde el principio?
Asier era claro desde el momento uno. Lo conozco desde Los días no vividos y generamos una relación muy guay. Nos llevamos muy bien y somos muy amigos. Él era Anselmo visualmente, y para mí Asier es el mejor actor que hay. Hugo Silva y Aitor Luna son muy amigos de Asier, como hermanos. Sabía que eran buenos actores, que lo podían hacer, y también era para rodearle a él. Porque iba a hacer una interpretación que, probablemente, sea la más complicada que ha hecho hasta ahora.
Y el resto fue surgiendo. Imanol es maravilloso, grabar con él ha sido una gozada increíble. Rodaría con él todas las películas, me parece alucinante lo que ha hecho. Fuimos haciendo proceso de casting, viendo diferentes opciones, y ya está. Con el tema de Olimpia, en principio en el guion era un francotirador, y lo fuimos cambiando conforme lo hacíamos. A ella nos la enseñó la productora, porque había hecho una película que se llama Caníbal. Hacía un papelón, la vimos, y sabíamos que era ella. Lo teníamos clarísimo.
Sordo, como ya hemos dicho está protagonizada por Anselmo, interpretado por Asier Etxeandia, uno de los actores más importantes del cine español actual, como bien has apuntado. ¿Cómo ha sido volver a trabajar junto a él? ¿Y qué crees que ha aportado al proyecto?
Currar con Asier está siempre bien, tenemos mucha amistad y trabajamos mucho juntos. Él se iba a poner en la piel de un personaje muy diferente a lo que está habituado a hacer. Es un fiera, un intérprete brutal, pero tenía mucho, mucho trabajo físico. Tiene mucha acción, muchas de las escenas las ha grabado él, sin especialista. Y eso le inquietaba un poco más, por lo que tuvimos que hacer un trabajo de colegueo, para poder llevarlo a un terreno que no manejaba tan bien. Pero en principio ha sido fantástico, con Asier siempre lo es.
La película la rodamos en Cantabria, en Reinosa. Una zona donde yo ya había hecho un cortometraje con Ruth Díaz y donde grabé el teaser que hice para vender la película. Y lo que hicimos fue meter a todos los actores en una casa rural, en la que había un cocinero de allí; ahora son súper colegas todos. Ellos se movían a su antojo, estaban como en casa, y esto les dio una unión brutal que hizo que el rodaje fuera comodísimo.
Además de dirigir esta película, también has escrito su guion y actualmente estás realizando su edición. Al estar tan presente en distintas áreas de un mismo film se tiene un control más grande sobre el resultado final, pero ¿compensa tanta responsabilidad o disfrutas de todo estos procesos?
A mí me gusta. Soy editor, principalmente. En Canal+, en deportes, los realizadores montaban, por lo que llevo montando mil millones de años. El documental de Dani García lo monté yo; Los días no vivimos, también. En la próxima haré un proceso de no montarla yo, no por un tema de tiempo ni de responsabilidad. Scorsese hace una cosa. Su montadora de siempre nunca puede ir al rodaje, ella se mete en el proceso de edición, y le enseña cuando tiene cosas hechas, con lo cual a él le va a dar cosas nuevas que no esperaba. Yo ya sé por qué he hecho esto, dónde voy… Y tengo menos sorpresas. Luego hay una cosa, y es que yo nunca había montado acción. Y la acción tiene mucha variación. Llevo la mitad de tiempo montando las escenas de acción, que llevo en el resto de la película, y ya llevo una hora y media montada. Mueves piezas, cambias un disparo, donde da, y lo puedes poner en sitios diferentes, que te da cosas distintas. Es un proceso más complicado, que me ha dado motivación, es guay, aprendo, que es de lo que se trata. Pero me ha llevado a un proceso de sufrimiento (riendo). Pero bien, estoy muy contento con eso.
El rodaje de Sordo se ha extendido desde octubre de 2017 hasta hace pocos días [recordamos que el acto tuvo lugar el 28 de abril de 2018], pasando por localizaciones en Cantabria y Madrid, ¿cómo ha sido esta etapa del proyecto?
En Cantabria ha sido muy guay, hemos estado dos meses. Aunque de rodaje realmente han sido cinco semanas, pero estuvimos localizando antes y haciendo ensayos. El equipo, dirección de fotografía, jefe de producción, el otro guionista y yo, estaba en un refugio de montaña. Aislado absolutamente, que estaba bien, porque de camino te atacaban los ciervos, los caballos, los jabalíes, los lobos… Te lo juro, vimos de todo. No parábamos de trabajar, pero es divertidísimo. Rodando me lo paso… No tengo fin.
Lo dividimos en dos, porque había una parte que era con nieve, y tuvimos que esperar a que llegase. La parte de Madrid eran cosas de plató que necesitan grafismo y ciertas cosas de postproducción que teníamos que rodar allí. Yo estaría rodando toda la vida sin problema. No me canso nunca.
Tras finalizar su edición viene otro proceso complicado como el de situar la película de cara a su estreno, por ejemplo en festivales, ¿cuáles son vuestras intenciones?
La película la distribuye Filmax, nos ha tocado el premio. Comienza haciendo un proceso de venta internacional, que pasa por varios festivales antes de que se estrene para que cuando llegue ese día ya haya sonado. Los festivales realmente son para vender. Presentas tu película, los premios están bien, pero lo que interesa es que eso se mueva. Es al lugar al que van todas las distribuidoras de todos los países del mundo a comprar. Ven todo el catálogo que hay, y se ponen a comprar. Y en ese proceso estamos. San Sebastián es el principal festival que estamos buscando antes del estreno. Intentaremos entrar en la sección oficial, si no en algún otro espacio. Y ya luego, el estreno para que nos acompañe la repercusión que consigamos allí.
Ahora que ya vas viendo el resultado de la película, ¿hasta qué punto se han superado las expectativas que se tenían en un comienzo?
Sobre todo es que cambia. Nosotros somos un poco anárquicos como productora, no somos una productora al uso. Nos permite hacer esta película, que la hemos hecho a pulmón, con nuestro dinero, no tenemos ningún tipo de ayuda. Hemos trabajado mucho para poder tenerla, pero tampoco vamos sobrados. Nuestra idea es generar una productora que no solo pueda producirnos a nosotros, sino a más gente. Creemos en ese modelo de negocio de industria de cine, no solo de ayudas. Pensamos que hay que arriesgar el dinero, porque sino las cosas luego no se ven. En esa anarquía nuestra, yo me inventé una escena en mitad del rodaje. Fuimos a ver una localización que todavía no teníamos, era una cantina. Y allí tenía que haber un tiroteo, porque te lo pedía la propia cantina. Y lo hicimos. Teníamos opciones de hacerlo, estaba el equipo de Reyes Abades con un camión lleno de armas y municiones, y pudimos hacer eso. Eso no existía, ni existía en el guion.
Hemos trabajado con un lobo. En Los días no vividos tenía un perro, dije nunca más. Aquí hemos puesto un lobo, y vuelvo a decir nunca más porque es horrible. Te condiciona todo, pero también te da cosas de repente maravillosas. Es un animal, un día se acercó y se puso a oler a todo el rodaje y a frotarse con todos. Según dicen para coger nuestro olor y que sus presas no le huelan. Pero sin esperarlo se generó una escena con Asier que es increíble.
Esta película se enmarca dentro del western, ¿qué ha aportado nuevo al género?
Creo que esto no se ha visto aquí nunca, y no lo digo por hacernos una autoalabanza. Hay cosas que me han quedado fatal y otras que me han quedado mejor. Y pienso que aquí se ha juntado todo. Es muy diferencial, en España nunca se ha visto una película así, porque no es llevarme personajes americanos y hacer un spaghetti western aquí. Necesitaba un momento en el tiempo en el que la gente fuese a caballo y llevara armas, pero aquí le hemos dado más vueltas. El capitán Bosch lleva un Winchester americano, que no es Winchester, sino un Tiburón, que es la réplica que se hizo de él. Y aquí lo tenían los soldados. A él lo hemos vestido de vaquero absolutamente, en un proceso en el que te lo crees. Esto me recuerda, y a lo mejor digo una barbaridad, a lo que era Acción Mutante cuando apareció. No por el género, porque no tiene nada que ver. Sino por la manera de darle una vuelta a lo que se estaba haciendo.
Se dice que dos aspectos muy potentes del film por su calidad son la fotografía y el sonido, ¿éstas de acuerdo con ello? ¿Habría otra faceta que destacarías?
La interpretación en este caso me parece que está muy bien. Ellos cogieron los tiempos del western, yo se los marqué, y lo pillaron muy bien. El sonido marca mucho, es una película con momentos en silencio o sin sonido, en ello está Daniel Rodrigo haciendo la creación de cómo va a ser ese sonido, pero marca total. Lo chulo es que te puedas meter en él. Hay muchas escenas que son en silencio, que la tensión la vas a generar solo. Espero que la gente esté en el cine en silencio absoluto únicamente por la tensión que te genera. Hay una película que se llama Cube, que sacaron una segunda parte. Me acuerdo que la fui a ver al cine, éramos tres allí, literal. Estaba con mis palomitas y ellos tenían que pasar por varias salas, cada una tenía una trampa, y era como un cubo de Rubik. Una de las salas tenía que no hacer ruido, porque sino se activaba la trampa. Y recuerdo que me metí una palomita en la boca y no podía ni tragarla ni masticarla. Esa sensación me pareció brutal. Y mi idea es que eso se genere.
La fotografía que hace Adolfo Cañadas, que es mi socio en La Caña, es la mejor. Es el que mejor compone un plano del mundo. Aquí ha podido desarrollar eso a saco, porque además las localizaciones son increíbles. Otra aspecto que creo que va a ser brutal es la música. Nosotros tenemos una orquesta que hace música de cine, la primera aquí en España, y Carlos Martínez, el compositor, le está dando un punto también a esa sordera. Cómo suena una sordera dentro de la cabeza, y eso va a ser potente. De hecho, el preestreno será con la orquesta en directo, y va a marcar mucho.
¿Qué relación te une con el mundo del cómic?
Soy un fanático del cómic de toda la vida. He comprado cómics de superhéroes siempre, tenía tres armarios llenos. Voy a contar una historia, que mi padre me odiará por hacerlo. Yo tenía un armario lleno de cómics plastificados con colecciones enteras de Alpha Flight, de Patrulla X y demás. Era un fanático de John Byrne; para mí es el mejor. Mi padre me tiró todos esos cómics cuando me emancipé, porque no iba a casa a recogerlos nunca, y ahora me los estoy comprando otra vez. Dejo de ser millonario por su culpa, pero le quiero (risas). Siempre me han gustado. Ya conocía Miedo, de David Muñoz. Y me parece que es una referencia en cuanto al color, a lo visual… Coges ahora un cómic, un género que han evolucionado muchísimo, y el tratamiento del color y de la composición de la imagen es referente. Es lo que ahora se ve en cine.