“La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color…”
Bella y elegante película documental es esta titulada Tierras solares, de la directora Laura Hojman. Una obra de autor producida por Guillermo Rojas, y con la coproducción asimismo de TVE y Sarao Films y la participación de Canal Sur, la Consejería de Cultura y la Fundación SGAE.
Tierras solares, título inspirado en la obra publicada en 1904 por Rubén Darío, donde reúne varios de los artículos que sobre ciudades escribió para el diario bonaerense La Nación, es un homenaje a la poesía y a la figura del poeta nicaragüense; nos acerca a su yo íntimo, y nos lleva a recorrer las localidades andaluzas (Sevilla, Córdoba, Granada, Málaga, Algeciras…) en las que estuvo cuando en 1903, por prescripción médica, abandonó París en busca de la medicina que le devolviera la alegría perdida por sus problemas de salud y su melancolía extrema y enfermiza. La influencia recibida de la literatura oriental le traslada a Andalucía para abrir nuevos caminos en su vida, y ahí conocerá un nuevo mundo.
Imágenes espectaculares (bajo la dirección en fotografía de Jesús Perujo) se combinan con una excelente banda sonora compuesta por Pablo Cervantes y la voz en off del actor Pedro Casablanc, quien recita poemas de Rubén Darío. De manera intercalada, expertos en el nicaragüense nos desgranan con precisión los avatares del conocido como niño prodigio, ciudadano universal, príncipe de las letras castellanas, padre del Modernismo o “el poeta de la primavera”, como su gran admirador, Juan Ramón Jiménez, también le definiera.
En Tierras solares nos acercamos un poco más a ese Rubén Darío modernista, constante buscador de la belleza, eslabón entre lo romántico y lo futurista, melancólico, amigo de los grandes de la literatura española, y a la vez, admirado por ellos, desde Alejandro Sawa, hasta Miguel de Unamuno, pasando por Ramón María del Valle Inclán o los hermanos Machado; Federico García Lorca y Pablo Neruda reivindicaron su figura y su obra, y le confirieron el rango de Poeta Español y Poeta Latinoamericano.
En definitiva, Tierras solares es un trabajo que está a la altura de lo que el espíritu de Rubén Darío, constante buscador de la estética, hubiera demandado.
“…-“Calla, calla, princesa- dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor””.