Yolanda Morató: “Chaves Nogales tuvo una capacidad casi psicológica para observar la naturaleza humana”
Primera entrega de 'Diarios de la Segunda Guerra Mundial'
Diarios de la Segunda Guerra Mundial. Inéditos (1939-1944) 1. Desde París (El Paseo) es la primera entrega de las crónicas que realizara el periodista y escritor sevillano Manuel Chaves Nogales sobre el conflicto bélico. La obra de Yolanda Morató, publicada por el paseo, es una plausible y meritoria compilación y edición de más de 600 piezas inéditas. Se tiene previsto que cuando concluya el verano vea la luz el segundo tomo, y para finales de año, el tercero.
Antes que nada, enhorabuena por lo valiosa que es tu obra. Queremos felicitarte porque creemos que es un trabajo necesario para ensalzar la figura de Manuel Chaves Nogales. Aunque cada vez se sabe más de él, sigue siendo un gran desconocido. Además, tu trabajo podría servir como manual en la carrera de Periodismo para enseñar cómo se escribe una crónica. Podemos partir de dos vertientes: de su figura como periodista y escritor y del valor histórico y periodístico de tu trabajo.
Gracias. El trabajo es un ejercicio de divulgación filológica. Tiene una parte investigadora, especialmente en la sección final, donde incluyo los lugares de publicación de sus artículos. Fue arduo cotejar qué crónicas se repetían, cuáles se censuraban y dónde aparecían. No quería llenar los textos de notas que pudieran generar rechazo. Buscaba que Chaves llegara a cualquier lector y que quienes quisieran aprender sobre el periodismo de la época pudieran hacerlo. Aunque se le conoce por obras como Belmonte o A sangre y fuego, mi objetivo era ampliar la perspectiva de un escritor, porque a mí me gusta llamarlo escritor, que se movía en distintos géneros, aunque no dejara de ser un periodista porque publicaba todo en medios de información. En ese sentido tenemos al Chaves narrador que nos va contando su día a día, en este caso en el primer volumen en París, que es donde está exiliado, y una parte final donde lo que se hace es reconstruir su vida periodística con sus distintos medios de comunicación y la manera en que su trabajo aparecía en Iberoamérica, tanto en Brasil como en otros países de habla española.
Claro, como dices, es difícil determinar si fue periodista o escritor, porque su estilo no es el habitual en el periodismo.
El problema que tenemos es que las etiquetas siempre se quedan cortas. A veces se pide un texto “no académico”, como si eso significara aburrido o árido. Pero lo que se busca es dinamismo. Chaves Nogales sobresale por su estilo fresco y ágil. El periodismo no es solo datos, y él ofrecía narración. Es un buen escritor, como hay buenos y malos profesores. Los grandes escritores tienen algo que decirnos sin importar la época en que se lean. Eso es algo que a mí me gusta mucho de Chaves Nogales, que tú puedes leer un texto hoy y pensar que podría ser actual.
El título del libro es muy acertado: diarios de guerra, de una ciudad asediada, París, pero también es un diario vital del periodista.
Claro, la elección del título fue expresa, aunque hay quien no lo ha sabido entender. La idea de decir diario y además en plural diarios, es porque él publicaba sus crónicas en distintos diarios y muchos de ellos se llamaban así Diario de Amaña, Diario de Pernambuco. Esa palabra con sus distintas acepciones viene muy bien porque como dices, lo puedes leer como si fuera tu propio diario de escritor, pero también te está contando los acontecimientos, lo que el periodista vive en la calle, pero también son los diarios en los que él publica. Entonces, lo digo muchas veces: si no supiéramos que Chaves Nogales es periodista y nos dieran este libro como si fuera el diario de un escritor, lo leeríamos igual y tendríamos una experiencia igualmente.


Desde temprano, Chaves Nogales vio que Hitler traería la catástrofe
Yolanda Morató
Yo lo he leído así, como una obra sobre su día a día en París.
Y esa era la idea. Me alegra, porque al final, mientras iba recopilando las crónicas y estableciendo ciertos criterios para decidir cómo las iba a agrupar, me di cuenta que no tenía sentido hacerlo de otro modo, es decir, ni por medios de comunicación, ni por periodos históricos, sino en la manera en la que él lo vivió. Cronológicamente y además, siempre conservando el mayor número de crónicas y extensión. Puedes decir que del mismo día hay dos, pero es que ese día salieron esas dos y hay día que salieron tres. Y la cuestión es que ese marco temporal es el que da forma a la época, a lo que tú estás viviendo como lector. Entonces no me sirve decir que esto lo escribí en tal fecha, porque básicamente en la vida de un periodista lo que importa es cuando apareció, no cuando lo escribiste.Cada persona es un mundo, y hay muchas maneras de leer, pero leerlo de principio a fin tiene la ventaja de que te da la experiencia de una vida, no una vida en un año. Un año en el que estalla la Segunda Guerra Mundial.
Lo de Chaves Nogales fue salir de una guerra, la española, y meterse en otra, la Segunda Guerra Mundial.
La Guerra Civil la vivió desde fuera; esta lo hizo desde dentro. Hay una gran diferencia. En París estaba en una ciudad en plena ebullición, que esperaba la llegada de los nazis, pero creía que no iban a llegar. Esa visión es muy distinta a las crónicas de la Guerra Civil, donde él no estaba en España porque estaba en París igualmente y estaba contando lo que otros compañeros o lo que otras agencias le mandaban. No puede ser el mismo tipo de crónica. Sería imposible que tú escribieras igual sobre algo que has vivido o algo que te han contado diferente. De vivir como exiliado a vivir en el lugar en el que ocurren las cosas.
Se nota su capacidad observadora. Desde lo pequeño explica lo grande, como el detalle del Chateaubriand y curiosidades de la vida diaria que pueden parecer banales, pero que poseen un gran valor en el contexto del momento bélico.
Tuvo una capacidad casi psicológica para observar la naturaleza humana. No le interesaba la anécdota por sí misma, sino como reveladora del conjunto. Él observaba la realidad y de esa realidad como el que mira un cuadro, a partir de un detalle sabe explicar el conjunto. Lo que te transmite es el ambiente de la época. Pero hace falta una mirada muy audaz para saber extraer el detalle. Es el gran conjunto explicado a través de lo pequeño. Que es lo que hacen los grandes pintores, los grandes fotógrafos, los grandes cineastas.

No le caía bien Hitler; eso estaba claro, ¿verdad?
(Risas) Yo creo que no le caía bien ni a los nazis. Desde temprano vio que Hitler traería la catástrofe a Europa y lo tiene muy claro conforme va viviendo más tiempo en el exilio. En los volúmenes dos y tres, su lenguaje se vuelve más violento. Este primero es amable en comparación con los otros dos. La violencia verbal hacia los nazis aumenta; cosa explicable si cae una bomba al lado de donde vives.
¿Son crónicas o artículos de opinión? Por la manera de escribirlos, es difícil ser precisos…
Es difícil encasillarlos, sí. Hay parte narrativa, lírica, casi como microrrelatos. Él tenía libertad para contar las cosas como quería, y eso enriquece las piezas. Son casi un género híbrido.
¿Qué ha supuesto para ti este trabajo?
Me considero privilegiada. Me dedico a la docencia y a la investigación, y tengo libertad para elegir mis temas. Si este trabajo me lo hubieran impuesto, sería insufrible. Pero lo elegí y lo disfruto. Los archivos no están bien digitalizados, así que sigo encontrando cosas. Este proyecto alimenta mi curiosidad, que es esencial en la investigación.
¿Y qué has descubierto de novedoso sobre Chaves Nogales?
Llevo más de una década trabajando sobre él. Mi primer trabajo fue en 2011 o 2012. Lo que sí me ha sorprendido es la cantidad de medios en los que publicó. Algunos artículos aparecieron en seis diarios distintos. Eso revela cómo funcionaban las agencias de prensa. El tema del cable transatlántico, por ejemplo, ha generado controversia, pero era real. Las crónicas pasaban en francés y se decodificaban en cada país. Aunque hemos visto muchas películas sobre la Segunda Guerra Mundial, la conocemos poco. Estos relatos ayudan a ver otros aspectos.

Él sabía que el final de la guerra estaba cerca. Murió con la pena de no poder verlo
Yolanda Morató
Chaves Nogales no vio el final de la guerra porque falleció antes. Debió de ser duro perderse algo tan anhelado. ¿Cómo vivió aquello?
A sangre y fuego refleja el primer desengaño que tuvo cuando dejó España. La agonía de Francia es el segundo, cuando se fue de París. En Londres estuvo solo, sin su familia. Fue un Chaves distinto. Él sabía que la guerra iba a terminar. En 1943 se ensayó el desembarco de Normandía en Gales. Él lo vio y sabía que el final estaba cerca. Se murió con la pena de no poder verlo.
Eso transmite más agonía. Ver el final de la guerra y no disfrutarlo, ¿verdad?
Sí. Se muere con esa pena. Se lo dice a su compañero Antonio Soto, un periodista que también está allí exiliado: “Qué pena que no lo voy a poder ver”. De hecho, a él, cuando se pone enfermo, lo trasladan desde allí hasta Londres.