La última obra de Alfonso Cortés-Cavanillas es de las que hay que ver en la gigantesca pantalla de un cine. Al menos, la primera vez. Su espectacular banda sonora, de Carlos Martín; la bella y sugerente fotografía, de Adolpho Cañadas, con la belleza infinita de los paisajes cántabros de Reinosa… son motivos atrayentes para no perderse Sordo, una película ambientada en los años posteriores a la finalización de la Guerra Civil Española.
Un western en Cantabria
La historia en sí misma, inspirada en un cómic de David Muñoz y Rayco Pulido, que sirvió de base para el guion coescrito por Juan Carlos Díaz y el propio Alfonso Cortés-Cavanillas, es otro argumento de peso para sentarse en una sala de cine y disfrutar de este western español. ¿Existe este género? Si no es así, señoras, señores, pasen y vean cómo se rueda en España una épica historia al puro estilo del far west pero en las embriagadoras tierras de Cantabria.
Porque, efectivamente, Sordo está radicada en, como decimos, la posguerra española, pero esta no es más que la referencia donde se quiere centrar esta historia de soldados del ejército español y de maquis escondidos en los bosques del norte del país que combaten al franquismo dentro de la llamada ‘Operación reconquista’.
Anselmo (Asier Etxeandia) es uno de esos luchadores anónimos. Se queda sordo tras una malograda acción de sabotaje. Desde ese momento se queda atrapado en la incomunicación y aislado en los montes, huyendo del ejército. El implacable Capitán Bosch (Aitor Luna) le persigue sin tregua para darle caza, contando con la ayuda de un perro de presa sin escrúpulos como la mercenaria Darya Sergéevich (Olimpia Melinte).
La factura de Sordo está creada con una enorme similitud con el tradicional western, con guiños a este tales como el Winchester que utiliza el Capitán Bosch, una espectacular persecución a caballo, el vestuario de sus personajes, Anselmo Rojas, el Capitán Bosch o Vicente Roig (Hugo Silva), incluso la puesta en escena, o el comentario que el personaje de Aitor Luna le hace al sargento al que da vida Imanol Arias: “¿Qué se cree que estamos haciendo aquí? Cazar indios, sargento”.
En el reparto están también Marián Álvarez, el mencionado Imanol Arias, Antonio Dechent, Cristóbal Suárez, Manuel de Blas, Ruth Díaz, Roberto Bonacini, Rocío Calvo, Jorge Basanta, Javier Ballesteros, Edu Mayo, Stephanie Gil, Íñigo Echevarría y Jaime Martín. La producción ha sido de La Caña Brothers.
Gatrópolis lo adelantó
En abril del pasado año, con motivo de la celebración de la segunda edición del festival Sevilla Ficción, en Gatrópolis tuvimos la oportunidad de presentar a los asistentes del evento lo que entonces era una película en gestación (acababa de finalizar su rodaje y estaba en plena edición de la cinta). Alfonso Cortés-Cavanillas habló sobre Sordo, y adelantó que «el planteamiento está un poco basado en Dos hombres y un destino y en Acorralado, de Stallone». Y es que en Sordo asistimos a una película de mucha acción, a una cacería humana totalmente desequilibrada. Un grupo de soldados españoles persigue sin tregua a un hombre doblemente aislado, por su soledad y su sordera, que le lleva, esta, a unas situaciones límites de desesperación. Ahí es plausible el papel del sonido, de Daniel Rodrigo, con muchas escenas que son en silencio y una tensión que se va generando a raíz de la angustia de Anselmo. Ello, aliado con la música de Carlos Martín, en ocasiones recordando a grandes y míticos filmes, como Horizontes de Grandeza (The Big Country, 1958), con piezas orquestales, donde la fusión entre la música y los paisajes es perfecta, y en ocasiones reflejando el aislamiento de Anselmo por la sordera. «Cómo suena una sordera dentro de la cabeza, eso va a ser potente», manifestó en su día Alfonso Cortés-Cavanillas.