Marc Riba y Anna Solanas han presentado su nueva obra en la 53 edición del Festival de Sitges. Candela participa en la sección Anima’t Curts, y nos ofrece un retrato duro y realista de la situación que muchas personas viven en nuestro país. Ambos realizadores son figuras esenciales de la animación nacida en Cataluña, realizada en las últimas dos décadas, y esta pieza da buen ejemplo del porqué.
Candela es una señora mayor que vive sola en un edificio abandonado y viejo, en un barrio de la periferia que se encuentra casi en ruinas. Esta es la vida de la entrañable mujer que nos presenta el dúo catalán, pero bien podría ser cualquiera de las cientos de personas que en la actualidad viven sin ninguna compañía y en condiciones poco adecuadas de salubridad.
Riba y Solanas firman un cortometraje entrañable y emotivo, y con una protagonista con la que es imposible no empatizar. Animado por la técnica del stop motion, Candela es un corto de animación orientado a los adultos, y sirve para hacernos recapacitar sobre la realidad que nos rodea. Su historia es cruda y dura a partes iguales, ya que nos acerca la cotidianidad de una anciana que ve pasar sus días entre la soledad y el abandono a los que está sometido su barrio.
Candela puede tener diferentes puntos de vista y de interpretación en lo que a la narrativa del cortometraje se refiere. Pero sus mensajes son directos y claros, y van desde esa soledad (no buscada) a la que muchas personas se ven obligadas a vivir hasta la degradación y dejadez a la que se ven sometidas muchas zonas urbanas por parte de las administraciones. Nos habla sobre el paso del tiempo y la inocencia propia de la infancia. Aunque también pone de manifiesto la solidaridad humana.
Marc Riba y Anna Solanas logran condensar en 11 minutos un puñado de sentimientos e ideas que nos golpean el corazón bien fuerte tras su visionado. Pero a la misma vez es una obra llena de belleza.